Es bien conocida la historia del heroísmo de Prometeo, que se atrevió a robar el fuego del mismísimo Zeus para entregárselo a los hombres y aliviar así sus penas. Es menos conocido algo que nos cuenta Nicandro en su Theriaca. Nos dice que si Zeus pudo enterarse de quién había sido el ladrón, fue porque los hombres acabaron delatando a su benefactor. Sin duda esperaban recibir aún mayores recompensas de Zeus. Y así fue. Como premio por su delación recibieron un “phármaco” contra el envejecimiento. Pero como este premio era muy pesado, lo cargaron sobre un asno. Así podían descender del Olimpo más livianos y dar rienda suelta a su alegría. La carga, efectivamente, pesaba como plomo y el borrico no tardó en agotarse. Lo abrasaba, además, una sed insoportable. Caminaba a trompicones, resbalando en las rocas y tropezando con las raíces de los árboles. Los hombres, festejaban con tanto entusiasmo su fortuna que se olvidaron de aliviar los sufrimientos del animal sobre el que habían depositado el motivo de su alegría. Ni se dieron cuenta de que había abandonado la sinuosa senda del descenso al barruntar el caudal de una fuente. Cuando el sediento borrico acercó, muerto de sed, su hocico al agua, una serpiente se interpuso entre él y el manantial. Era su propietaria y no estaba dispuesta a entregar gratuitamente el agua. El asno no tuvo ningún inconveniente en ofrecerle inmediatamente su carga. De poco le servía a él aquel fármaco si estaba a punto de morir deshidratado. Gracias a este trueque las serpientes salen de la vejez cada año y se rejuvenecen, mientras los hombres siguen encadenados al inalterable curso del tiempo que, irremediablemente, acaba conduciéndolos a la vejez y a la muerte.
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viernes, 10 de octubre de 2008
El día que los hombres se olvidaron de la inmortalidad
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Conciencia de clase
Le comenté a mi dilecto Ferran Sáez que vi en El Callao, el barrio más humilde de Lima, una enorme pintada que decía: «Aprender a aprender: ...
oh!!!
ResponderEliminarplas plas plas plas plas
Todo lo cual nos lleva "in a commodicus vicus of recirculation" a Zaratustra con su fiesta del asno y su serpiente del eterno retorno.
ResponderEliminarY hablando de historias: "Eliano cuenta la historia del pintor Pausón que había recibido el encargo de pintar un caballo de carreras revolcándose en el polvo y que en vez de hacerlo así lo pintó galopando y, cuando el patrón se lo reprochó, Pausón le dijo que le diera la vuelta, y Eliano dice que se comentaba a menudo que eso recordaba los discursos de Sócrates (Varia Historia, 14.15)". (Seth Benardete, Strauss on Plato)
Dookomoi: Había un proverbio según el cual Los discursos de Sócrates se parecen a los cuadros del pintor Pausón. Para comprender la analogía conviene saber que cuando un cliente le pidió a Pausón que le pintara un caballo rodando por tierra, él lo presentó corriendo y se defendió de las objeciones del cliente alegando que si le daba la vuelta al cuadro vería al caballo patas arriba. Con esta misma ambigüedad –se decía- construye sus discursos Sócrates. Hace falta darles la vuelta para descubrir su verdadero sentido. ELIANO, "Varia Historia": XIV, 15. En LURI, Gregorio, “Guía para no entender a Sócrates”, Trotta, 2004, p. 34.
ResponderEliminarSobre Benardete: aquí y aquí
Cel.lia: Le agradezco su vehemencia.
ResponderEliminarMuy interesante relato. Uno no deja de pensar que la ingratitud humana pagó su precio.
ResponderEliminarNo obstante, me hago una pregunta que es un tema recurrente en las charlas con un amigo que dice haber fundado la Atanatosofía (la búsqueda desesperada de la inmortalidad sustentada teóricamente):
¿Puede disociarse inmortalidad de eterna juventud?
Porque si no entendí mal en la cita solo se habla de juventud, mas no de inmortalidad como promete el título. Mis amigos atanatósofos no les importa ser inmortales à la Swift. Pero presumo que Ud. al igual que yo no puede concebir una separación de la inmortalidad y la juventud o por lo menos una integridad física plena.
Corríjame si lo malinterpreto.
Un abrazo, y porque haya más Prometeos y menos Zeuses.
Y ya es la segunda vez que una serpiente nos hurta la inmortalidad.
ResponderEliminarViendo a los hombres saltando alegremente, por completo ajenos al peligro de perder su preciada carga, he recordado el final de "The italian job", ya ve usted qué asociación de ideas.
ResponderEliminarPD: La de Michael Caine, por supuesto.
Y para los hombres, aunque no lo merecían, la serpiente del estanque se convirtió en kundalini.
ResponderEliminar«Extranjero. -Todos ellos tienen trazas de recitarnos una fábula, como si fuéramos niños. Según uno, los seres son tres en número, los cuales tan pronto se hacen la guerra, como son amigos, se casan, procrean y alimentan su prole. Según otro, no hay más que dos, lo seco y lo húmedo, lo caliente y lo frío, y después los une y los pone en relación. Nuestra escuela de Elea, a partir de Jenófanes y aun de más atrás, nos refiere otras fábulas, presentando lo que llamamos universo, como un solo SER. Las Musas de Jonia y de Sicilia, un poco más tarde, han creído más seguro combinar estas dos opiniones, y decir que el SER es, a la vez, uno y muchos, y que se mantienen por el odio y la amistad. Las más altaneras de estas Musas pretenden que todo se une y se desune sin cesar, según las más moderadas no sucede siempre así, sino que tan pronto el universo es uno y está en perfecta armonía, mediante el poder de Venus, como es múltiple y está en guerra consigo mismo bajo el imperio de no sé que Discordia. Si todo esto es cierto o no lo es, es difícil decidirlo, y tampoco conviene hacerlo, cuando se trata de tan antiguos e ilustres personajes. Pero, he aquí lo que puede decirse sin incurrir en falta.»
ResponderEliminarPlatón, El Sofista, 242 c y ss.
Un saludo cordial a todos los entrañables amigos de la filosofía recreativa de este lugar.
Luc: permítame remitirlo a la historia de Titonio
ResponderEliminarLuc: Me explico: Una eternidad envejeciendo sería una condena terrible, casi tan mala como habitar solo en el Paraíso.
ResponderEliminarIrichc: ¡Qué le voy a contar que usted no sepa!
ResponderEliminarArrebatos: ¡Pues no la he visto! Pero si usted lo huele es que algo hay, seguro.
ResponderEliminarAurora: Le confieso mi ignorancia sobre el hinduísmo.
ResponderEliminarDon Gregorio, un placer leerle y un agradable descubrimento su blog.
ResponderEliminarEl humano tan voluble y olvidadizo, el asno tan pragmático y la inmortalidad aparente de la serpiente, será por eso que se repiten los mitos?
"Una eternidad envejeciendo sería una condena terrible, casi tan mala como habitar solo en el Paraíso" Totalmente de acuerdo.
Salud,
Bien venida, doña Medraina. Mi segundo apellido es Medrano. Ya ve usted...
ResponderEliminarNo han pensado ustedes en que el "pharmakon" es el símbolo del caduceo con serpiente propio de las pharmacias. Que lo que es veneno, también remedio, según la dosis. Que el remedio de los dioses se transmuta en veneno del áspid, según el cuento. Que el remedio de los remedios es precisamente la theriaka....que.....Prometeo robó la Lumbre en un cañaheja, que Prometeo engaño a los dioses en Sykion....
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