Jo ja m'he fet una llista de totes les llibreries on no tinc la més mínima intenció de posar els peus demà: des de Foyles a Daunt Books passant per les sempre ubiqües Waterstone's que de fet mai no han exercit cap mena d'atracció sobre mi. Esquivar Gosh ja és un altre tema. Houston aquí sí que tenim un problema. Millor em quedo a casa. Llegint.
¡No, no y no! ¡El café no se bebe en una taza alta de vidrio! El Café de Ocata no puede ser como un bar de fórmica y aluminio de los setenta (Véase la fotografía bajo el título del blog).
Leer, leer, leer, vivir la vida que otros soñaron. Leer, leer, el alma olvidada las cosas que pasaron. Leer, leer, leer, ¿seré lectura mañana también yo? ¿Seré mi creador, mi criatura, seré lo que pasó?
En absoluto, Gregorio, yo diría que ha sido cortés y compasivo, y que se ha portado con altura de miras, como siempre. Desgraciadamente nunca es el día de la lectura, si he de juzgar por las buenas intenciones con que se celebra el dia de hoy y las escasas posibilidades que solemos tener, en el día a día, de centrar una conversación distendida en torno a alguna lectura que merezca el comentario. La sempiterna mala educación de este país lleno de paisanos poco o nada lectores se manifiesta en el derecho con que se cree investido cada cual para perturbar la lectura de alguien y darle palique cuando está sumergido en ese reto lector que a veces resulta tan difícil como escalar el Everest, sobre toodo si a uno le han regalado La muerte de Virgilio, de Broch, o Las Geórgicas, de Claude Simon. No, nunca es el día de la lectura, a pesar del interés pictórico que tiene el lector, pero debe de ser que los pintores intuyen en la concentración del lector la complejidad del acto de leer y no se resisten a tratar de plasmarlo. Hace poco estuve en el museo Sorolla en Madrid y observé con el detenimiento que merecen los magníficos dibujos y algún cuadro que pinto Sorolla de su "fea", de su "flaca", Clotilde leyendo: ¡Emocionante!
Amiga: He firmado uno, y en la plaza de Ocata, al propietario del Petit Café, que es mi amigo. Pero el día ha estado bien (aunque el tiempo me haya hecho la laberíntica puñeta). He estado las últimas semanas colaborando con la Editorial Mediterránea leyendo ni más ni menos que 2.200 cuentos de niños de educación primaria que trataban sobre "valores para superar la crisis". Con mis conclusiones (18 páginas) editarán un mini-libro en pocos días. Bueno el caso que esta mañana a las 10.30 estaba en en set de TV3 en la plaza de Cataluña con Pilarín Bayés y la gente de la editorial y me lo he pasado realmente bien. A las 13, CatRàdio. Y después he tenido que venir a casa porque no me tenía, literalmente,en pie. Pero he visto a la gente llenar Las Ramblas, el Paseo de Gracia, etc, con cara de felicidad y creo que con los tiempos que corren eso no puede ser sino bueno. Una cosa más: En el 92 publiqué mi primer libre y fui, como un chico obediente, a firmar a donde me mandaban. La decepción fue tan grande que decidí que una y no más. Hoy he confirmado lo acertado de mi decisión al ver las colas que se han formado ante el Risto Mejide. Te toca uno de estos al lado, y te hunden el ego para siempre jamás. ¿Y tu novela?
Que te mejores. Bueno, ahora voy a por un libro de relatos en castellano. La novela, la revisaré -falta le hace- este verano. De momento, todo lo que te he dicho es, claro está, ficción. Pero contenta, porque lo que me gusta es ecribir. Abrazos.
No entiendo, ni entenderé jamás, por qué hay que celebrar un día del libro, de la lectura ni de nada que se le parezca. Para mí tal cosa es un misterio. Uno más.
Aunque la bolsita que cuelga a un lado (¿no será una taza de té o, peor, de una infusión aguada?) levanta sospechas, la taza, "en sí", es una verdadera taza de porcelana -o incluso de loza
Jo ja m'he fet una llista de totes les llibreries on no tinc la més mínima intenció de posar els peus demà: des de Foyles a Daunt Books passant per les sempre ubiqües Waterstone's que de fet mai no han exercit cap mena d'atracció sobre mi. Esquivar Gosh ja és un altre tema. Houston aquí sí que tenim un problema. Millor em quedo a casa. Llegint.
