Un parricida que había matado a su padre y a su madre se dirigió al juez, cuando se retiraba para dictar sentencia, diciéndole: "Señor juez, no olvide usted que soy un pobre huérfano!"
Para Freud esta era la ironía de las ironías.
Ya lo decía Terencio: " homo sum: humani nihil a me alienum puto". Nunca acabamos de comprender estas palabras.
Qué saborcillo a las maravillosamente cínicas-precisas- reflexiones de El Hombre sin atributos en los capítulos dedicados al juicio a Mossbruger!
ResponderEliminarY, además, huérfano de padre y madre; vaya ironía del destino. Abrazos.
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