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jueves, 5 de septiembre de 2024

Aproximadamente perfecto

 I

¡Qué rica sabe la amistad! Además, alimenta mucho y no engorda.

II

Escribo lo anterior y me detengo. ¿No engorda? La amistad hispana engorda, y mucho. Nos gusta tanto celebrarla alrededor de una mesa bien surtida, que cuando hay un encuentro sin mesa... sabe a poco.

III

La de veces que escuché ayer: «¿De verdad que no tienes tiempo para una cerveza y un pincho»

IV

Ayer en Zaragoza, todo fueron sorpresas agradables, comenzando por los encuentros esperados y terminando por los no esperados, que te proporcionan alegrías con sabores reconquistados al tiempo. No me cansaré de repetirlo: «Cuando vayas al mercado, no te olvides de volver con un amigo»

V

Esa cara de satisfacción que uno encuentra en la bienvenida del amigo... Nos cruzamos casualmente con ellos un día de nuestro pasado y en aquel cruce, como hemos descubierto más tarde, nos tocó la lotería. Una ciudad no es del todo una ciudad si no hay nadie que se alegre al verte.

VI

¿Quién decía que los amigos son trozos de nuestra alma que tenemos repartidos por el mundo? Sé cómo Benjamin Taylor explicaba su amistad con Philip Roth: «Me hizo sentir que mi mejor yo era mi verdadero yo» Aquí hay también un fenomenal lema pedagógico.

VII

Saul Bellow le escribe a su amigo Allan Bloom: «¿Qué quieres que te diga? Sin ti, fue solo aproximadamente perfecto».

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