Buscar este blog

domingo, 8 de septiembre de 2013

Había una vez un tuerto...

... que molesto porque no veía bien, le echaba la culpa a su ojo sano. Así que decidió sacárselo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Lecciones no aprendidas

  I Como con frecuencia me cuesta decir que no, me veo obligado a asumir las consecuencias de mi pusilanimidad: vivo bajo un alud de comprom...