El hombre me ha retenido en el paseo. Ha sacado su móvil y me ha enseñado un vídeo en el que defiendo la importancia de la lectura. Me ha confesado que no sabía leer. No es que desconociera las letras, sino que las frases le presentaban problemas y se ponía nervioso. Y él quería leer La Biblia. ¿Podía ayudarlo yo?
II
Estoy releyendo el Banquete de Platón porque mañana organizamos un banquete filosófico en la sede de la Editorial Rosamerón. Intervendremos Miquel Seguró, Bernat Torras y un servidor. No sé cuántas veces me habré leído esta obra inmortal. Pero precisamente porque han sido muchas, he comenzado esta relectura sabiendo que en más de un aspecto será una lectura nueva. Y así está siendo. Leer o releer un diálogo de Platón es un ejercicio preparatorio para la siguiente relectura.
III
De repente descubro cerca de mi casa una fachada en blanco, recién pintada, que parece apuntar al azul intenso del cielo y me quedas parado en la acera de enfrente hasta que una mujer que empuja un carro de la compra me pide amablemente que la deje pasar.
IV
En el supermercado esta mañana me ha saludado una mujer de mediana edad a la que he sido incapaz de reconocer. A la tarde, cuando estaba sentado en un banco frente al mar leyendo a Platón, una mujer de una edad similar a la anterior, se ha bajado de la bici, a dicho mi nombre y tampoco la he reconocido. Por lo que me ha dicho fue alumna mía y lee con interés mis artículos en el Ara. Haciendo cálculos, esa mujer que me hablaba con cariño tendría 16 o 17 años cuando fue alumna mía.
Vamos, que se ha convertido en un símbolo del imaginario colectivo de Ocata. De aquí unos años quizás le veamos divagando, con extraños ropajes, como Dolores Bonella ...
ResponderEliminarE(R/S)
"me quedas parado"... me he quedado parado
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