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miércoles, 4 de febrero de 2009
La mosca de Wittgenstein
Tengo dos importantes puntos de contacto con Ludwig Wittgenstein: las dudas sobre el valor de la filosofía y, especialmente, los ataques de vértigo. No es poca cosa. Por el contrario, nunca he compartido su tesis de que la filosofía pueda enseñar a una mosca a salir de la botella. Yo -y seguramente él también- sé lo poco que sirve la filosofía en medio de un ataque de vértigo, cuando la botella va saltando de ola en ola en medio de la galerna. No creo que el último Wittgenstein -el que andaba preocupado por las dificultades tanto de pensar como de mirar- creyera tampoco esto de la mosca. Posiblemente consideraría que una botella es un juego de lenguaje y que lo máximo que puede permitirnos la filosofía es pasar de una botella a otra, como inquilinos de diferentes juegos de lenguaje. ¿La botella es la imagen tecnológica de la vetusta caverna de Platón? En cualquier caso parece evidente que por esta ocurrencia mosquil bien merecido tiene Wittgenstein un puesto en la historia de la zoosofía. Compartiría el apartado "mosca" con la mosca cojonera socrática, con el que no sé si tendría mucho que hablar. Los separa un abismo. Wittgenstein nunca fue un peligro para la ciudad. Ha sido, en todo caso, una brillantísima ocurrencia filosófica. Y si también se vio a veces dominado por un daimon, éste, a lo sumo, lo conducía hasta los jardines del Prater de Viena, en busca de -según sus propias palabras- jóvenes "francos y rudos".
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Las águilas no cazan moscas
I Respuesta de Rémi Brague al periodista que le pregunta cómo logra un estilo tan claro: «El bolígrafo rojo de mi mujer» II Viaje casi relá...
Jo també tinc dubtes sobre el valor de la filosofia. Sobre el seu servei. Però no en tinc tants si es tracta d'identificar-la amb les seves propietats terapèutiques.
ResponderEliminarVaya, esto sí que es casualidad. También yo estaba pensando sobre Wittgenstein y Platón hace unas horas.
ResponderEliminarPer mi l'objectiu de la filosofia és la condició humana, primer, la meva.
ResponderEliminarHi ha alguna cosa més útil que conèixer la pròpia condició ?
Si es pot canviar de joc de llenguatge, qui es l'actor del canvi ?
I que caracteritza els jocs de llenguatge ? Son de la mateixa qualitat ? I de la mateixa funcionalitat ? És a dir, son igual d'útils per navegar des de la pròpia condició que, tinc interès en remarcar-ho, ara, no pot existir sinó és en relació amb altres, i en conseqüència ja és en ella mateixa social, perdo, política.
Cada cual se acerca a la filosofía por razones diversas y encuentra en ella diversas razones también, no es un juego de palabras, para meterse en sus propios senderos. Yo voy camino de ser un diletante, que me parece mucho. Y me pregunto si Wittgenstein no era lo mismo pero con cinturón negro.
ResponderEliminarTodo un personaje este Wittgenstein! Creo que su mosca cojonera se llamaba Karl Popper...
ResponderEliminarHabría que hacer una tesis (bueno seguro que ya está hecha porque no creo que se publiquen en el muno mundial tantos trabajos y papeles sobre cualquier otro filósofo como sobre nuestro amigo) sobre las imágens y analogías en la forma del pensar wittgensteiniano... me pregunto si se podría afirmar (con perdón del respetable) que estan a la altura o incluso superan a Platón en riqueza y potencia?
ResponderEliminarcuidado con lo de los juegos de lenguaje y la mosca, creo que para nada Wittgenstein fue un reduccionista, sí defendió que la visión sinóptica a distancia de los usos reales del lenguaje disolvía problemas o falsas analogías,es decir ayudaba a pensar o clarificar, lo que no siginifica que estos desaparecieran (el hechizo es recurrente) y que la filosofía fuera prescindible.
Ah, y lo del Prater es un golpe muy bajo, no les parece?
Efrem: Quines serien les propietats terapèutiques de la filosofia?
ResponderEliminarIrich: Miramos con frecuencia hacia los mismos sitios.
ResponderEliminarGos: Entiendo tu postura, pero me parece que el impulso filosófico es más bien una fatalidad que sólo se satisface en su desarrollo, no en su meta.
