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martes, 31 de diciembre de 2024

Propósitos para el año nuevo

 I

Agradecer que tengo una zona de confort. Tengo, repito, una zona de confort. No me puedo imaginar cómo sería mi vida sin ella.

II

Cuidar de mi zona de confort como de un jardín de invernadero. A ser posible, mantenerla siempre en floración, para hacerla aún más habitable. Sé que la seguridad de disponer del refugio de mi zona de confort me permitirá salir de vez en cuando a la intemperie.

III

Mantener viva mi relación con mis amigos de la República Dominicana, de Costa Rica, de Uruguay, de Argentina, del Perú, de Chile, de Ecuador, de México y, por supuesto, con B. Porque todos ellos son como estancias de mi zona de confort que tengo repartidas por el mundo.

IV

Agradecer cada día el maravilloso hecho de que disponga de muchas más ideas que tiempo de llevarlas a cabo. 

V

Aceptar que seguirán las despedidas, las previsibles y las inesperadas, aceptarlo si hace falta entre lágrimas, pero sin aspavientos, entendiendo que gracias a la muerte hay vida.

VI

Celebrar que hay quien me quiere conociendo todos y cada uno de mis defectos, que no son pocos (y a pesar de ellos).

VII

Saltar de gozo por ver crecer a mis nietos y madurar a mis hijos.

VIII

Bajar el ritmo de trabajo.

IX

Aceptar que no cumpliré con VIII.

X

No perder nunca la fe en el azar amigo.

lunes, 30 de diciembre de 2024

De las croquetas al bacalao

 I

Sigo alimentándome de croquetas... y muy buen vino. Cambio de vino cada día para no hacer monótono el menú. Mi hijo me ha proporcionado un surtido variado y muy rico de botellas, que mantengo en un rincón de mi pequeño jardín, al aire libre, cogiéndole el pulso al tiempo.

II

Voy dándole vueltas al menú de nochevieja.  Creo que me decidiré por el pescado. Bacalao con salsa de gambas. Tengo también un excelente surtido de vinos blancos.

III
He comenzado El hombre sin atributos. He decidido leerlo muy lentamente, con la intención de saborearlo como si fuera un buen vino.

IV

¿Se nota, verdad, que estoy de Rodríguez?

V

Estoy trabajando bastante, ya que el tiempo está a mi entera disposición. Ando merodeando una tentación: un libro titulado «Hermana muerte, que me das la vida». Va totalmente en serio.

domingo, 29 de diciembre de 2024

Croquetas

 I

Entrevista muy agradable en No es un día cualquiera, el programa que tan magistralmente dirige Pepa Fernández en Radio 4. Pepa me recibe siempre con los brazos abiertos. Durante un tiempo tuve una sección semanal en su programa. Pero tuve que elegir entre lo bueno y lo mejor. 

II

No doy para todo y cada vez veo más importante mantener firme el ritmo de lectura. Leyendo El futuro de la teoría me he encontrado con que la mayoría de los filósofos de la actualidad que cita Jason Ananda JosephsonStorm me resultan completamente desconocidos. El problema es que los que conozco me interesan tan poco... Pienso en el neorrealismo de Rossi Braidotti.

III

Como la mañana estaba preciosa he decidido acercarme hasta Los Encantes, que me he encontrado con un hervidero caótico y vociferante de gente entusiasmada. No se podía dar un paso y en los dos puestos de libros de segunda mano que he podido visitar no he hallado nada interesante.

IV

De vuelta a casa me he pasado un buen y muy entretenido rato haciendo croquetas. Tengo el congelador a rebosar de croquetas. Me temo que pasaré varios días de menú único. Mi mujer está en Pamplona, pero se mantiene puntualmente alarmada sobre Israel y me lo hace saber. Las croquetas, por cierto, me salen deliciosas.

