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viernes, 23 de enero de 2015

Maeztu

Emocionante, la lectura de La revolución y los intelectuales, de Ramiro de Maeztu, un intelectual que en 1910 mira a España con los ojos de quien quisiera ser inglés, pero no puede dejar de ser lo que es. Es un texto doloroso, ácido, despiadado, pesimista, pero que intuye lo que está por venir: la guerra civil. Maeztu no duda de que en España haya unos pocos reformistas, de lo que duda es de que puedan ir más rápido que el pueblo. Para él, lo característico de la aristocracia británica es su sagacidad para introducir las reformas necesarias que impidan las revoluciones anunciadas. Lo característico de España sería la ceguera de las clases dirigentes y la desesperación creciente del pueblo.

Aquí tienen algunas citas:

"El último porqué de la quema de conventos no consiste en haberse dedicado la Iglesia a perseguir liberales y herejes, sino en no haber construido una teología y en no habernos enseñado a vivir moralmente; el último porqué del odio a la plutocracia no consiste en haber acaparado las pobrezas en España, sino en no haber sabido explotar las riquezas de nuestro suelo y de nuestro subsuelo"

"La maldad específica de nuestra oligarquía es su esterilidad"

"Una revolución es un fenómeno de estancamiento: el pueblo marcha; las oligarquías se detienen, en vez de ponerse a la cabeza del movimiento popular; el pueblo entonces se echa encima de ellas. Y a esto llamamos una revolución."

"¡Lo característico, en una palabra, de las clases intelectuales españolas es que no son intelectuales!".

"Mientras creíamos, con Costa, hace diez años, que las clases intelectuales existían, pero que eran retraídas, es decir, inmorales, era lógico que diéramos gritos en la esperanza de despertarlas al deber, y que enronqueciéramos gritando, y que, al sentirnos enronquecidos, nos desalentáramos y echásemos al surco. Pero desde que nos hemos convencido de que nuestras clases intelectuales no existen, de que son retraídas o inmorales porque no son intelectuales, ya no hay para nosotros más caminos que el de estudiar, primero, y el de enseñar, después; el de enseñar hasta que una vida de trabajo sea más entretenida que una vida de ocio y de murmuración."

"Ahora, cuando hemos llegado a la convicción sólida de que el problema de España es el de cultura, y de que la solución al problema depende únicamente del esfuerzo de las clases intelectuales, nos encontraos con que el pueblo se nos ha escapado moralmente, y sólo espera una ocasión propicia: una guerra exterior, una guerra civil, una revolución política, para caer sobre todos nosotros".

11 comentarios:

  1. Don Gregorio, esta tarde me encontré con la siguiente reflexión: "Hay una concepción de la política que considera un uso estratégico de la mentira (en el mejor de los casos, bajo la forma de la “mentira noble” que Platón defendió en la República; pero quizá, con más frecuencia, como maquiavelismo vulgar). Otra idea de la política confía en que “la verdad es revolucionaria” (según enseñaron Lassalle y Gramsci) y trata de avanzar en procesos de ilustración de masas y autoconstrucción democrática. Aunque quizá el plazo histórico para esta segunda idea de la política haya concluido ya, yo no logro reconocerme en la otra".

    No comparto el optimismo antropológico del comentador, pero me encantaría conocer su opinión al respecto.

    Reciba un afectuoso saludo.

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    1. En política además de la verdad y la mentira hay que considerar el régimen que permite en cada caso diferenciar entre la verdad y la mentira política. Así como la verdad científica o matemática es una verdad descubierta, la verdad política es nuestra verdad. La política se muestra de manera descarnada en las situaciones en la que dos personas o dos naciones luchan a muerte legalmente, a pleno día, en defensa de su verdad respectiva. Cada régimen político es un régimen de verdad. Si esto es así, la verdad del régimen ha de estar oculta para que no se vea lo que tiene de constructo. A esta ocultación es a la que Platón le da el nombre de noble mentira.

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    2. Como cuando luchan dialécticamente Rajoy y Más?
      sobre la Nación, es decir sobre su Sede, es decir sobre cómo y quién tiene la sede del partido investigada, confiscada, pagada con dinero negro o requisada por la Hacienda pública.....Estos tienen mucho más de qué hablar, de lo que ellos se imaginan.
      H. dein Wiitenberg

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  2. Palabras escritas 26 años antes y que parecen escritas hoy, más de cien años después.

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    1. Efectivamente lo que más duele del texto de Maeztu es lo que tiene de actualidad.

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  3. Buenísima la reflexión de Maeztu, al que apenas había leído, muchas gracias, D. Gregorio

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  4. La oposición clase intelectual y pueblo omite otros "actores" con demasiado relieve en España, como la Iglesia y el Ejército, como para que olvidemos que sobre la clase intelectual, aunque hubiera la amenaza del pueblo, quien cayó fue el tradicionalismo militar, heredero del XIX y aquellos pronunciamientos en que tanta sangre se derramó, como en la persecución de los liberales, antes y después de su breve trienio.
    [Nota impertinente: los porqués de la enumeración van juntos, como el anterior. Son substantivos. Pido disculpas, pero el filologo que llevo dentro se me impone...]

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    1. Don Juan, yo le agradezco sus estirones d enrejas, porque, además, don Ramiro los escribe juntos. O sea que la culpa sólo es mía. Esto sí que lo corrijo.

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    2. El gato de Schrödinger12:54 a. m., enero 25, 2015

      Algunas observaciones al vuelo:

      Maeztu habla de la clase intelectual, el pueblo, la Iglesia (imagino que quiere decir 'el clero') y la oligarquía. Son, ya, cuatro sectores sociales los que nombra.

      En cuanto al tradicionalismo militar, si repasa la historia de los pronunciamientos habidos en la Historia Contemporánea de España (cada vez menos contemporánea, por cierto), verá que la mayoría de ellos fueron de signo liberal o progresista, desde Riego hasta Jaca, pasando por el motín de la Granja de San Ildefonso, la Vicalvarada, la Revolución del 68, y algunos más. Por otro lado, los pronunciamientos no supusieron un gran derramamiento de sangre. Las guerras civiles, sí. La represión de Fernando VII contra los liberales, también.

      La oligarquía española en 1910 era, precisamente, heredera de aquella burguesía que había favorecido el avance del liberalismo en España, y que había sido favorida por él. Una buena parte del ejército había estado de su parte y actuado como ariete político contra las fuerzas más conservadoras o reaccionarias (esto no lo digo en sentido despectivo, sino meramente descriptivo).

      En cuanto a la clase intelectual ante el terremoto del 36, la verdad es que esa 'clase' acabó dividida de un modo bastante equitativo. Hay un libro bastante conocido de Trapiello, Las armas y las letras, que se ocupa del tema.

      Ya que estoy lanzado, aprovecho para decir que la situación de la que habla Maeztu no es la actual. De hecho, son precisamente un grupo de intelectuales, profesores universitarios, los que encabezan una pretendida 'revolución popular'. Por no decir que la situación y los problemas ahora, en plena era de la globalización, son bastente diferentes.

      ( Si el libro es de 1910, imagino que algo tuvo que ver la Semana Trágica de 1909 en estas reflexiones. ¿Me equivoco? )

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    3. Don Gato: le respondo, en parte, en el siguiente post.

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    4. Mi comentario se ceñía a la última cita. Herederos, por supuesto, del afán pronunciador y salvador, que esa es la tradición: intentar solucionar manu militari conflictos ideológicos.

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