Buscar este blog

martes, 10 de abril de 2012

¡Pobre diablo!



Para los interesados en la historia que ilustra la imagen: Ratak-monodosico

6 comentarios:

  1. "Así pues, el deseo se lee y declina bajo el modo de la necesidad desesperante. Natural, fundamental y esencialmente, el deseo fabrica al individuo según sus fuerzas y sus potencias, sus leyes y sus normas. El objeto del deseo revela su sujeto indefectiblemente ligado a la mineralidad y a la animalidad de su estatuto. Cada cual llega a ser lo que ya es. Lecciones de los trágicos griegos, lección pindárica, lección, lección de las tinieblas."

    Me ha parecido oportuno trasladarle esta cita de la Teoría del cuerpo enamorado ( por una erótica solar), de Michel Onfray. No como Fontaine desde luego, Onfray es también un moralista, antiplatónico. Pretende el hombre una lectura moderna de Epicuro que "permita un arte de vivir y de amar sin sacrificar la autonomía ni la independencia."

    Hace unos días compuse un soneto, lo puse en boca de un fauno, que como éste, no se comió una rosca al final, espero que le guste, Gregorio:

    http://al-juarismi.blogspot.com.es/2012/03/soneto-de-un-fauno-sin-perspectivas.html

    ResponderEliminar
  2. Me ha sorprendido el término "Pope-Fig Island", he investigado y al fin he dado con esta aclaración:

    papefigue
    Mot forgé par Rabelais (Pant. IV, 45) pour désigner les hérétiques, ainsi dits parce que l'un d'eux avait fait la figue au portrait du pape.

    Vamos, que se había cachondeado del papa delante de su retrato. No parece que tenga relación, pues, con que la mujer del granjero enseñe el "jigo" al demonio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Si, por otra parte, aquel al que estáis viendo
      no es risueño. redondo, ni la tez fresca,
      no lo dudéis, calificad a ese hombre
      de papahiguero: Papahigo se llaman
      la isla y la región donde las gentes antes
      reíanse del retrato del Santo Padre.
      Son castigados, nada prospera en ellos,
      así nos lo ha contado maese Francisco.
      La isla le fue entonces dada en herencia
      a Lucifer: ahora es su casa de campo.
      Hoy se ve correr por toda esta heredad
      a sus invitados, pobres gentes rudas
      del pueblo que tienen cola, cuernos y uñas,
      si los cuadros que vemos no son apócrifos."

      de El diablo de Papahiguera, Jean de la Fontaine.

      Eliminar
  3. No termino de entender si la cara del diablo es de miedo o de otra cosa

    ResponderEliminar
  4. De las dos cosas Don Gregorio, pues que el estupor precede al miedo, y éste, a la huida. Este pobre diablo, habiéndose dejado engañar por dos veces, acude a castigar al labriego que se burló, y encuentra a esta chavala( que previamente pactó con el labriego salir en su defensa) esperándole para darle el susto de su vida. Ella se llama Perrette y le dice así al incauto fauno, en el instante anterior al que capta el grabado:

    "¡Ah,qué verdugo, qué traidor, qué malvado!
    ¡Me ha perdido, me ha dejado magullada!
    En el nombre de Dios, Monseñor, salvaos.
    A zarpazos, me ha dicho muy irritado
    que debía pelearse con Vuestra Excelencia,
    pero al momento y sin ninguna tregua.
    Para entrenarse el pérfido me ha hecho
    este arañazo." Al decir esto, al duende
    ella le enseña...¿Qué? Bueno, algo terrible.
    El diablo al verlo sintió un pánico horrible
    y santiguóse, creyó hasta desmayarse:
    jamás había visto, leído, ni oído
    que los zarpazos tuviesen esa forma.
    Y así, tan pronto como apercibióse
    del grosor y tamaño del agujero
    puso él una cara tan horrorizada
    que emprendió la huida, dejando a Perrette.
    Los vecinos celebraron la derrota
    de este demonio: no fue en ello el clero
    de los más tardíos en participar.

    Así acaba el relato sobre el que la donosa imagen nos ilustra. Estaré atento, es muy posible que el diablo se salga con la suya. Efectivamente, más sabe por viejo que por diablo, aunque éste, inspirado en Rabelais, se nos jubila joven sin haber catado hembra, me temo.

    ResponderEliminar

Sobre el romanticismo pedagógico

I Tras enviar un epílogo para la edición en castellano del libro de Damià Bardera Incompetencias básicas, pienso en el mal que está haciend...