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martes, 9 de julio de 2024

De regreso

 I

Vuelvo a casa después de 10 días con la familia por la asombrosa tierra castellana y me encuentro, primero, con esta agradable sorpresa:


Segundo, con este artículo:

En Aceprensa.  

Y, tercero, con la portada de mi nuevo libro, que llegará a las librerías el 1 de septiembre:


II

Con mi mujer, mis dos hijos y mis dos nietos nos plantamos el día 29 en Molpeceres, un pueblecito de Valladolid, al sur de Peñafiel. Invitado por Armando Zerolo estuve desmenuzando el Frankenstein de  Mary Shelley (dos horas diarias matinales a un grupo de jóvenes que después se arremangaban para trabajar con pico y pala bajo un sol ardiente). Tras la sesión literaria, nos íbamos los seis a recorrer aquellas tierras: Peñafiel, Valbuena de Duero, Rábano (y su playa fluvial), el parque natural de las Hoces del Río Duratón (en la ermita de San Frutos me encontré con un seminarista que anda ayudando al párroco de mi pueblo), Sepúlveda (¡qué lechón!)...

De Molpeceres nos trasladamos a un pueblecito encantador de la burgalesa Sierra de la Demanda, Hoyuelos de la Sierra, al Norte de Salas de los Infantes, junto a un pueblo llamado Barbadillo del Pez (¡cómo me gustan estos nombres!), donde íbamos a disfrutar de las cascadas de agua helada del río Pedroso. Resalto la inolvidable excursión que hicimos en bisca de las ruinas del convento franciscano de Nuestra Señora de los Lirios.

Ayer al atardecer estaba de vuelta en casa.

Iré dando cuenta de todo esto. Ahora tengo que dedicarme a poner orden en el trabajo atrasado.


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