Pues no sé si se lo creerán ustedes, pero esta tarde en el Tastet de la Plaza de Ocata (el Petit Cafè estaba cerrado) he pasado un buen rato, entre patatas bravas y cerveza, con Lluís Clavell, que fue presidente de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino, y Màrius Clavell, catalán compostelano y hombre sabio. Hemos estado discutiendo sobre si el cardenal Cayetano tenía razón en su crítica a la transubstanciación defendida por Santo Tomás. Y ha sido una tarde gloriosa que me ha hecho recordar aquellos versos de Homero Aridjis:
Buenos días a los seres
que son como un país
y ya verlos
es viajar a otra parte
buenos días a los ojos
que al abrirse han leído
el poema visible
buenos días a los labios
que desde el comienzo han dicho
los nombres infinitos
buenos días a las manos
que han tocado las cosas
de la tierra bellísima.
Un poema bellísimo.
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