Hoy, como es San Bruno, onomástica de mi nieto, he ido a misa. A la cartuja de Montalegre, como es lo preceptivo cada 6 de octubre.
Como siempre, he salido de allí más liviano. Mi parte mala me dice que es por el hecho de haber salido (hay una vocecilla tenue que me reclama desde una celda). Mi parte buena dice que es por el hecho de haber entrado.
Un anciano indio explicaba a sus nietos que dentro de sí tenía dos lobos en continua lucha; uno le empujaba a hacer cosas buenas y el otro cosas malas. Uno de sus nietos le preguntó:
ResponderEliminar- Abuelo, y al final, ¿cuál vencerá?
Y el viejo contestó:
- Aquel al que alimente más.
Un cordial saludo, amigo.
EliminarHabrá escuchado un buen sermón, supongo.
ResponderEliminarLe hubiera gustado a usted el gregoriano de los monjes, tan ancianos... el gregoriano del fin de un mundo. El sermón... de compromiso... ¿Se puede utilizar todo un sermón para defender la importancia del silencio?
EliminarPero tengo un plan...
Pero, ¿has salido?
ResponderEliminarGran pregunta, gran Javier... y tenías que hacerla tú.
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