No abundan los animales en los pensamientos de Pascal. De hecho sólo he encontrado una mosca, una gallina y un gallo. Quizás haya alguno más, si es así, os agradeceré que me lo comuniquéis. La zoosofía se va construyendo pasito a pasito.
En el pensamiento 95 aparece el zumbido de una mosca para, con su insistencia, rebajar considerablemente las ínfulas del hombre:
La mente de ese soberano juez del mundo no es tan independiente que no pueda verse turbada por cualquier ruido que se haga a su alrededor. No necesita un cañonazo para interrumpir sus pensamientos; basta con el chirriar de una veleta o de una polea. Que nadie se extrañe si ahora no razona bien: una mosca zumba junto a su oído; ello basta para hacerle incapaz de ordenar sus ideas. Si queréis que pueda encontrar la verdad, alejad a ese animal que tiene en jaque a su razón y turba esta poderosa inteligencia que gobierna las ciudades y los reinos. ¡Que dios más grotesco! O ridicolissimo eroe!
El gallo y la gallina se inmiscuyen en el pensamiento 357 y digamos que su aparición no constituye uno de los momentos más clarividentes de la ciencia:
¿Por qué una virgen no puede dar a luz? Acaso una gallina no pone huevos sin ayuda del gallo? ¿Qué los distingue de los otros? ¿Y qué nos dice que la gallina no puede formar este germen lo mismo que el gallo?
Gregorio: ando con muchísimo trabajo y, le soy sincera ¡Es un placer infinito que me eche de menos¡
ResponderEliminarSeguro que Pascal, al inventar la ruleta, ya intuía las probabilidades del "zigoto" implantado a través del "in vitro" ¡Qué gran sabio¡
Acabo de leer su artículo en Metrópolis sobre el café filosófico.
ResponderEliminarMe ha llamado la atención la frase que ilustraba uno de los temas: si dos van sobre un caballo... ¿No decía Pascal que los animales no se admiran entre ellos? Me parece que ponía de ejemplo a los caballos. Lo consultaré.
Buscando caballos encuentro esto:
ResponderEliminar"Le bec du perroquet qu'il essuie, quoiqu'il soie net."
¡Bingo!
ResponderEliminar"Les bêtes ne s'admirent point. Un cheval n'admire point son compagnon. C'est ne pas q´'il n'y ait entre eux de l'émulation à la course, mais c'est sans consequence, car, étant à l'étable, les plus pesant et le plus mal taillé n'en céde pas son avoine à l'autre, comme les hommes veulent qu'on leur fasse. Leur virtu se satisfait d'elle même."
Ahora caigo que seguro que usted ya lo conocía. Pero, a mí me ha ido bien para recordarlo.
Amigo Claudio:
ResponderEliminarDebería haberme acordado de los caballos de Pascal, pero ya ve… Debería haber recordado la anécdota del accidente de Pascal a finales de 1654 en el puente de Neuilly, cuando los caballos de su carruaje se encabritaron y él se salvó de milagro, cosa que marcará completamente su destino. Debería haber recordado también que pocos años después inventó el transporte público con la creación de la “Compagnie des Carrosses à cinq sols”.
Así que he vuelto a los "Pensamientos" con la cabeza gacha. ¡Y resulta que están llenos de animales! ¡Si son un zoológico! El cerdo de Herodes (225) se codea con el perro (231), el gato y la rata (104), el lucio, la rana (259), el loro (261) y, por supuesto, la mosca y el caballo.
96: "El poder de las moscas; ganan batallas, impiden actuar a nuestra alma, comen nuestro cuerpo".
249: "Negar, creer y dudar bien son para el hombre lo mismo que correr es para el caballo".
277: "Los animales no se admiran entre sí. Un caballo no admira a su compañero. Compiten entre ellos cuando corren, pero sin consecuencia: una vez en el establo, el más pesado y de peor talla no cede la cebada a otro, como pretenden los hombres que se haga con ellos. Su virtud se satisface en sí misma"
Pero aún hay más. Cuando andaba dándole vueltas a una posible tesis doctoral, estimulado por Delibes y Ortega estuve tentado de dedicarla a la caza. Comenté la idea con Bermuda, que me hizo ver la importancia que le dedicaba Pascal a la liebre:
117: "Los hombres dedican su tiempo a perseguir una pelota y una liebre, es el mismo placer de los reyes".
205: "La verdadera felicidad no se encuentra en la liebre que se persigue (…). Esta liebre no nos protege de la idea de la muerte y del infortunio, pero la caza –que nos evita tener estos pensamientos- sí nos protege de estas ideas. (…) no saben que lo que anhelas es la caza y no las piezas cobradas".
En conclusión: Tengo que volver a leer a Pascal.
Hay una razón adicional para esta lectura: La comprensión de Pascal abre no pocas puertas a la comprensión de Leo Strauss.