V

Tengo muchos libros pendientes de lectura, pero he decidido posponer todo y releer El hombre sin atributos. Lo voy a considerar un ensayo profético de filosofía. 

sábado, 28 de diciembre de 2024

La acción paralela

Leí hace tiempo, y lo acabé no sin esfuerzo, El hombre sin atributos de Musil. Mientras lo leía tenía permanentemente la sensación de que estaba viajando por un paisaje tan denso que me sobrepasaba hasta el punto de que con frecuencia tenía que ir tan pendiente de mi propia atención que solo veía mis propios pies.

II

De vez en cuando vuelvo a este libro infinito abriéndolo al azar, y nunca me decepciona. Hoy, hace un rato, he tropezado con esta reflexión de Ulrich: «Tenía miedo de que si miraba con atención, descubriría que realmente no había respuestas ahí afuera». La atención es necesaria, ¿quién lo duda?, para no perderse, pero demasiada atención a los detalles nos impide ir avanzando y entonces la misma atención se convierte en «una máquina de devaluación implacable de la vida»

III

En una ocasión, hace ya unos años, me pidieron en el Departament de Cultura de la Generalitat que propusiera ideas para un magno acontecimiento que se celebraría en Cataluña y yo, intentando hacer una broma que me parecía fácil de captar entre personas supuestamente ilustradas, propuse La acción paralela. Pero como, por lo visto, nadie en el Departament de Cultura se había leído El hombre sin atributos (toda la novela gira en torno a una comisión con este nombre que nadie sabe de qué trata, aunque no para de crear subcomisiones) se tomaron la ironía con total seriedad, tan total, que no me atreví a revelar la verdad para evitar que alguien se sintiera desautorizado. Lo que no llegué a prever es que se haría publicidad de La acción paralela en los medios. Pero nadie dijo nada. 

viernes, 27 de diciembre de 2024

Jerusalén

 I

Recibo una invitación para visitar Tel Aviv. Mi mujer me dice que ni hablar. Pero yo digo que sí. Si he conducido en Nápoles, ¿cómo no me voy a atrever a viajar a la capital de Israel? Por otra parte, si ya he estado en Atenas parece elemental acercarse a Jerusalén.

II

Ayer me entrevistó por zoom el periodista chileno-holandés José Zepeda, que trabaja para Radio Media Naranja de Holanda. Uno sabe que está delante de un periodista que merece su nombre porque todo fluye con facilidad, todo lo hace fácil. Me envió las preguntas que me iba a hacer con antelación, pero se las devolví sin mirar. No me gusta prepararme las respuestas porque cuando vas a una entrevista sabiendo tanto lo que te van a preguntar como lo que vas a responder, pierdes espontaneidad y, por lo tanto, verosimilitud. 

III

La cabeza me hierve de ideas y proyectos. Pero no tengo manera de adaptar el tiempo a mis deseos, así que debo recortar mis deseos, porque el tiempo no se deja manipular. Quiero escribir sobre el tiempo y la muerte.

jueves, 26 de diciembre de 2024

La piel de la culebra

No nos podemos bañar dos veces en el mismo río, decía Heráclito.

II

Todo cambia y nosotros con ello. Pero el ritmo del cambio se manifiesta con una intensidad bronca en la adolescencia. Los adolescentes, como las culebras, cambian de piel, pero lo más característico de ellos es la prisa que tienen por librarse de cualquier adherencia de la niñez. Crecen contra la infancia. Ser adolescente es rebelarse contra el propio pasado. Lo cual, para un espectador melancólico, como es mi caso, es completamente fascinante. Yo también debí de ser así, como mis nietos, pero en algún momento de la vida necesitamos adentrarnos en la vida adulta, cosa que solemos hacer sublevándonos contra la adolescencia.

III

Todo cambia y ese es el fundamento de las ilusiones humanas de estabilidad. Nos aferramos a lo que podemos para proporcionarnos instancias de aparente solidez. Precisamente porque hay muerte (es decir, porque hay tiempo), hay vida. Y la vida es una continua revuelta contra el tiempo, cosa que aprendemos más tarde, cuando ya no tenemos ningún deseo de librarnos del pasado.

lunes, 23 de diciembre de 2024

Los sueños rotos

I


 II

He cocinado rabo de toro a la cordobesa. Creo que no les diré a mis nietos qué carne es... al menos hasta saber si les gusta. Cuatro gozosas horas en la cocina y la casa inundada de aromas de chup-chup. Esta, la del aroma de la cocina casera, es mi aportación a la decoración navideña de mi casa.

