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jueves, 26 de febrero de 2009
Los monos y nosotros que los queremos tanto
Jane Goodall mostró al mundo, con imágenes meridianamente claras, hasta qué punto los chimpancés pueden ser crueles entre ellos. Pueden ser tan crueles que cuando uno ve las imágenes de sus ensañamientos encuentra en ellas una proximidad genética inesperada, como si la maldad nos hermanase más que la bondad (supuestamente) natural. Sin embargo creo que sigue siendo verdad lo que dice Nietzsche: "Los monos son demasiado bonachones como para que el hombre pueda descender de ellos". Obviamente Nietzsche no se está refiriendo a la proximidad evolutiva, sino a la distancia que esa proximidad oculta.
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Los monos también matan jaja; perdón, es que el título de mi blog es todo lo contrario y me hizo gracia :D
ResponderEliminarApenas conocía a Goodall, gracias por mencionarla. Si alguien quiere ver a Punset entrevistándola:
http://www.eduardpunset.es/charlascon_detalle.php?id=7
Un saludo.
Si no fuera porqué és largo y lo tengo como original a publicar, lo enviaría.Los monos nos parecen muy monos, y creemos que són como perritos. Nada de eso, és un animal traidor que muerde y ataca a quien le alimenta. A mí en una barraca de atracciones por acariciarlo. A una cuidadora le arrancaronmedia mano de un mordisco. Tiene su lògica en su proximidad con el hombre
ResponderEliminarHum... Nietzsche dijo muchísimas cosas mejor que ésta, creo.
ResponderEliminarPero los buenistas siempre tienen un bonobo guardado en la manga.
ResponderEliminarNada cruel no es ajeno. Tampoco el mono.
ResponderEliminar'nos es ajeno'
ResponderEliminarperdón
Hugo: Sé que recientemente se han puesto en cuestión los métodos de Goodall. En todo caso su descubrimiento de que en la vida natural la inocencia moral puede casar mucho daño la dejó desolada. El mono puede ser muy malo, y no hace falta que su sociedad lo pervierta.
ResponderEliminarCriteri: Efectivamente, el mono es un mal animal de compañía.
ResponderEliminarTeresa: Sin duda. Por seguir con la zoosofía pienso en el momento en que Zaratustra se encuentra con un perro "erizado, la cabeza hacia arriba, temblando, en la medianoche más silenciosa, cuando hasta los perros creen en fantasmas (...), porque los perros creen en ladrones y en fantasmas".
ResponderEliminarEl bonobo... parece haber cargado sobre sus espaldas la tarea infinita de redimir al chimpancé. NO lo conseguirán por que les falta un Pilatos.
ResponderEliminarTinglado: o... "homo sum, (in)humani nihil a me alienum puto"
ResponderEliminarPara probar que el simio es malo tendría que demostrarse que puede ser tentado.
ResponderEliminarDon Irich: Como siempre, aportando precisión. ¿Puede ser tentado el chimpancé? Me temo que la Goodall, que veía en alguna de sus reacciones un atisbo de comportamiento metafísico, contestaría que sí. Yo dudo que haya probado el fruto del árbol de la ciencia.
ResponderEliminarNo habrá monos buenos, monos malos, monos cobardes y monos indiferentes, como en nuestra especie? Por tanto, son -también- tentados y tentables.
ResponderEliminarHace algún tiempo que participo por gusto y con mucho gusto en unas tertulias sobre temas de historia, la mayoría de asistentes son bastante más jóvenes que yo y también, afortunadamente más ingenuos y todavía creen en la paz mundial y la maldad del capitalismo. He de decir que me sorprendre ver que cada cual, en general, se ciñe a su parcela, y que entre jóvenes historiadores continuan vigentes los tópicos del aumento de violencia actual y la bondad animalística 'natural' que hemos perdido y que hace falta recuperar.
Hace algún tiempo vino a mi barrio a dar una charla el sociólogo Masjuan, ya emérito -como pasa el tiempo- y que yo recordaba de mis tiempos jóvenes en les escoles d'estiu de la revolución pendiente. Habló de los chimpances malos, de verdaderos 'genocidios monísticos' (con perdón de la palabreja) descubiertos, sin motivos aparentes de necesidad material ni territorial, y de tópicos 'buenistas' sobre la bondad animal, y de la carga genética y de azar que pesa sobre cada cual. Hablé con él de cuando la educación era omnipotente, según él mismo en su juventud y de como hemos cambiado.
Dicho esto, no puedo opinar sobre los chimpancés puesto que no lo soy. Además, seguro que las chimpanceras son más buenas que los machos...
Las leyes de la naturaleza son así ...y nosotros cayendo en el erroneo antropomorfismo de calificar todo según nuestra ética ....
ResponderEliminaren eso se parecerian a nosotros, de hecho, quizás sea este el mayor error de la creación (por decirlo de alguna manera) que los animales para sobrevivir necesitan matar a otros, y así sucesivamente. De todos modos, la crueldad el matar por matar es patrimonio único de LA ESPÈCIE HUMANA.
ResponderEliminarSegún textos yóguicos, la mente humana es igual a: "un mono loco, borracho picado por un escorpión" Como el cuerpo es reflejo de la mente... sobran las palabras.
ResponderEliminarJúlia: Entre ñas chimpanceras debe haber marujonas de tomo y lomo, señoritingas de pitiminí y hasta chicas de la estación.
ResponderEliminarO quizás no.
Peggy: Yo creo que no podemos dejar de caer en el antropomorfismo. Más aún: me parece que el deseo de salir de uno mismo para ver el mundo desde los ojos del otro es la quintaesencia de lo humano.
ResponderEliminarFrancesc: Eso de que la especie humana sea la única capaz de matar por matar es precisamente lo que parecen poner en duda los estudios de Goodall.
ResponderEliminarNeelam: Cada vez que aparece usted por aquí trae un aire intempestivo, como el cierzo zaragozado, que pone todo patas arriba. Es de mucho agradecer.
ResponderEliminarFrancesc, que ja hem parlat d'això i que no, que no, que també hi ha animals que maten i gaudeixen, no recordes el tango 'como juega el gato maula con el mísero ratón, xim-pom'...
ResponderEliminarperò són les regles del joc de la naturalesa Júlia, insisteixo, nosaltres sóm els únics que trenquem les regles, quan un animal mata sempre hi ha un motiu, i en nosaltres no hi ha sempre aquesta premisa.
ResponderEliminarLa palabra por la palabra es tan humano como el instinto por el instinto. Finalmente, las anteriores por supervivencia.
ResponderEliminarNo somos tan diferentes a sus igualdades.