viernes, 1 de enero de 2010

Elogio del trabajo

Hay una palabra de mi infancia que quiero recordar: "Falso".

Evidentemente si abro con ella el nuevo año no es para sacarle brillo a sus significados evidentes, sino para subrayar una acepción que aún es bastante común en Navarra: el falso es el haragán, el muelle, el que rehuye el esfuerzo y el trabajo.

Esta mañana me he dado cuenta de que hace mucho tiempo que he dejado de usarla con este significado y he sentido su ausencia de mi vocabulario como una falta a la que corro ahora a poner remedio, en el primer apunte del año, porque, más allá de todas las gesticulaciones sentimentales de los existencialistas por atrapar la autenticidad del ser para la muerte, está la humilde autenticidad del trabajo que proclama la vida.

Ya sé que hoy ensalzar el trabajo es de jurásicos. Se supone que tenemos que ser creativos, que el trabajo ya lo harán las máquinas. Nuestra obligación moral como ciudadanos postmodernos es ser ciudadanos con confianza en su capacidad de consumo. ¿No es el índice de la confianza del consumidor el que con más ansiedad observan nuestros economistas?

Cuando el esfuerzo personal, a veces tras pasar por diferentes altibajos, da de sí un trabajo bien hecho, digno, objetivo, al que se puede mirar cara a cara con un legítimo orgullo (aunque sea un orgullo de andar por casa), uno se encuentra ante una satisfacción que ningún interés inducido sería capaz de prever. Es esa cosa de la satisfacción por el trabajo bien hecho.

Crecí en una familia en la que existía la convicción de que el peor vicio que podía tener una persona era ser falso. Me enseñaron que el falso es el único hombre que no resulta nunca de fiar.

El trabajo propio es como un espejo en el que nos contemplamos. El falso, en este sentido, es ciego.

8 comentarios:

  1. Muy bello post. Me encantaría ser un "vero" si es que puede oponérsele ese término al que Ud. recuerda. Buen año, Gregorio!

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  2. Esto me recordó el Elogio de la Ociosidad de Bertrand Russell.

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  3. Cordiales saludos: Mi nombre es Carlos González. He sido profesor de matemáticas y física en la enseñanza secundaria durante 24 cursos. Finalmente, al verme limitado en mi deseo de practicar una enseñanza basada en los nuevos paradigmas, decidí dejar el camino de la enseñanza oficial e iniciar uno nuevo, alternativo al sistema imperante.
    Durante años, he podido comprobar como mis alumnos adolescentes enterraban sus sueños hasta hacerlos invisibles. Su entorno les enseñaba que la “seguridad” era lo primero: estábamos creando víctimas. La rabia que sentía ante tal panorama la he trasmutado en creatividad, escribiendo un libro que narra cómo empoderar a los adolescentes:
    “Un maestro decide crear un ambiente mágico en su clase para empoderar a sus alumnos. Les ayuda a descubrir los enormes potenciales que habitan en su interior. Les revela un mundo más allá de la mente programada y de las creencias. Para llevar a cabo su proyecto el profesor emplea curiosos trucos...
           Poco a poco, cada alumno se convierte en su propio maestro, en una fuente de conocimiento para él y sus compañeros. La vida se torna mágica: pueden vivirla desde su corazón “
           El título del libro es: “Veintitrés maestros, de corazón-un salto cuántico en la enseñanza-” Se plantea un modelo de educación que se basa en descubrir la fuerza interior.
           Hoy puede ser ciencia ficción...tal vez una semilla, pero si la nutrimos puede generar una forma totalmente nueva de enseñar, en la que el ser humano deja de sentirse víctima, para sentirse el creador de su propia vida.
    Creo que su trabajo va en la misma línea que el mío. Por eso, me atrevo a enviale mi libro en versión digital*. He decidido regalarlo persona a persona o institución a institución. Necesita volar...hacia lugares en los que pueda ser bien acogido. Si lo lee le agradecería cualquier comentario. Todos los amantes de la lectura sabemos que bastan cinco minutos con un libro para saber si es de nuestro interés, sólo le pido ese tiempo. Siéntase libre de enviarlo a las personas o asociaciones a las que este libro pueda ayudar. Gracias por su presencia. Le deseo felices creaciones…
                                                                                                        Carlos González
    P.D Mi blog es: www.ladanzadelavida12.blogspot.com
    * El libro se puede descargar desde mi blog

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  4. Bueno, don Gregorio, posiblemente queda alguna estirpe jurásica no extinguida todavía en este rincón de planeta... Transmitir esto a los adolescentes, por ejemplo, todo un reto, pero vale la pena. Gracias!