ResponderEliminarLuis: Yo parto de la etimología y diferencio entre el filósofo (que es el que busca saber) y el sabio. De ahí me parece posible deducir varias consecuencias respecto al que busca. Por ejemplo: ¿Cómo sabe lo que está buscando si no lo tiene?
ResponderEliminarAsensi: Si, hay un par de anécdotas de la relación entre ambos muy sabrosas.
ResponderEliminarAlbert, en el post he pretendido jugar (no sé si lo he conseguido) a varias cosas al mismo tiempo. Primero recogiendo (sin detenerme a hablar de su contradicción) las afirmaciones de que la filosofía es inútil y de que puede ayudar a la mosca a salir de la botella.
ResponderEliminarEn segundo lugar he intentado jugar con su distancia, al mismo tiempo enorme e íntima con Sócrates. Respecto a sus paseos por el Prater, yo no los juzgo. Por cierto, no me parece que la descripción platónica de la reacción de Sócrates ante Cármides sea un golpe bajo. ¿Por qué habría de serlo, entonces, lo del Prater? ¿Los sería recoger las referencias wittgensteinianas, bien poco puritano, a sus prácticas masturbatorias?
En cualquier caso ni el Pratter ni Onán tienen nada que ver con la fuerza o debilidad de la filosofía de Wittgenstein.
és com:
ResponderEliminar.un cafè, una xocolata, afició.
.una píndola antidrepessiva sense efectes secundàris negatius.
.una llum en la foscor.
·droga sense ressaca.
.una cambra d'higiene pel cervell.
Teràpia per anar pels camins de la vida.
No tinc tants dubtes sobre això perquè és quelcom que es dóna en mi i en altres del meu voltant. Ara, admeto que no sé si es dona en tothom, és clar que no ha de ser forçosament
així.
El gos lila: ultimament he estat llegint a Montaigne, i les teves primeres paraules me n'han recordat unes de seves: "no hi ha descripció més difícil que la d'un mateix, no n'hi ha cap que sigui tan útil."
I ja que hi som amb Montaigne, sobre la conversa d'avui, Gregorio, ell deia: filosofar és aprendre a morir. Jo hi estic d'acord, filosofar és aprendre a morir com torejar és matar, és a dir: ÉS AIXÒ ENTRE MOLTES ALTRES COSES!
Efrem: Però la defensa d'una filosofia terapèutica implica: 1) que ja se sap el què és i el què pot donar de si la filosofia i, 2), que té un sentit instrumental, és a dir, que està al servei de quelcom més gran que la mateixa filosofia.
ResponderEliminarPer tant la filosofia terapèutica és la renúncia a la filosofia zetètica (la que és concep a si mateixa com a recerca constant d'una veritat inassolible).
Afegeixo que solament la consciència clara de que sempre ens robem en camí i que mai assolim la meta és el que ens pot ensenyar a morir. Pensa que aquesta idea és profundament socràtica.
Sr Luri,
ResponderEliminarMe parece acertada su analogía entre las dos representaciones de la filosofía. La mosca tiende por naturaleza a salir, pero una vez en la boca de la botella ¡Menuda zozobra!
En mi opinión, la actividad continua de despojarse de costumbres y certezas no es terapéutica, sino corrosiva y trágica, como usted tan bien apunta en el comentario anterior.
Justo acababa de subrayar, por enésima vez, "...lo que en definitiva nos cobija es nuestro estar desamparados...", de Rilke, claro. En la vida, así como en la verdad.
ResponderEliminarLesther: Un abrazo. La convicción de que bajo nuestra superficie se encuentra un yo auténtico y pristino es legítima... si eres agustiniano (en cualquiera de sus variantes).
ResponderEliminarRespecto a la botella: El mayor mito de la filosofía no es el de la existencia de una caverna, sino el de la promesa de la salida. O mejor: el de la afirmación de que hay un afuera.
Lola (y ya está todo dicho).
ResponderEliminarEl que pot donar de sí la filosofia crec que no està determinat pel fet que s'identifiqui amb la seva "terapeuticitat"; sempre pot donar més de sí en el sentit que sempre hi ha problemes donat que som un ésser problemàtic -i enllaçant amb Wittgenstein- la filosofia soluciona problemes. Si en planteja de nous és purament com a mètode per a la felicitat o benestar o d'escapament per aquell qui planteja el problema: com a teràpia.
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