martes, 10 de febrero de 2009

Perros y arañas

Tiene la zoosofía una deuda con el filósofo que quiso ser perro, Diógenes el Cínico. Cosa difícil de conseguir, desde luego, porque los auténticos perros no quieren ser perros, ni mucho menos filósofos, pero es que Diógenes en realidad lo que quería era provocar. Es lo que les suele pasar a los cínicos, sean o no filósofos: que necesitan ganarse la atención de la ciudad para creerse de manera verosímil su papel. No hay filósofos cínicos eremitas. Sin embargo hay perros asilvestrados.

Las anécdotas sobre Diógenes el Cínico son numerosísimas y la mayoría están basadas en las que recopiló otro Diógenes, en este caso Laercio. Uno de los que beben de esta antigua fuente con más placer es Erasmo de Rotterdam, de cuyos Apotegmas de sabiduría antigua recojo la siguiente:
Dícese de Diógenes que como el rey Alejandro viniese a él, y le saludase, Diógenes le preguntó quién era. Y como Alejandro respondiese: Yo soy el rey Alejandro, dijo Diógenes: Pues yo soy Diógenes el Perro. No teniendo menos presunción de su libertad que Alejandro de su reino. Siendo preguntado por qué comúnmente era llamado perro, respondió: Porque a los que me dan algo halago, y a los que no me dan ladro, y a los malos muerdo.

Y ya que estamos con los apotegmas de Erasmo, añado también esta analogía zoosófica de Anacarsis
A este filósofo se le atribuye aquel dicho tan notable que dice: Que las leyes son semejantes a las telas de araña, en las cuales los animales pequeñitos y flacos quedan trabados y presos y los grandes y recios las rompen y se van. Y así es que las leyes en los pobres y flacos se ejecutan y por los grandes y poderosos comúnmente son quebrantadas.

5 comentarios:

  1. Vaya, ¿eso de las leyes ya pasaba en aquellos tiempos clásicos?

    Por cierto, ¿cómo han permitido ustedes, los filósofos, que a la acumulación de porquería se le llame síndrome de Diógenes cuando el sabio no acumulaba nada más que sabiduría y frases inteligentes?

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  2. Gracias Júlia, es una pregunta que yo tambien tenia pendiente, al menos en el aspecto filososfico.

    Referente al post ¿Los Albertos?

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  3. Júlia: ¿Recuerdas la letra de aquel fabuloso tango, "Cambalache"? Pues cada siglo la ha cantado.

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  4. Júlia, Rubén: Respecto a lo del síndrome. Yo les agradezco, de verdad, su intención, pero no puedo por menos de recordar que ya Cicerón sostenía que "no hay nada tan absurdo que no haya sido dicho ya por un filósofo".

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  5. Es notable el hecho, querido don Gregorio, de que haya un terreno en el que filósofos y científicos -e incluso los historiadores reazonables- puedan llegar a entenderse, y que ese ámbito nos lo procuren los perros y los gatos.

    Saludos, también de parte de mi vecino... admirador suyo, como no podía ser de otra manera
    http://adu1.wordpress.com/2009/02/10/mi-vecino/

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