I
Ayer fue uno de esos días en que reconfirmas tu irremediable ignorancia en la inmensa mayoría de campos científicos.
II
Invitado por Pilar García de la Granja, a quien conocí hace algún tiempo en una cena en casa de Ana Palacio, asistí en la Fundación Rafael del Pino de Madrid, a las V Jornadas Neurocientíficas y Educativas, enfocadas a enfermedades neurológicas infantiles y trastornos del lenguaje. El año pasado también me invitó y me escaqueé como pude, considerando que hay cosas sobre las que no estoy capacitado para hablar en un foro científico. Pero este año Pilar insistió e insistió y, finalmente, cedí, pensando que, admitiendo tus límites, tampoco puedes ir por la vida evitando retos.
III
Participé como intruso en una muy selecta mesa redonda sobre los retos de la neurodiversidad con personas amables, sabias y asequibles y, desde luego, muchísimo mejor informadas que yo, como María José Mas (responsable de la Unidad de Neuropediatría de la Xarxa Sociosanitaria Santa Tecla de Tarragona), Iria Rodríguez (Psiquiatra Infanto-Juvenil), Beatriz Gómez Gil (maestra de educación especial), Álex Sans Carranza, padre de un niño con necesidades educativas especiales.
IV
Después hubo dos conferencias realmente magistrales, de esas que te dejan con la boca abierta y acabas pensando en cuánta razón tenía don Hilarión cuando en la Berbena de la Paloma canta aquello de "Hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad". La primera corrió a cargo de Álvaro Pascual-Leone, Profesor de neurología en la Harvard Medical School (y miembro de un montón de instituciones científicas relevantes), que nos habló de la resiliencia cerebral, y, la otra de Rafael Yuste, Profesor de Ciencias Biológicas en la Universidad de Columbia, que disertó de manera muy directa y asequible de las nuevas tecnologías y sus implicaciones para la medicina.
V
A pesar de las obvias diferencias de jerarquía científica que existen entre Álvaro Pascual-Leone y yo, encontré en su exposición mi tesis sobre la pedagogía como práctica clínica, aunque desarrollada de manera magistral. Por supuesto, hay que beber de las fuentes del saber sin complejos, así que a la noche, en el hotel, estuve rehaciendo mis esquemas gracias a lo mucho aprendido.
VI
Dentro de un rato comienza la segunda jornada, que no me pienso perder... aunque tengo que encontrar tiempo para visitar la Feria del libro viejo de Madrid.
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