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jueves, 1 de enero de 2015

Promesa para este nuevo año: ser fiel a mis amigos


Por eso lo comienzo con un viejo amigo. Tengo por delante 749 páginas.

2 comentarios:

  1. Yo estoy con un libro similar en número de páginas, que ha salido hace muy poco tras tribulaciones de no poca enjundia: El cura y los mandarines, en el que otro Gregorio, Morán, nos cuenta los viejos buenos tiempos de los que mandaron en la cultura desde los años finales del franquismo hasta bien entrada la democracia. Si bien reconozco el valor del libro, en la doble acepción de la palabra, me ha decepcionado, sobre todo por el empleo de sólo dos colores, blanco y negro, en el retrato de los personajes. Con Schmitt, como de lo que se trata es de decir lo peor de quienes mandaban en España, Morán lo tiene claro: un nazi. Don Gregorio: ha sabido elegir libro mejor que yo.

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    1. Morán me interesa poco, básicamente porque me parece un magnífico ejemplo de un vicio muy arraigado entre nosotros: el cortarnos un pie porque tenemos las uñas de los dedos largas. Más de una vez me ha pregunto si un país que pone tanto empeño en impedirse a sí mismo tener mitos, merece seguir existiendo. Entre nosotros se considera más noble destruir que crear.

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