[ ...salvo una minoría de irredentos, todo el espectro político ha asumido casi por igual la sacralidad incuestionable de la igualdad entre los individuos y las culturas. A quienes discuten esta religión del igualitarismo -con todos sus muchos dogmas- lo convierten directamente en paria o enemigo del bien, nada menos...
¡Cuántas veces se ha hecho ya a lo largo de la historia!Acabar con la libertad en nombre de la igualdad. Volvemos a las andadas. Es una lacra intelectual con hondas raíces en la cultura occidental...
Como la igualdad es imposible sólo se puede simular con la mentira...
La sociedad que obliga a sus miembros desde la infancia a adaptarse al nivel del peor es una sociedad abocada al fracaso...
Ahora volvemos a estar en manos de experimentadores sociales. Que necesitan que olvidemos principios y valores, nuestra identidad...
las consecuencias de un pensamiento único que reprime el debate en todos los problemas reales. Con éste, la selección negativa -tan evidente en la clase política española- está asegurada... ]
Ojos tristes, ciertamente la politica esta viciada, y si bien muchos se dejan la piel, lo que florece, salvo honrosas excepciones deja bastante que desear. Pero coñe no olvidemos que los elegimos nosotros.
Estoy de acuerdo contigo Rubén, pero sigo sin entender qué tiene que ver eso con la igualdad..:
"[ ...salvo una minoría de irredentos, todo el espectro político ha asumido casi por igual la sacralidad incuestionable de la igualdad entre los individuos y las culturas. A quienes discuten esta religión del igualitarismo -con todos sus muchos dogmas- lo convierten directamente en paria o enemigo del bien, nada menos...
¡Cuántas veces se ha hecho ya a lo largo de la historia! Acabar con la libertad en nombre de la igualdad. Volvemos a las andadas. Es una lacra intelectual con hondas raíces en la cultura occidental..." [Maty]
Perdonen ustedes mi ausencia, no estoy rehuyendo la polémica, sino que ando sin tiempo. Ojos Tristes, el hecho de que hayamos decretado la igualdad de todos los hombres ante la ley, cosa que como todo el mundo sabe es, en todo caso, más una aspiración que una realidad jurídica incuestionable, no hace sino demostrar que necesitamos una ley para imponer este deseo. Esto significa que no es en absoluto obvio que todos seamos iguales. Durante miles de años el hombre ha considerado una obviedad la inferioridad de los esclavos. La naturaleza nos hace diferentes. Y todos aceptamos esa diferencia en cuestiones estéticas o físicas. Las escuelas no tienen inconveniente en estimular la competencia deportiva. Ahora bien en cuestiones intelectuales y morales la moderna sensibilidad democrática considera más reconfortante decretar un nuevo dogma: la igualdad. Las escuelas son reticentes a señalar la excelencia. Esta es la noble mentira de nuestro presente.
Desde el exilio -> ABC.es La amenaza de la igualdad Hermann Tertsch
ResponderEliminar[ ...salvo una minoría de irredentos, todo el espectro político ha asumido casi por igual la sacralidad incuestionable de la igualdad entre los individuos y las culturas. A quienes discuten esta religión del igualitarismo -con todos sus muchos dogmas- lo convierten directamente en paria o enemigo del bien, nada menos...
¡Cuántas veces se ha hecho ya a lo largo de la historia! Acabar con la libertad en nombre de la igualdad. Volvemos a las andadas. Es una lacra intelectual con hondas raíces en la cultura occidental...
Como la igualdad es imposible sólo se puede simular con la mentira...
La sociedad que obliga a sus miembros desde la infancia a adaptarse al nivel del peor es una sociedad abocada al fracaso...
Ahora volvemos a estar en manos de experimentadores sociales. Que necesitan que olvidemos principios y valores, nuestra identidad...
las consecuencias de un pensamiento único que reprime el debate en todos los problemas reales. Con éste, la selección negativa -tan evidente en la clase política española- está asegurada... ]
¿Qué quieres...? ¡Hay que preparar a nuestros hijos para la sociedad que los hará desaparecer o a la que harán desaparecer!
ResponderEliminarperdón maty pero... ¿qué tiene que ver el derecho a la igualdad con la mierda [con perdón] de la clase política que padecemos?
ResponderEliminarOjos tristes, ciertamente la politica esta viciada, y si bien muchos se dejan la piel, lo que florece, salvo honrosas excepciones deja bastante que desear. Pero coñe no olvidemos que los elegimos nosotros.
ResponderEliminarMe parece que es el mismo que el niño Ahmadinejad pidió a los Reyes.
ResponderEliminarEstamos todos pendientes de si se lo trajeron.
Don Claudio: me lee usted el pensamiento.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Rubén, pero sigo sin entender qué tiene que ver eso con la igualdad..:
ResponderEliminar"[ ...salvo una minoría de irredentos, todo el espectro político ha asumido casi por igual la sacralidad incuestionable de la igualdad entre los individuos y las culturas. A quienes discuten esta religión del igualitarismo -con todos sus muchos dogmas- lo convierten directamente en paria o enemigo del bien, nada menos...
¡Cuántas veces se ha hecho ya a lo largo de la historia! Acabar con la libertad en nombre de la igualdad. Volvemos a las andadas. Es una lacra intelectual con hondas raíces en la cultura occidental..." [Maty]
Perdonen ustedes mi ausencia, no estoy rehuyendo la polémica, sino que ando sin tiempo.
ResponderEliminarOjos Tristes, el hecho de que hayamos decretado la igualdad de todos los hombres ante la ley, cosa que como todo el mundo sabe es, en todo caso, más una aspiración que una realidad jurídica incuestionable, no hace sino demostrar que necesitamos una ley para imponer este deseo. Esto significa que no es en absoluto obvio que todos seamos iguales. Durante miles de años el hombre ha considerado una obviedad la inferioridad de los esclavos.
La naturaleza nos hace diferentes. Y todos aceptamos esa diferencia en cuestiones estéticas o físicas. Las escuelas no tienen inconveniente en estimular la competencia deportiva. Ahora bien en cuestiones intelectuales y morales la moderna sensibilidad democrática considera más reconfortante decretar un nuevo dogma: la igualdad. Las escuelas son reticentes a señalar la excelencia.
Esta es la noble mentira de nuestro presente.
Gracias, Gregorio.
ResponderEliminar[completamente de acuerdo]