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martes, 9 de octubre de 2012

La historia continúa

Yo ya les tengo advertidos a ustedes que en esta historia de espías catalanas que estoy intentando reconstruir, lo increíble es la realidad. Me costará lo suyo convencer a alguien de que lo efectivamente ocurrido no es literatura. Hasta el mismo proceso de la investigación comienza a adquirir un aire de irrealidad. Ayer le comentaba a mi mujer que no entendía cómo una espía tan relevante como Carmen Brufau había muerto abandonada por los suyos (los de la emigración, los del partido, los de la KGB) y atendida por la caridad cristiana de una buena mujer mexicana que incluso cedió un lugar de su propio panteón familiar para albergar sus restos. Esta misma mañana al llegar a casa me encuentro con un sobre que proviene de los Estados Unidos, pero que no tiene remitente. En el interior sólo hay este texto escrito a máquina en una cuartilla blanca: "Carmen Brufau Civit. AKA Carmen Esbert, Carmen Zeifurt". Y nada más.

21 comentarios:

  1. Por el día del padre, gabardina y fedora. Fijo.

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    1. Pues mire usted, ya me ha resuelto la respuesta a la insidiosa pregunta de "¿Qué quieres que te regalemos para el día del padre?"

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  2. Mire que en las pelis los poderes ocultos siempre acaban buscando al que investiga...

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Esto se está convirtiendo en algo muy parecido al erotismo... imprudente. Pero no pienso desaprovechar esta oportunidad de ser imprudente. Dios proveerá.
    En todo caso, si os dicen que caí, quiero que sean respetadas mis últimas voluntades: en mi funeral una charanga de pueblo tiene que interpretar "Paquito el chocolatero" y en mi lápida deberá haber alguna referencia a mi máxima gesta vital, que fue la de conducir en Nápoles. Por ejemplo: "Aquí yace, G.L., condujo en Nápoles".

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    1. Si sobrevivió al tráfico de Nápoles es usted inmune a los poderes conspiranoicos.

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    2. Si sobrevivió usted al tráfico de Nápoles es usted inmune a los poderes conspiranoicos.

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    3. No se preocupe, en el epitafio añadiré en grafiti: "y estudió a Platón en plena LOGSE, ninguna de ambas cosas lo mató".

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    4. Esparver: Sobreviví, es cierto... pero no sin heridas emocionales, aunque la carrocería del coche que llevaba quedó intacta.

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    5. Rafael; Un respeto, que un servidor es ante-logsiano.

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  5. El gato de Schrödinger5:08 p. m., octubre 09, 2012

    ¿Habría sido posible esta investigación hace treinta años, cuando existía el KGB?

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  6. Qué maravilla Don Gregorio. La de cosas que salen a la luz con ponerse a hurgar un poco en el polvo. ¿Ha vendido ya los derechos de la historia a Hollywood?

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    1. Don Arrebatos: Usted es responsable de todo esto, porque fue el que encendió la mecha.

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    2. No lo diga usted muy alto o empezaré a mirar de reojo por la calle por si me sigue alguien con gabardina y gafas oscuras.

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  7. La peripecia empieza a ser tanto o más subyugante que la investigación. Por favor, nárrelo todo en una novela de no ficción, Gregorio.
    Otrosí: si desea que le vaya mirando tarifas de guardaespaldas no tiene más que indicármelo.

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  8. Le reconozco que me encuentro en una situación delicada, no porque esté en condiciones de sacar a la luz ningún secreto de Estado, sino porque comienzo a manejar información que, de hacerse pública, heriría a ciertas personas.

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    1. Salvando las diferencias que pueda haber, me vi en esa tesitura al tratar la falsa denuncia de que fue objeto Julián Marías al final de la guerra civil. No es fácil. De hecho, pospuse en diversas ocasiones la redacción de su biografía por conflicos de conciencia con esta cuestión.

      Finalmente creo que encontré el modo adecuarlo de enfocarlo sin faltar a la verdad ni un ápice ni ocultar nada relevante. Pero, efectivamente, conviene tomarlo con sosiego y valorar bien las cosas para poner a salvo a las personas.

      ¿Cómo entender a Marx sin leer a Dickens? (no digo, ni mucho menos, "coincidir", sino "entender") ¿Y cómo enjuiciar las acciones de los demás sin asomarnos al abismo de nuestras propias miserias? Si se toma en serio, no se puede.

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