III

Me han tocado 24€ en la primitiva y me he puesto tan contento que los he invertido... en nuevas apuestas.

domingo, 22 de diciembre de 2024

22 de diciembre

 I

Se mire como se mire: el 22 de diciembre debiera ser la fiesta nacional de España. Nada nos une más que la lotería de navidad.

II

Esa alegría porque el azar caprichoso se ha fijado en ti, es decir, porque tu esfuerzo de comprarte un décimo ha sido recompensado con creces, también me parece muy española.

III

Es el día grande de la cultura del golpe de suerte, del hemos caído en gracia, del pelotazo de la Fortuna, que nos ahorra los esfuerzos del trayecto para depositarnos victoriosos eufóricos en la meta.

IV

Y los medios, a la caza de las mismas imágenes de cada año. 

V

El 22 de diciembre es, al menos, la fiesta de estamos encantados de ser como somos.

sábado, 21 de diciembre de 2024

Cocinar en Navidad

 I

Como entramos en la Navidad, decidí ayer llenar la casa de olores caseros y cociné una gran cazuela de pies de cerdo que, se lo aseguro, me han salido para chuparse los dedos.

II

Decidí también que para la cena de la Noche Buena tenía que continuar alimentando estos aromas y hoy he comprado un rabo de toro y un pollo de corral de casi cuatro quilos.

III

Sí, la Navidad es la festividad de los excesos, pero es que todo nos parece poca cosa para los nuestros. Sobrará mucha comida y estaremos alimentándonos de las sobras durante días, pero es inevitable que todo sea así.

IV

En Navidad gastamos mucho, pero no para nosotros.

V

Mientras cocinaba los pies de cerdo me preguntaba si acaso no cocino en exceso porque, de alguna forma, pienso en ponerles un plato a los que ya no están, a todos los seres queridos que se han vuelto inasibles. Inevitablemente la Navidad está teñida de melancolía. En la fiesta de los afectos las ausencias ocupan una parte muy relevante de nuestro espacio vital.

viernes, 20 de diciembre de 2024

Vehemencia

 I

Tras tres días sin poder separarme de Benjamin Labatut y su Maniac, pero ya he cerrado la última página. Y como suele ocurrir cuando has leído algo importante, a la lectura le sigue algo así como una rememoración relectora, en silencio, que tiene más que ver con el sabor rumiante que con el saber clasificado. He subrayado abundantes pasajes a los que un día de estos volveré. La novela, en definitiva, trata de la diferencia entre el logos matemático y el logos filantrópico y ha caído en mis manos justo cuando no paro de darle vueltas a la misma.

II

Se acaban las clases del primer trimestre y mis dos nietos nos comentan sus impresiones. Son diferentes porque uno está entrando en la pubertad y anda desperezándose de la niñez y el otro cabalga ya a lomos de la caprichosa adolescencia. ¡Pero qué fascinante es seguir la evolución de un adolescente... especialmente si eres su abuelo y no su padre! Me gusta ver con qué vehemencia el mayor quiere quedarse con la última palabra, con qué esfuerzo busca argumentos que puedan rebatir los nuestros, y cómo disfruta cuando lo consigue, cosa que, a decir verdad, sucede con frecuencia. Esa voracidad por descubrir un mundo apasionante, es formidable. A él la naturaleza lo empuja; a mí, me aguarda. Pero el encuentro de mi perspectiva con la suya es un espectáculo que me resulta deslumbrante. 

jueves, 19 de diciembre de 2024

Gisèle Pélicot

 I

Gisèle Pélicot. Lo que le ha ocurrido a esta dignísima mujer me parece tan imposible como cierto. Representa la certeza en la posibilidad de lo imposible.

