- Su presencia resalta la ausencia de auténticos hombres.
- Los animales caricaturizan al hombre y, por lo tanto, amplifican y hacen más diáfanos sus defectos y sus virtudes.
- Hay algo en Zaratustra del cinismo de Diógenes. En más de una ocasión parece preguntarse si es mucho más noble ser hombre que perro o, al menos, si es mucho más innoble ser perro que hombre.
- Quizás se sugiere que el hombre podría preferir rebajarse a la condición de animal antes que elevarse a la de superhombre.
- ¿O quizás quiere comparar al animal, en tanto que artista, con el hombre en tanto que sabio?
En todo caso, ahí están los animales:
- El gusano: "Habéis hecho el camino del gusano de tierra al hombre, y aún quedan en vosotros abundantes características gusaniles." En un momento determinado Zaratustra se insulta a sí mismo llamándose "gusano dormido".
- La serpiente y el águila: Son los primeros seres vivos que acompañan a Zaratustra. Son animales altivos y sagaces y por eso mismo le servirán de guías. "Así le pido yo a mi altivez de siempre ir de la mano de mi sagacidad". El águila posee la ligereza del ave; la serpiente, la prudencia, la lentitud calculada, la inteligencia. Pero además de la serpiente que junto al águila acompaña a Zaratustra, hay otra serpiente: la pesada y negra que le ha mordido a un pastor en la lengua y de la que éste no puede desprenderse. Zaratustra intenta liberarlo inultilmente de ella, hasta que comprende que la solución es otra: "¡Muerde! -le grita- ¡Muerde! ¡Córtale la cabeza! ¡Muerde!"
- El camello y el león son, junto al niño, los protagonistas de la alegoría de las tres metamorfosis. Los tres nos ofrecen completas las imágenes de la animalidad del hombre. El camello es la bestia de carga, sufrida, paciente, resistente, domesticada, obediente, hundida bajo el peso del deber los valores que acarrea. El león es el gesto rebelde del esclavo. El niño es el juego del inocente. Si el camello, en un extremo, se niega a sí mismo en su obediencia, el niño, en el otro, se afirma así mismo en su juego.
- De la vaca que rumia, como animal filosófico reminiscente ya hemos hablado otras veces aquí: Una, dos y tres.
- El burro es el animal de carga que mezcla sin pudor su rebuzno con las voces de los mejores hombres.
- El mono: "¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión y una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa".
- El toro blanco: "Debiera imitar al toro y su felicidad debiera oler a tierra y no a desprecio de la tierra".
- Perro y rebaño: "¡No será Zaratustra pastor y mastín de rebaño! Separar a muchos del rebaño, esa es mi misión".
- De las moscas de la plaza del mercado poco hay que decir. Respecto a los otros bichos, "¡qué importa que escarabajos e insectos se posen en mi carga!"
Horas después de haber escrito el post, más y más animales me salen al paso desde el Así habló Zaratustra:
- La paloma: "... pensamientos que vienen con pies de paloma y gobiernan el mundo."
- Las abejas: "Mira, yo estoy harto de mi sabiduría como las abejas que han acumulado demasiada miel".
- Los cerdos: "Nosotros colocamos nuestra silla en el medio -eso me dice vuestra sonrisa satisfecha-, y a igual distancia de los gladiadores agonizantes que de los cerdos divertidos (...). Pero eso es... mediocridad, aunque se llame moderación".
Yo tengo otra hipótesis: el Zaratustra en realidad lo escribió Rodríguez de la Fuente.
ResponderEliminar¡Demonios, Jesús! ¡Pues no parece una hipótesis descabellada!
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ResponderEliminarZarathustra convierte a los hombres en simples animales bajos para resaltar sus defectos y virtudes mundanas.
ResponderEliminarXavier: ¡Mecachis! ¡Esta cara suya, la del borrón, no la conocía!
ResponderEliminarLa serpiente también es el animal tentador, anticristiano ... Eso dice Amelie Le Bras-Chopard en El zoo de los filósofos (Taurus)
ResponderEliminarYo me inclinaría como dice Zeus, por considerar al hombre el más mísero de los animales. Como tal, quizás no hay mucho que decir de él. Jajaja.
ResponderEliminarComo siempre, un gusto pasar por el café si bien hace mucho que no lo hacía.
ahh, y felicitaciones por el libro!!
Jordi: Sí, algo de eso hay.
ResponderEliminar¡Querido Aro! ¿Dónde se ha metido estos últimos siglos? Desde que perdió la fe en la naturaleza no he sabido nada de usted.
ResponderEliminarYo al leerlo lo tomé como metáfora, o simbología ejemplar, al estilo de los 4 animales y los evangelistas. Creía, y creo aún, que ayudan a explicar el texto. No voy más allá.
ResponderEliminarNo es corto el camino que recorres, Luis.
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