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  5. Pues formando yo hoy parte del mundo cooperativo, no puedo por menos que referirme a dos frases de las que suelo acordarme muy a menudo en los últimos tiempos. La primera es de Arizmendiarrieta y dice así: "el mundo no se nos ha dado para contemplarlo sino para transformarlo". La segunda está extraída de la definición de nuestros principios: "el trabajo es la principal fuerza de transformación de la sociedad y del propio ser humano".
    Lo bueno es que, con el transcurrir de los años, yo he terminado por creer en ello.

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  6. Don Gregorio: un nnavarro, de estella, aquí en Bilbao
    disfruto con usted como un gorrino... y eso que me parece que a veces estoy muy en desacuerdo... ni me planteo cerciorarme de ellop demasiau en serio, no vaya a ser que...

    Falso, se dice mucho en estella, y, aún, de año en año, sale de mi boca... aunque nadie me lo pille a la primera...
    Un cuentito de Atxaga, que se me hace muy navarro, para felicitarle por lo del nietico y el año que se nos viene encima...

    ¡Feliz Año Nuevo!ª, estaba deseando,
    cuando un pequeño yo gramatical se hizo oir en mí y me exigió:
    "¡Define "Feliz"!
    Y después de seiscientos intentos desastrosos de definir "Feliz",
    decidí copiar/pegar este cuentito de Bernardo Atxaga




    "Enfermó Adán el primer invierno después de su salida del paraíso
    y asustado con los síntomas, la tos, la fiebre, el dolor de cabeza,
    se echó a llorar igual que años más tarde lo haría María Magdalena,
    y dirigiéndose a Eva, "no sé qué me ocurre" gritó, "tengo miedo" "amor mío, ven aquí, creo que ha llegado la hora de mi muerte".

    Eva se sorprendió mucho al oír aquellas palabras, amor, miedo, muerte
    y le pareció que pertenecían a una lengua extraña, ajena al paradisiaqués,
    y anduvo con ellas en la boca, masticándolas como pepitas, como raíces,
    hasta que creyó, amor, miedo, muerte, comprender enteramente su sentido.
    Para entonces Adán ya se había repuesto, y volvía a sentirse feliz, o casi.

    Fue sólo, aquel hecho extraparadisiaco, el primero de una larga serie,
    de modo que Adán y Eva siguieron, por así decir, recibiendo clases intensivas
    de la lengua que decía amor, miedo, muerte,
    aprendiendo palabras como cansancio, sudor, carcajada, carcaj, carcamal, canción, caricia o cárcel;
    a medida que crecía su vocabulario, las arrugas de su piel aumentaban.

    La hora de la muerte, la verdadera, le llegó a Adán siendo ya muy viejo,
    y quiso entonces transmitir a Eva lo que había aprendido, su última verdad.

    "¿Sabes, Eva?", le dijo, "la pérdida del paraíso no fue en realidad una desgracia.
    A pesar de los trabajos, a pesar de lo del pobre Abel y todos los demás conflictos,
    hemos conocido lo único que, noblemente hablando, puede llamarse vida".

    Sobre la tumba de Adán se derramaron lágrimas corrientes, de agua y sal,
    que cayeron a tierra y no criaron jacintos, ni rosas, ni flores de ninguna clase,
    y de todos ellos fue Caín el que, paradójicamente, con más desgarro lloró;
    Luego Eva recordó con cariño el susto de Adán cuando su primera gripe,
    y todos se calmaron, y se fueron, y tomaron algo, y comieron un bollo".

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  7. Bueno, amigos, en primer lugar, feliz año a todos.

    En segundo lugar una advertencia (especialmente para el usuario SAT): Más de una vez me sorprendo a mí mismo defendiendo opiniones que no comparto.
    Ya sabe usted que Azagra es el pueblo de Tierra Estella que está a menor altura sobre el nivel del mar.

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  8. por eso -por lo de defender opiniones que no comparte, no por lo de Azagra!- le sigo, por eso le sigo...
    Gracias por todo

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