viernes, 1 de marzo de 2024

Consentir

I

Reconocí ayer en X que me había gustado El sentido de consentir, de Clara Serra, no porque estuviera del todo de acuerdo con ella -cosa que a ella le importará un pimiento- sino porque me parece un fino ejercicio de libertad intelectual. Añado ahora que todo aquel que sabe que la prudencia no es una virtud intelectual es de los míos.

II

Clara Serra analiza exactamente lo que dice el título de su libro, el sentido del consentimiento, teniendo como fondo de su reflexión la famosa ley del Solo sí es sí.

III

En el Fedón de Platón y en la Primera carta de Juan el amor es “logos + filantropía".

IV

"Logos - filantropía" sería la ciencia pura: las matemáticas y, en general, el saber autista.

V

¿Y qué sería "Filantropía - logos"? Si interpretamos restrictivamente la filantropía como deseo del otro, la respuesta podría ser: "El deseo erótico".

VI

Las dificultades con las que se enfrenta la ley del “solo sí es sí” son las propias del intento de legislar un deseo sin logos.

VII

La casuística cristiana, que era consciente de estas dificultades, animaba a matar al deseo cuando estaba surgiendo, porque "quien evita la ocasión, evita el peligro" y "más vale revenir que lamentar".

VIII

Pero hoy, por una parte, estimulamos incondicionalmente el deseo (véase su uso como reclamo publicitario, la moda, el consumo de pornografía o algunas charlas de "educación sexual" [sic] que se imparten en las escuelas) y, por otra, le exigimos un procedimiento burocrático para su satisfacción. 

IX

Eros sabe de artimañas, no de procedimientos. Para el Platón del Banquete Eros es un cazador terrible.

X

Me respondió Clara Serra: "Muy bueno", me dijo. Y nos hemos hecho "amigos" en X.

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