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sábado, 4 de mayo de 2024

Jugamos en la niebla

 I
Hemos celebrado en casa el cumpleaños de uno de mis nietos, el pequeño, que ha alcanzado la decena. ¡Dios mío, a qué velocidad crecen los nietos! Nada que ver con la humana velocidad a la que crecían sus padres. A los nietos si los miras fijamente, los ves crecer.

II 

Media hora de radio dan para mucho y en No es un día cualquiera, con Pepa Fernández, dan para más. Me gusta esta mujer, con su voz cadenciosa que sabe dejar la última sílaba de una pregunta en el aire como hacía la Caballé y, sin darte cuenta, ya has caído preso de las sirenas.

III

Ayer por la tarde estuve con un grupo de exalumnos. Fueron alumnos míos cuando estaban en la pubertad y ahora algunos ya son abuelos. Me gusta reencontrarme con ellos y saber qué es de sus vidas, porque las sorpresas pueden ser mayúsculas. La vida está más abierta de lo que sospechábamos, para bien y para mal. Me cuentan de los que ya no están, de los que están muy mal, de los que van bien y de los que van fenomenal. En algunos casos intuí el futuro; en otros, no acerté ni una. 

IV

¿Quién decía que uno no es más que un balón, que recibe patadas de un lado y de otro hasta que alguien un día grita gol?

No puedo recordarlo, pero puedo añadir que jugamos en la niebla y nunca estamos seguros de haber metido gol en la portería adecuada.

1 comentario:

  1. "Hemos celebrado en casa el cumpleaños de uno de mis nietos, el pequeño, que ha alcanzado la decena. ¡Dios mío, a qué velocidad crecen los nietos! Nada que ver con la humana velocidad a la que crecían sus padres. A los nietos si los miras fijamente, los ves crecer."

    Qué verdad este aforismo y qué bella su conclusión.

    (Mi nieto cumplió el otro día dos años y medio).

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