martes, 21 de octubre de 2008

La audiencia del diablo

No encontraba una manera no impúdica de dejar atrás el post anterior. Por eso he tardado varios días en añadir una entrada nueva, hasta que gracias al azar, he dado con una vía para salir del apuro. Consultando las Conversaciones con Goethe” de Eckermann, para una cuestión que nada tenía que ver con El Café de Ocata, he abierto casualmente el libro en la anotación del 29 de noviembre de 1826. Eckermann acababa de leer el Deformed Transformed de Byron “y después de comer” comentó su contenido con Goethe.

Tras reconocer “el ingenio desbordante” del autor, Goethe añadió:

- “Es forzoso reconocer que el poeta dice más cosas de las que debiera. Suele decir la verdad, pero esta no siempre resulta agradable, y a veces casi preferiríamos que se callase. Hay cosas en el mundo que el poeta haría mejor velándolas que descubriéndolas. Pero el carácter de Byron es así, y antes se dejaría hacer pedazos que cambiar de manera de ser”

- Sí, no puede negarse –le respondió Eckermann-, es verdaderamente ingenioso. Qué certeras son aquellas palabras:

The Devil speaks truth much oftener than he’s dumed,

He hath an ignorant audience


O sea:

“El Diablo dice la verdad más a menudo de lo que parece,

pero tiene un auditorio ignorante”.

Así que, Don Cogito, Byron le daría la razón.

8 comentarios:

  1. Ummm... es un buen tema este de como algunos poetas son poesidos por un "demonio" que les dicta sus poemas, poemas algunos profeticos. Poetas capaces de descubrir, mediante su imaginación, nuevas dimensiones de la historia.

    Saludos

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  2. poseidos quiero decir... pero "poesidos" me suena bien

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  3. una falacia más del amigo Vattimo, gracias por el apunte. estoy seguro que la entrevista de esta tarde va a ser como una bomba para algunas de las leyendas que circulan por ahí.

    no podre pasarme, así que saludos.

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  4. El problema del mal es, quizás, el más irreductible a los intentos de aprehensión que pueda existir. La verdad es que, ante su oscuridad deslumbrante, a mí sólo se em ocurre quedarme perplejo; me ocurre con la contemplación de lo sucedido en Auschwitz o la foto que el otro día aquí se mostraba.

    El pensamiento filosófico, hasta donde yo alcanzo, ha sido incapaz de llegar a descrifar qué es el mal; quizás no sea un qué, sino un quién -el diablo- pero eso tampoco me llega a satisfacer del todo: identificar tranquiliza, y más personalizar, pero deja con la vaga sensación de que no es más que una trampa precisamente para eso, para tranquilizar. Quizás el diablo sea sólo el nombre para designar eso que escapa a toda comprensión, no lo sé.

    Por último, es reveladora la incapacidad para pensar el mal de toda la tradición filosófica; por poner un ejemplo, sorprende que una de las cabezas más capaces que nunca haya existido, la de Tomás de Aquino, esté tan desorientado al respecto como uno mismo, aunque con más brillantez. En consonancia con el grueso de los filósofos, en la "Summa contra Gentiles" afirma: " "Pero el mal en algún efecto no puede provenir sino fuera de la intención del agente, puesto que todo agente pretende el bien al obrar, y el bien es aquello que todos apetecen. Por consiguiente el mal no tiene una causa de por sí, sino que accidentalmente sobreviene a los efectos de las causas (...)" Summa contra Gentiles, II, XLI.
    A la luz -o, mejor dicho, a la sombra- de Auschwitz o Kolyma, resulta bastante chocante defender que el mal es un mero accidente, la famosa privación de la que la tradición hablaba.

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  5. Borja: Si me permites la broma, nada me ha parecido más chocante que la concepción agustiniana del mal como ausencia de bien, que escomo si le intentamos explicar a un calvo que en realidad lo suyo no es calvicie, sino ausencia de pelo.
    Las dificultades que tenemos para comprender el mal son debidas a nuestras dificultades para comprender la naturaleza.

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  6. "Las dificultades que tenemos para comprender el mal son debidas a nuestras dificultades para comprender la naturaleza"...

    ¿podría explicarse un poco más?

    Tengo mucho interés

    Saludos

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  7. Don Cogito: Eso exigiría una tarde por delante y una botella encima de la mesa. Así que cuando se pase por Barcelona, me lo comunica.
    Resumiendo: Veo cada vez con más claridad que todo cuanto hacemos (todo eso que llamamos cultura) no es sino un esfuerzo desesperado por olvidar la naturaleza que sin embargo, como decía Horacio, "usque recurret" (Naturam expellas furca, tamen usque recurret). El De Rerum Natura es mi obra filosófica de referencia. ¿Recuerda la insistencia de Lucrecio sobre la debilidad de las "moenia mundi"? Pero también podría mentarle el temor de Pascal a los espacios infinitos.
    La naturaleza es, lisa y llanamente, incomprensible. No la conocemos sino como máscara y las máscaras que le ponemos para ocultarla es la historia de la humanidad.

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  8. No tiente al inconsciente Don Gregorio, quizas encuentre alli la caja de Pandora.

    Pero no desespere, siempre habra un alma pura, aunque sea una excepción.

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