ResponderEliminarDon Goyo,
ResponderEliminar¡No, no y no! ¡El café no se bebe en una taza alta de vidrio! El Café de Ocata no puede ser como un bar de fórmica y aluminio de los setenta (Véase la fotografía bajo el título del blog).
Regrese al ristretto.
Tocho
Don Peter: ¡A sus órdenes!
EliminarEspero que la nueva imagen esté más de acuerdo con lo que usted espera de este café.
¿Día del libro? ¿De qué libro?
ResponderEliminarpero... ¿uno de los usos que tiene es el de su lectura, no?
EliminarCreo que también sirven también para evitar ciertas acciones okupas: http://www.moderncat.net/wp-content/uploads/2008/01/ikeashelfkatttrappa2.jpg
EliminarLeer, leer, leer, vivir la vida
ResponderEliminarque otros soñaron.
Leer, leer, el alma olvidada
las cosas que pasaron.
Leer, leer, leer, ¿seré lectura
mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura,
seré lo que pasó?
Miguel de Unamuno
Vengo de Barcelona y al encontrarme con este post me parece que he sido un poco mezquino.
ResponderEliminarEn absoluto, Gregorio, yo diría que ha sido cortés y compasivo, y que se ha portado con altura de miras, como siempre. Desgraciadamente nunca es el día de la lectura, si he de juzgar por las buenas intenciones con que se celebra el dia de hoy y las escasas posibilidades que solemos tener, en el día a día, de centrar una conversación distendida en torno a alguna lectura que merezca el comentario. La sempiterna mala educación de este país lleno de paisanos poco o nada lectores se manifiesta en el derecho con que se cree investido cada cual para perturbar la lectura de alguien y darle palique cuando está sumergido en ese reto lector que a veces resulta tan difícil como escalar el Everest, sobre toodo si a uno le han regalado La muerte de Virgilio, de Broch, o Las Geórgicas, de Claude Simon. No, nunca es el día de la lectura, a pesar del interés pictórico que tiene el lector, pero debe de ser que los pintores intuyen en la concentración del lector la complejidad del acto de leer y no se resisten a tratar de plasmarlo. Hace poco estuve en el museo Sorolla en Madrid y observé con el detenimiento que merecen los magníficos dibujos y algún cuadro que pinto Sorolla de su "fea", de su "flaca", Clotilde leyendo: ¡Emocionante!
ResponderEliminarNo nos queda duda, Gregorio, -y aún así, lo deseamos- que has firmado un montón de libros.
ResponderEliminarMás madera!
Amiga: He firmado uno, y en la plaza de Ocata, al propietario del Petit Café, que es mi amigo. Pero el día ha estado bien (aunque el tiempo me haya hecho la laberíntica puñeta). He estado las últimas semanas colaborando con la Editorial Mediterránea leyendo ni más ni menos que 2.200 cuentos de niños de educación primaria que trataban sobre "valores para superar la crisis". Con mis conclusiones (18 páginas) editarán un mini-libro en pocos días. Bueno el caso que esta mañana a las 10.30 estaba en en set de TV3 en la plaza de Cataluña con Pilarín Bayés y la gente de la editorial y me lo he pasado realmente bien. A las 13, CatRàdio. Y después he tenido que venir a casa porque no me tenía, literalmente,en pie. Pero he visto a la gente llenar Las Ramblas, el Paseo de Gracia, etc, con cara de felicidad y creo que con los tiempos que corren eso no puede ser sino bueno.
EliminarUna cosa más: En el 92 publiqué mi primer libre y fui, como un chico obediente, a firmar a donde me mandaban. La decepción fue tan grande que decidí que una y no más. Hoy he confirmado lo acertado de mi decisión al ver las colas que se han formado ante el Risto Mejide. Te toca uno de estos al lado, y te hunden el ego para siempre jamás.
¿Y tu novela?
Que te mejores. Bueno, ahora voy a por un libro de relatos en castellano. La novela, la revisaré -falta le hace- este verano. De momento, todo lo que te he dicho es, claro está, ficción. Pero contenta, porque lo que me gusta es ecribir.
ResponderEliminarAbrazos.
No entiendo, ni entenderé jamás, por qué hay que celebrar un día del libro, de la lectura ni de nada que se le parezca. Para mí tal cosa es un misterio. Uno más.
ResponderEliminarAunque la bolsita que cuelga a un lado (¿no será una taza de té o, peor, de una infusión aguada?) levanta sospechas, la taza, "en sí", es una verdadera taza de porcelana -o incluso de loza
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