A los hombres de buena voluntad, a los enemigos de cuanto signifique engaño y, sobre todo, capacidad de adaptación para sobrevivir mezquinamente en ambientes donde el hombre GOZA DE LA LIBERTAD DE CUMPLIR LO QUE LE ORDENAN.
A mis compañeros muertos -vivos en el recuerdo- que creyeron, como yo, que nuestra sangre -ingenuidad y pasión de juventud- habría de servir para lavar tantos lodos… A todos ellos dedico, con el corazón, EN LOS DOMINIOS DEL KREMLIN".
José Antonio Rico, aviador republicano al que el fin de la guerra civil española arrojó a un laberinto del que no podía encontrar la salida, la URSS. Esta es la dedicatoria de En los dominios del Kremlin, sus emocionantes memorias, publicadas en México en 1950.
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