Si Salvador Cardús me dice "ven", pues yo lo dejo todo. Si además me invita a una conferencia sobre la universidad ("Cinc desafiaments a la Universitat catalana") promovida por Tribuna Barcelona en el Hotel Avenida Palace de Barcelona con comida incluida, pues miel sobre hojuelas, que uno es de pueblo y, además, curioso.
De la conferencia no diré mucho. Salvador, flamante decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UAB, es un intelectual higiénico. Y por eso tiene mi aprecio. Dice lo que piensa sin subterfugios ni medias tintas, "curt i ras", como acostumbra a apostillar él. ¡Y al que le pique, que se rasque! Esa valentía para acercarse a la realidad sin necesidad de cogerla (es un decir) con papel de fumar me parece tan inusual como saludable: orea el ambiente.
La comida, discreta, ha comenzado con una ensalada que tenía en el medio una flor, un pensamiento, con lo cual uno no sabía si se trataba de una metáfora que había que deglutir, un adorno que convenía apartar o qué. Ya se sabe que en estos casos conviene hacer lo que los demás. En mi mesa todos hemos optado por separar el pensamiento al borde del plato, con delicadeza, y zamparnos lo que nos parecía de sustancia.
He compartido mesa con Miquel Martínez, director -entre otras cosas- del Institut de Ciències de l'Educació, que fue profesor mío hace algo así como treinta años y no hemos parado de hablar. He tenido también la oportunidad de saludar a personas bien diversas, desde Montserrat Ballarín, encantadora concejala de educación del Ayuntamiento de Barcelona, hasta la no menos encantadora Irene Rigau, portavoz de educación de CiU en el Parlament de Catalunya. No crean que las tengo todas conmigo. Al salir, mientras iba paseando disfrutando de un magnífico sol tardoinvernal Rambla de Catalunya arriba, iba dándole vueltas a la pregunta de si esto de que me caigan bien -tan bien- personas tan distintas es una virtud o un defecto.
que digo yo que a lo mejor debe ser usted de un muy educado y complaciente y como no es ni virtud ni defecto, dejemóslo en virfecto.
ResponderEliminarLo siento, es lunes.
Antes de la llegada del tomate y la patata, en Europa se comían muchas flores. Una curiosidad culinaria de Carlo Magno, por ejemplo, era su inclinación por las ensaladas de flor de malva.
ResponderEliminarAquí proporcionan unas cuantas recetas,
http://www.guiamiguelin.com/flores/recetas_flores.html
Francesc: Me preocupa mucho más ser educado que complaciente.
ResponderEliminarAurora: Pero comerse un pensamiento... es como beberse el entendimiento...
ResponderEliminar"Los pensamientos necesitan suelos ricos en nutrientes para un buen crecimiento y mejor floración. Hay que procurar que la tierra en la que crecen esté siempre húmeda, pero también es conveniente prestar atención para que los suelos no se encharquen. Siempre debe darles el sol, ya que necesitan de luz natural." http://www.plantasyhogar.com/jardin/
ResponderEliminarQué buen menú propone, Sr. Luri, ¡quién lo pillara!
ResponderEliminarEnrri: Chapeau!
ResponderEliminarAurora: Mujer... ¡que está al alcance de todos!