Hay que reconocer que esto de la fe va como va.
Va como siempre, muy bien.
La fe es un fenómeno mucho más universal que el de la religión. Tanto es así que podríamos decir que la religión es una provincia pequeñita del reino de la fe.
Se mire donde se mire, los mitos siguen en pie. Es cierto que a veces se suceden los unos a los otros a una velocidad de vértigo, pero a mito muerto, mito puesto, que ya decía Platón que esta cosa llamada vida necesita de encantamientos diversos para poder soportarla.
A mi, por ejemplo, una vez me invitaron a rezar a la playa de Ocata a la puesta del sol. Lo de rezarle al sol no me parece mala idea, sobre todo en estos días en que debiera haberse apiadado un poco más de nuestra mísera finitud, pero no fui porque en realidad se trataba de aprovechar la puesta del sol para realizar una plegaria cuántica. Y por ahí, ya no.
Pero si en Ocata los respetables ciudadanos, formados en respetables universidades laicas, dirigen sus oraciones a los quanta, no veo por qué los habitantes de Tanna, una de las islas del archipiélago de Vaniatu no pueden creer que el príncipe Felipe, no el nuestro, sino el duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel, es la encarnación de un espíritu que emergió de un volcán para casarse con una gran dama.
De hecho, me parece más comprensible el culto al príncipe Felipe que a los quanta.o a Michael Winterbottom. Y puestos a hablar de cultos raros... ¿Qué les parece ese de pasarse las vacaciones al sol desde el punto de la mañana hasta el atardecer? Estoy convenido de que si los jueces condenasen a los reos a pasarse el verano tostándose al sol, habría revueltas populares protestando contra semejante crueldad institucional.
A lo que iba.
El culto a Felipe se inició en 1974 cuando el príncipe, como se suele decir en estos asuntos, rindió una visita de Estado a las islas. El mito creció y desde hace unas décadas andan los píos tannienses, o como se llamen, esperando su segunda venida, que por lo visto debería haber acaecido el pasado mes de junio, coincidiendo con el 89 aniversario del consorte real.
Y tuvo el mal gusto de no presentarse.
Lo que yo digo, para dioses, los de antes.
Más información aquí.
Va como siempre, muy bien.
La fe es un fenómeno mucho más universal que el de la religión. Tanto es así que podríamos decir que la religión es una provincia pequeñita del reino de la fe.
Se mire donde se mire, los mitos siguen en pie. Es cierto que a veces se suceden los unos a los otros a una velocidad de vértigo, pero a mito muerto, mito puesto, que ya decía Platón que esta cosa llamada vida necesita de encantamientos diversos para poder soportarla.
A mi, por ejemplo, una vez me invitaron a rezar a la playa de Ocata a la puesta del sol. Lo de rezarle al sol no me parece mala idea, sobre todo en estos días en que debiera haberse apiadado un poco más de nuestra mísera finitud, pero no fui porque en realidad se trataba de aprovechar la puesta del sol para realizar una plegaria cuántica. Y por ahí, ya no.
Pero si en Ocata los respetables ciudadanos, formados en respetables universidades laicas, dirigen sus oraciones a los quanta, no veo por qué los habitantes de Tanna, una de las islas del archipiélago de Vaniatu no pueden creer que el príncipe Felipe, no el nuestro, sino el duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel, es la encarnación de un espíritu que emergió de un volcán para casarse con una gran dama.
De hecho, me parece más comprensible el culto al príncipe Felipe que a los quanta.o a Michael Winterbottom. Y puestos a hablar de cultos raros... ¿Qué les parece ese de pasarse las vacaciones al sol desde el punto de la mañana hasta el atardecer? Estoy convenido de que si los jueces condenasen a los reos a pasarse el verano tostándose al sol, habría revueltas populares protestando contra semejante crueldad institucional.
A lo que iba.
El culto a Felipe se inició en 1974 cuando el príncipe, como se suele decir en estos asuntos, rindió una visita de Estado a las islas. El mito creció y desde hace unas décadas andan los píos tannienses, o como se llamen, esperando su segunda venida, que por lo visto debería haber acaecido el pasado mes de junio, coincidiendo con el 89 aniversario del consorte real.
Y tuvo el mal gusto de no presentarse.
Lo que yo digo, para dioses, los de antes.
Más información aquí.
La fe en la fe sin duda arrasa con todo, ¡y a veces sus víctimas son las propias mentes de los que creen!
ResponderEliminarHe estado buscando más sobre los habitantes de Tanna, ¡y son bastante peculiares!
http://viajeoceania.com/tanna-la-isla-inexplorada-de-vanuatu/
Igual quedaron impresionados por alguna de las bromas que acostumbra Felipe, del tipo ¿aún se comen entre ustedes? y se dijeron que, para llegar a donde había llegado, debía tratarse de un dios.
ResponderEliminarVer la sección Other en
http://en.wikiquote.org/wiki/Prince_Philip,_Duke_of_Edinburgh
Dios mío.
ResponderEliminarSeguramente es peor para el alma adorar a Maradona. Aunque, lo pone usted dificil, la verdad...
ResponderEliminarhttp://iglesiamaradonianabarcelona.blogspot.com/
ja, ja, que bueno !
ResponderEliminar¡este blog es maravilloso, que contenta me he puesto!
ResponderEliminar