miércoles, 11 de abril de 2012

El oteador de la niebla

Winslow Homer:  The Fog Warning (1885)
Via Museum of Fine Arts, Boston

Tanto decir, tanto decir que la política era una cosa de expansión de derechos...  y va y resulta que la política es lo que ha sido siempre: correlación de fuerzas. El que tiene más fuerza es el soberano y el que tiene menos fuerza obedece, por las buenas o por las malas. El forzudo lo mismo te puede imponer un cambio constitucional que una intervención. Hay países intervinientes y países intervenidos y los primeros son los que tienen el poder para decretar el estado de excepción. Nada nuevo bajo el sol. Los países pequeños sólo se pueden permitir el lujo de tener intereses económicos... cuyo dinamismo no controlan.

Mi cada vez más admirado Schmitt decía que en política el estado de excepción es equivalente al milagro en religión. La prueba de ello es que hoy estamos asistiendo en primera fila a un milagro. Es cierto que los descreídos de siempre simplemente no se creen lo que está pasando y con tal de no mirar a la naturaleza de las cosas cara a cara prefieren refugiarse en el consuelo de las teorías conspirativas, pero allá cada cual. El milagro está aquí y se pone de manifiesto en todo lo que hemos olvidado de golpe. ¿Quién se acuerda ahora de los derechos de tercera generación? ¿Quién de la cultura del ocio y del crédito fácil? ¿Nadie recuerda cuando ZP nos decía que nuestro crecimiento nos impulsaba con tal energía por el camino del progreso que en cuatro días superaríamos a Francia? Si hemos cambiado de vocabulario es porque se nos ha cambiado el mundo. Tanto, que ahora nos da miedo el futuro. No hay progresista que no esté dispuesto a firmar ahora mismo su conversión al presentismo del virgencita, virgencita, que me quede como estoy.

Me llaman la atención -relativamente, todo hay que decirlo- las caras de perplejidad de quienes no se acaban de creer que los derechos, los sacrosantos derechos, fueran tan frágiles. Pero en realidad no son frágiles los derechos. Los frágiles somos nosotros... especialmente si no tenemos fuerza para protegerlos. Por esta razón la política nos muestra su cara más genuina cuando nos sabemos empujados por fuerzas que no controlamos y que disponen de nosotros, interviniéndonos o no, según sea el caso.

La postmodernidad... ¿quién se acuerda de ella?

¿Y saben ustedes qué? ¡Pues que esto tiene pinta de que el milagro no ha hecho más que comenzar!

Por motivos que no vienen al caso estoy llevando a cabo una investigación muy interesante sobre la percepción de los niños catalanes tienen de la crisis. Sus sueños -que son los sueños que el presente les deja soñar- son los de los acosados por el azar: un refugio en el bosque. Son niños pesimistas que confiesan continuamente que el único refugio de que disponen es el de su familia. De una familia en que muchos niños han sorprendido ya a los padres llorando de miedo.

10 comentarios:

  1. Sorprendí el otro día a mi hermano con un nick en el messenger en el que se alegraba de las vacaciones de Pascua, "Ya estamos en Pascua, qué bien, pero en puente con la crisis en mente".
    Tiene 12 años.

    Anonadada me quedé.

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. Ahora estamos en el postlyotardismo, por imperativo biológico, claro.
      La pregunta es mejor que la respuesta, ya ve usted.
      A mi modo de ver, si vuelve la naturaleza (y yo creo que vuelve), vuelven los dioses.

      Eliminar
  3. Yo siempre cito en estos casos la escena de una peli americana de lladres i serenos. El poli ha cogido por las solapas al delincuente chulín y lo zarandea, ante lo que éste exclama: ¡Tengo mis derechos!. El otro contesta: la gente no tiene derechos, tiene suerte, y a tí se te ha acabado. Pues nosotros, igualito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me interesaría mucho saber los resultados de la investigación que estás llevando a cabo con niños catalanes. ¿Nos dirás algo cuando la termines?

      Eliminar
  4. Potmodernidad, progresismo, crecimiento, consumo ...un complejo de patrañas que era de prever desembocaran en ese galimatías del que no saben salir, mejor dicho no pueden sin que ello traiga acarreado grandes conflictos sociales. De hecho ya empiezan a producirse.

    ResponderEliminar
  5. Don Gregorio, permitame que me descubra ante este post.

    ResponderEliminar
  6. Bienvenidos sean los dioses porque nos van a hacer falta. En nuestro pueblo, en pocos meses, se nos han suicidado dos adolescentes. No voy a ser demagoga y achacarlo a la crisis, pero en todo caso remite a una crisis mucho más profunda.
    Adelante con la "paideia", Gregorio. A toda máquina.

    ResponderEliminar
  7. Creo que ya veo la espuma expulsada por Moby Dick en la lontananza.

    ResponderEliminar
  8. No habrá milagro que pueda con el otro Leviathán que es Moby Dick

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...