I
Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste búsqueda de alegría que me envía la gloriosa editorial La isla de Siltolá, con la que siempre estaré en deuda.
II
No me gusta leer mis libros, por miedo a decepcionarme. Pero este es, por varias razones, un libro muy especial. En la contraportada dice Enrique García-Máiquez, que ha tenido el amable gesto de escribirla con cordialidad y buen tino, que se trata de "una enciclopedia lurisófica". Y yo no le llevaré la contraria.
III
El aforismo no es un ladrillo de un sistema sino, en todo caso, un cálculo en el riñón: la verdad de un instante. Y como los instantes siempre son fortalezas muy mal protegidas contra la invasión azarosa de los estados de ánimo, pues ya la tenemos liada.
IV
En este libro no he tenido miedo a ser contradictorio, porque he querido ser muy sincero.
V
No sé si escribiré otro libro de aforismo, pero ahora, pensando en los dos anteriores, creo, honestamente, que ambos fueron ejercicios de aprendizaje para llegar a este.
Vamos entiendo que el aforismo es aquello primero que te pasa por la cabeza. El inconsciente.
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