Buscar este blog

martes, 12 de marzo de 2024

Toda la tarde viendo pasar nubes

 I

Día soleado, de mucho trajín y trabajo intermitente. Sigo cojo y hasta el lunes no tengo hora con el traumatólogo. Me parece a mí que esto de mi rodilla derecha es serio. El de la azotea de enfrente ha salido esta mañana temprano a fumar. Hoy ha tenido una conducta distinta. Se ha parado frente a la puerta que comunica la azotea con la casa y ha pasado un buen rato dándole cabezazos. ¿Un don Quijote en paro haciendo el sandío?

II

Por la mañana, tras llevar a mi nieto G. al colegio le he dedicado un rato a La vida de Plotino de Porfirio, que, en realidad, es una reflexión sobre la edición de las obras de Plotino. La primera reflexión escrita de un editor. Al darme cuenta de esto he tenido una idea...

III

Me ha llegado, cuando estaba camino de la plaza de Ocata, El comunismo en España. Mito, pueblo y revolución, de Andreu Navarra. Le haré de telonero de su presentación en la librería Alibri, el 17 de abril. Un honor.

IV

En la Plaza de Ocata he tenido visitas inesperadas que me han ayudado a olvidarme del ordenador y a hablar de mil cosas triviales, que son las ricas. Al quedarme solo he pedido una cerveza y unas patatas. Hay veces que si me ofrecieran un imperio pediría que, por favor, esperasen un rato.

V

A las 17:30 reunión cordialísima y muy instructiva por zoom con varios jesuitas de Hispanoaméricas. Próximamente participaré en un debate sobre el currículo que han puesto en marcha. Me gusta lo que están haciendo. Están sacando vino nuevo de los odres viejos de la Ratio Studiorum

VI

Después charla telefónica con Ana Palacio sobre Chantal Delsol. Hablar con Ana es una de las cosas importantes que se pueden hacer hoy en día en todo el mundo mundial.

VII

Cena sencilla. Un poco de tele. Comienzo y acabo un artículo de 1.500 palabras para una revista. Hay que ver lo fácil que salen algunas veces los artículos largos y lo que cuesta escribir uno corto.

VIII

Toda la tarde viendo pasar nubes frente a mi ventana. Aparecían por la derecha e iban a paso de caracol algodonado hacia la izquierda. Una procesión curiosa, bella, gratuita y sin significado. He perdido (o ganado) mucho tiempo observándolas, con esa atracción irresistible de la pura belleza sin fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cocinar en Navidad

 I Como entramos en la Navidad, decidí ayer llenar la casa de olores caseros y cociné una gran cazuela de pies de cerdo que, se lo aseguro, ...