Las cosas se complican cuando la agenda ya es, de por sí, complicada, por ejemplo si tengo que hacer un viaje al extranjero donde he de compatibilizar horas, lugares, vuelos, traslados, conferencias, hoteles, personas, temas... Como sé que me lío, intento tener todo lo que necesito en una carpeta específica pero, por mucho que revise todo, siempre hay algún papel que, a la hora de la verdad, no está donde debiera.
III
No es que pierda los papeles. Los papeles están, todos, ahí, pero juegan al escondite conmigo.
IV
Creo que soy víctima de un celo excesivo. O, mejor dicho, de un celo, que como se sabe muy superior a mi memoria, intenta hacerlo todo con el mayor orden, pero ese orden acaba siendo para mí un laberinto.
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