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lunes, 2 de septiembre de 2013

Ave, Bustos

Cómo sobrevivir a un spa

3 comentarios:

  1. Genial. Y soy muy aficionada a los spa.

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  2. Confirmo que se queda corto, Bustos, y que el Hades de llama y hielo da para bastante más. Sólo he estado en uno -por cortesía asesina de mis hijos- y, hiperalérgico como soy, me metí en la piscina de cítricos, donde jugaba como un pipiolo a intercambiar naranjazos en suave parábola con mi costilla, y salí con una reacción que necesité una inyección de urbasón posteriormente... Que los ritos iniciáticos incluyan la firma de un contrato de trabajo en nuestro país me parece de una finísima ironía. El masaje descontracturante, y de estos si que me he hecho legión, son, en efecto, si se ajusta al nombre de la cosa, para hombres hechos y derechos, porque no ha habido ninguno del que no haya salido llorando. Cosas de maratonianos...

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La piel de la culebra

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