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sábado, 22 de enero de 2011

Céline

Céline contre les robots



Por cierto: Céline sobre Sartre

7 comentarios:

  1. Me he acordado de esto:

    It is not the immorality of relativism that I find appalling. What is astounding and degrading is the dogmatism with which we accept such relativism, and our easygoing lack of concern about what that means for our lives. The one writer who does not appeal at all to Americans—who offers nothing for our Marxist, Freudian, feminist, deconstructionist, or structuralist critics to mangle, who provides no poses, sentimentalities or bromides that appeal to our young—is Louis-Ferdinand Celine, who best expresses how life looks to a man facing up
    to what we believe or don't believe. He is a far more talented artist and penetrating observer than the much more popular Mann or Camus.
    Robinson, the hero he admires in Journey to the End of the Night, is an utterly selfish liar, cheat, murderer for pay. Why does Ferdinand admire him? Partly for his honesty, but mostly because he allows himself to be shot and killed by his girlfriend rather than tell her he loves her. He believes in something, which Ferdinand is unable to do. American students are repelled, horrified by this novel, and turn away from it in disgust. If it could be force-fed to them, it might motivate them to reconsider, to regard it as urgent to think through their premises, to make their implicit nihilism explicit and examine it seriously. As an image of our
    current intellectual condition, I keep being reminded of the newsreel pictures of Frenchmen splashing happily in the water at the seashore,
    enjoying the paid annual vacations legislated by Leon Blum's Popular Front government. It was 1936, the same year Hitler was permitted to
    occupy the Rhineland. All our big causes amount to that kind of vacation.

    A. Bloom, The closing of the american mind

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  2. Un brindis camino al fin de la noche, pues, por Bloom y por nuestra salud!

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  3. Gracias por el artículo de Leroy, Luri. Y también a Claudio por la cita de Bloom. Una buena ración de seny para comenzar este domingo soleado (y frío, ¡ay!).
    Me quedé estupefacta cuando leí el despropósito de monsieur Mitterrand (quizá tendría a bien meditar sobre son oncle y su también indiscutible lado oscuro, ante todo, pero en fin...).

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  4. Teresa: el tema da para mucho, mucho. Añado a la entrada un enlace muy jugoso.

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  5. Hoy he leído en la prensa que detrás del asunto está el lobby judío francés.
    No utilizan esta expresión ,pero bueno...

    Por cierto, el retrato que del escritor francés hace Jünger en sus diarios es el de un psicópata suelto y sin vacunar , que dicen en Cuba, tremendo.

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  6. No recuerdo haber leído tu post de 2007 con el texto de Céline sobre Sartre, que desconocía. Además del contraataque feroz al "maître à penser", muestra el desgarro y la rabia que lo debían corroer entonces. Entre todas las lindezas que le dedica, me parece de una gran genialidad y clarividència ésta: es una tenia, pero no una cobra. Creo que define exactamente lo que fue Sartre, al fin y al cabo, en buena parte: una solitaria que parasitó cuanto pudo, casi diría que por naturaleza, no tanto "programáticamente".
    Por otro lado, jamás la mayoría de franceses (y también muchos por estos lares) osarán comparar ni siquiera un poco el colaboracionismo de Sartre con el estalinismo con el de Céline con el nazismo. De ahí también, creo, la postura mezquina y cobarde de D. Mitterrand de no incluir a Céline en las "conmemoraciones nacionales". Sartre todavís es un santo laico, (y por tanto más digno de veneración), y muchos fieles acuden en peregrinaje a su tumba. Por cierto, conozco a algunos de aquí que, de viaje a PArís, Se acercan al Père Lachaise (creo que está allí) con devoción.

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  7. Teresa: Más de una vez he citado aquella tremenda declaración de la Beauvoir sobre que Stalin había sometido la moralidad a la historia con mucha mayor rotundidad que cualquier existencialista. Es exactamente así. Pero a Heidegger nunca lo liberaremos de su estigma, mientras que los apolo-getas de Stalin siguen integrando el bando de los buenos.

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