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martes, 17 de septiembre de 2024

No leo nada

 I

Se ha puesto a lloviznar a eso de las siete de la tarde. He cogido el paraguas y he salido a andar en mangas de camisa, con la intención de volver a casa empapado. Las calles estaban vacías, las aceras cubiertas de las hojas secas de los plátanos, el cielo encapotado, pesado, como si le faltaran fuerzas para mantenerse sujeto a lo alto. He hecho once mil pasos y he vuelto a casa tan a gusto.

II

No leo nada. No tengo ni tiempo ni ganas. Ni tan siquiera un párrafo. Voy un poco de aquí para allá como gallina sin cabeza. Estoy cansado, pero hay cansancios benditos, que te llenan de satisfacción. Las cosas van bien. Nunca habían demostrado los medios tanto interés por una obra mía como la que están mostrando por «Prohibido repetir». Por otra parte este que siento es un cansancio extrañamente tonificante. En las entrevistas creo que encuentro pronto el tono adecuado.

III

Definitivamente, me gustan los periodistas -cada vez más raros- que se han leído el libro sobre el que te entrevistan.

IV

Una cosa muy útil que me enseñó Josep Maria Espinàs: "Lo importante es que a los periodistas les des un titular. Pero dáselo como de pasada, que crean que son ellos los que se han percatado de su contundencia aforística". Funciona casi siempre. En algunos casos -cada vez menos raros- al periodista ya viene a la entrevista con el titular decidido.


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