29 de mayo de 1804, tras escribir palabras llenas de emoción sobre la Jungfrau, que todavía “no ha profanado ningún mortal”, Schopenhauer
lamenta el acoso de los niños campesinos de los pueblos de los Alpes suizos,
que persiguen al extranjero “pidiéndole limosna”.
Los tiempos, efectivamente, cambian.
Tres consideraciones podrían plantearse al respecto: la visión protestante del pobre y de la pobreza, la dureza con la que eran tratados los pobres en el pasado, se diga lo que se diga por los nostálgicos de la Edad de Oro, de un pasado idílico que nunca existió, y el presumible mal humor del filósofo.
ResponderEliminarSaludos.
Al leer este comentario de Schopenhauer he de reconocer que me he quedado bastante sorprendido porque no esperaba que una imagen que parece propia de África -la de los niños rodeando al recién llegado pidiéndole una moneda- fuera común en la Suiza de hace doscientos años.
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