En el "yo sé quién soy" de don Quijote, ahora me doy cuenta, lo importante es el "yo" que afirma un saber sobre sí mismo, no la consistencia del saber afirmado.
Ese yo es la impugnación del rebaño como refugio del yo acobardado.
Si el rebaño es lo que se lleva, el "yo" de don Quijote pone a prueba lo que se lleva por su capacidad para someterse a un relato heroico, cosa que, por supuesto, es completamente ajena a la voluntad del rebaño.
Al rebaño le gusta el aprisco, no la intemperie.
Este empeño, ya lo sabemos, siempre acaba con un tipo u otro de cicuta, que es el precio a pagar por haber vivivo. ¿Un precio excesivo?
Aquí tenemos otro argumento para probar la imposibilidad de hacer del Quijote un mito político: El yo de don Quijote es más potente que el nosotros.
D. Quijote sabe cómo le ve el rebaño, por eso en ese "yo sé quién soy" hay un reproche al supuesto saber del rebaño, como el del que regresa a la caverna después de haber visto el sol.
ResponderEliminarDespués de los palos recibidos, D. Quijote no puede ignorar que su destino no es ser honrado ¿podría temer la cicuta?. Sócrates pone de manifiesto la ignorancia de cada uno de sus interlocutores. D. Quijote, mucho más prudente, pasa por tonto y muere en la cama.
No hay asunto tan interesante como la ciudad y el hombre ¿no le tienta?. Ya tiene unos cuantos textos cortos tan buenos como el presente.
Muchas gracias por todos ellos y ánimo para regalarnos más.
Gracias, Gregorio.
ResponderEliminarMe recordó su reflexión aquel poema de Borges sobre el Quijote...
una amistad y una alegría. ?????
Usted sí que sabe animar a la lectura.
El de Estepona.