Epicuro fue, posiblemente, el escritor más prolífico de la antigüedad. Sin embargo apenas hemos conservado algunos resúmenes de su obra y unos cuantos fragmentos. Los avatares de la transmisión han condicionado nuestra visión del mundo antiguo de una manera tal que dejan en muy mal lugar al Espíritu hegeliano. Sin embargo en las últimas décadas la arqueología nos ha proporcionado dos hallazgos sorprendentes. Uno de ellos es una biblioteca de un epicúreo hallada en Herculano, cuyos textos están siendo recompuestos con una paciencia infinita en Nápoles y, el otro, una inscripción del siglo III de nuestra era aparecida en la ciudad de Oenoanda, en el Norte de Licia, en el sudoeste de Asia Menor. El descubridor de esta última se encontraba pasando unos días en una ciudad turca cuando descubrió que en los muros de la casa en que se albergaba se podían leer algunos textos antiguos. Los fue recomponiendo poco a poco y así se dio cuenta de que se trataba de un resumen de la filosofía de Epicuro. Finalmente pudo averiguar que un tal Diógenes había hecho levantar un gran muro en el ágora de la ciudad, de más de 80 m. de largo, con la intención declarada “de proporcionar públicamente los fármacos que garantizan la salvación” tanto a los ciudadanos como a los visitantes.
Me voy a limitar a transcribir uno de los fragmentos qure, sin duda alguna, haría saltar de alegría al mismísimo Marx:
No conseguiremos universalizar la filosofía hasta que no esté al alcance de todos. Pero si aceptamos que esto es posible, entonces realmente la vida de los dioses se transformará en vida humana. En todas partes reinará la justicia y el mutuo aprecio y no habrá necesidad ni de murallas ni de leyes ni de todo cuanto tramamos para defendernos de los demás. Como todo lo necesario viene de la tierra y no poseeremos esclavos,todos labraremos y cultivaremos y cuidaremos del ganado y encauzaremos ríos y vigilaremos las cosechas (...) y en los ratos libres podremos dedicarnos al estudio de la filosofía.*
* DIOGENES OF OINOANDA, The epicurean inscription, Bibliopolis, Nápoles, 1993. Según D. R. Blickman, 171, “the text gives an almost Jeffersonian picture of farming philosophers”.
"(...) todos labraremos y cultivaremos y cuidaremos del ganado y encauzaremos ríos y vigilaremos las cosechas (...) y en los ratos libres podremos dedicarnos al estudio de la filosofía."
Ése es uno de mis sueños, aunque es menos factible que el de hacerme ermitaña de Montserrat o el de ser jardinera a tiempo parcial (sólo en verano) en Austria, por ejemplo, en St. Wolfgang.
Jordi: A mi lo que me fascina de todo esto es saber que había un pueblo construido con sentencias de Epicuro. De hecho Diógenes de Oenoanda malinterpreta gravemente a Epicuro. Este recluía su filosofía a los adictos al "jardín", mientras que aquel está empeñado en convertir toda la ciudad en un jardín de Epicuro. Me parece que una idea deja de ser filosófica cuando cae en manos de un apóstol.
Muchísimas gracias por esta dedicatoria que más que eso es un regalo. Es tan interesante el fragmento que me hace dudar de su autenticidad. Intentaré conseguir el libro para saber cómo se ha chequeado eso. Ya ha habido muchos fraudes, no quisiera caer en otro nuevo. En caso de que sea verídico realmente es un descubrimiento excepcional. Hace repensar cómo las raíces del utopismo vuelven a unirse con el epicureísmo. Ya Sturtz mostró como éstas se reúnen en la obra de Thomas More. Con esto me siento más epicúreo que nunca. Nuevamente le agradezco este regalo. Un abrazo.
Luc: Créame, puede dudar, si quiere, de mi traducción, pero no del texto. Y con respecto a mi traducción del fragmento, honestamente, dudo que cualquier otra variase el contenido de forma significativa. Tiene razón en una cosa: Diógenes de Oenoanda es un gran desconocido. Pero eso sólo pone de manifiesto la pereza de nuestros historiadores de la filosofía.
No desconfío de su veracidad o pericia en la traducción, sólo que el descubrimiento me pareció tan maravilloso que me obligó a dudar. Gracias por el texto griego. Abrazo
"(...) todos labraremos y cultivaremos y cuidaremos del ganado y encauzaremos ríos y vigilaremos las cosechas (...) y en los ratos libres podremos dedicarnos al estudio de la filosofía."
ResponderEliminarÉse es uno de mis sueños, aunque es menos factible que el de hacerme ermitaña de Montserrat o el de ser jardinera a tiempo parcial (sólo en verano) en Austria, por ejemplo, en St. Wolfgang.
Bueno, a falta de Monsterrat podría ser ermitaña de los Pirineos y, en invierno, parar enormes trampas en las pistas de esquí.
ResponderEliminar¡La de Diógenes sí que era didáctica!
ResponderEliminarEl Drac: Es un sueño muy tramposo. De hecho, está en el origen de no pocas pesadillas.
ResponderEliminarJordi: A mi lo que me fascina de todo esto es saber que había un pueblo construido con sentencias de Epicuro.
ResponderEliminarDe hecho Diógenes de Oenoanda malinterpreta gravemente a Epicuro. Este recluía su filosofía a los adictos al "jardín", mientras que aquel está empeñado en convertir toda la ciudad en un jardín de Epicuro.
Me parece que una idea deja de ser filosófica cuando cae en manos de un apóstol.
Muchísimas gracias por esta dedicatoria que más que eso es un regalo.
ResponderEliminarEs tan interesante el fragmento que me hace dudar de su autenticidad. Intentaré conseguir el libro para saber cómo se ha chequeado eso. Ya ha habido muchos fraudes, no quisiera caer en otro nuevo.
En caso de que sea verídico realmente es un descubrimiento excepcional. Hace repensar cómo las raíces del utopismo vuelven a unirse con el epicureísmo. Ya Sturtz mostró como éstas se reúnen en la obra de Thomas More.
Con esto me siento más epicúreo que nunca. Nuevamente le agradezco este regalo.
Un abrazo.
Luc: Créame, puede dudar, si quiere, de mi traducción, pero no del texto. Y con respecto a mi traducción del fragmento, honestamente, dudo que cualquier otra variase el contenido de forma significativa.
ResponderEliminarTiene razón en una cosa: Diógenes de Oenoanda es un gran desconocido. Pero eso sólo pone de manifiesto la pereza de nuestros historiadores de la filosofía.
He adjuntado el texto griego.
ResponderEliminarQUE EL GANADO NO PUEDE CUIDARSE SOLO???,,, ESPECISMO PATERNALISTA :(
ResponderEliminarNo desconfío de su veracidad o pericia en la traducción, sólo que el descubrimiento me pareció tan maravilloso que me obligó a dudar. Gracias por el texto griego. Abrazo
ResponderEliminarTendré cuidado de mantenerlo como un sueño irrealizable.
ResponderEliminarCon todo, me niego a abandonar mi proyecto de caza de esquiadores domingueros.