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domingo, 25 de enero de 2015

Pericles ... o la verdad en el discurso

"Tenemos un régimen político que no se propone como modelo las leyes de los vecinos, sino que más bien es él modelo para otros. Y su nombre, como las cosas dependen no de una minoría, sino de la mayoría, es Democracia. A todo el mundo asiste, de acuerdo con nuestras leyes, la igualdad de derechos en los conflictos privados, mientras que para los honores, si se hace distinción en algún campo, no es la pertenencia a una categoría, sino el mérito lo que hace acceder a ellos; a la inversa, la pobreza no tiene como efecto que un hombre, siendo capaz de rendir servicio al Estado, se vea impedido de hacerlo por la oscuridad de su condición. Gobernamos liberalmente lo relativo a la comunidad, y respecto a la suspicacia recíproca referente a las cuestiones de cada día, ni sentimos envidia del vecino si hace algo por placer, ni añadimos nuevas molestias, que aun no siendo penosas son lamentables de ver. Y al tratar los asuntos privados sin molestarnos, tampoco transgredimos los asuntos públicos, más que nada por miedo, y por obediencia a los que en cada ocasión desempeñan cargos públicos y a las leyes, y de entre ellas sobre todo a las que están dadas en pro de los injustamente tratados, y a cuantas por ser leyes no escritas comportan una vergüenza reconocida". 

Conmemorando a los caídos en el primer año de la Guerra del Peloponeso, Pericles se puso retórico y  entusiasmó a los vivos. Los muertos, por supuesto, no le escuchaban. Sí le han escuchado miles de lectores posteriores... creyendo que era verdad lo que Pericles pretendió que fuera verdad. ¿Y qué puede un hecho miserable ante una hermosa verdad?

2 comentarios:

  1. Del mismo discurso es aquello de (cito de memoria) "no despreciamos la pobreza, sino a aquellos que no hacen nada por salir de ella".

    También me acuerdo de las palabras de Teramenes en su defensa, poco antes de brindar con su copa de veneno, antecediendo a Sócrates: "siempre combato a aquellos que piensan que no hay democracia auténtica si los esclavos y los que están dispuestos a vender a su ciudad por una dracma no participan en el poder". Se suponía que las democracias europeas iban a acabar con aquellos dispuestos a vender a su país por un plato de lentejas gracias, especialmente, a la educación. Y, cuando íbamos camino de conseguirlo, instauramos unos sistemas educativos que dificultaban la movilidad social. Y así nos va.

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  2. Este curso hemos estado traduciendo ese (dificilísimo) dircurso. Es fascinante. Y no, ya deja claro Pericles que él no va a hablar para los muertos. Es un texto impresionante.

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