II

Soy incapaz de pensar en su marido sin sentir al mismo tiempo una repugnancia visceral y un asombro moral. Es, sin duda alguna, un monstruo. Pero es un monstruo que solo pueden surgir entre los humanos. Ese es el mayor espanto.

III

¿Quién conoce el límite de los monstruos que podemos incubar los hombres?

IV

Si una cosa y su contraria son ciertas, decía Bertrand Russell, entonces cualquier cosa es posible.

V

Cualquier cosa es posible.

VI

Podemos mantener recluida a la bestia, pero no podemos impedir el nacimiento de otras bestias.

VII

Somos optimistas porque ignoramos la posibilidad de lo imposible... lo que puede estar creciendo al amparo de nuestra sombra.

VIII

Pero hoy es el día de afirmar la dignidad de Gisèle. Nunca podremos compartir su dolor. El dolor propio no puede dividirse y repartirse en fracciones para aligerar su peso sobre nuestra vida. Pero desde la distancia, nuestro cariño hacia ella es real.

Seré lo que seré

 I

Cuando Moisés le pregunta a Dios cuál es su nombre (Éxodo 3:14-15), recibe esta respuesta: «Yo seré el que seré». Literalmente: «Ehyeh Asher Ehyeh». 

Lhiyot, לִהיוֹת significa «ser» o «estar» en hebreo; «Ehyeh» es la forma imperfecta singular de la primera persona en tiempo futuro.

II

La filosofía moderna cuando habla del "yo" tiende a pensar en la memoria que uno tiene de sí mismo; pero en la Bíblia es lo contrario: el yo es un futurizador. 

III

He definido alguna vez el «yo» como el momento intensivo del alma.

IV

Entiendo por alma la instancia que dice «mío» sin confundirse con lo suyo: «Este brazo es mío», «este pensamiento es mío», «este dolor es mío», «esta confusión es mía», «este estado de ánimo es mío», «mi hijo», etc. En este sentido el alma sería una extensión: la de las posibilidades de referirme a lo mío.

V

Pero lo mío remite a un poseedor de lo que ahora mismo -en este mismo momento del flujo de mi vida-tengo presente como mío. Esta presencia ahora mismo adquiere un protagonismo indudable y se convierte en el referente frente al cual siento algo como mío (por ejemplo, mi inseguridad).

VI

Esto mío es lo ahora mismo presente ante mí: esta manera de sentirme ante algo (una persona, un sentimiento, una idea, mi propia imagen en el espejo) es el momento intensivo de mi alma. Es lo que ahora soy yo. 

VII

En este sentido soy un siendo. Seré, pues, lo que seré.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

¿Sabes quién soy?

 I

Vamos, renqueando, pero vamos.

II

En la carnicería, una mujer joven, de unos 30 años, pregunta qué es eso, señalando los cuartos abiertos de una gallina. Y sin que le responsan comienza a murmurar un «¡Qué asco, qué asco!», in crescendo. La carnicera le dice que son los huevos que se come fritos, pero en formación. La mujer se sorprenda de que haya gente que pueda comprar eso y, aún más, comérselo.

III

Se me van acumulando las lecturas. Me mandan El futuro de la teoría, de Jason Ananda Josephson Storm y sin tener tiempo para abrirlo, la cartera me trae Maniac, de Benjamín Labatut. El primero me lo han recomendado eruditos fiables. El segundo me lo sugirió la mejor crítica literaria que conozco, el olfato infalible de las letras modernas, mi amiga B.

IV

Abro el libro de Labatut y me encuentro con esto: "Vi una reina con un vestido dorado, y su vestido estaba lleno de ojos, y todos los ojos eran transparentes, como si fueran llamas ardiendo, y sin embargo parecían cristales. La corona que usaba en su cabeza tenía tantas coronas encima, una sobre otra, como ojos había en su vestido. Se acercó a mí con una rapidez espantosa y puso su pie encima de mi cuello, y exclamó con una voz terrible «¿Sabes quién soy yo?». Y yo le dije: «¡Sí! Durante mucho tiempo me has causado dolor y miseria. Eres la parte de mi alma capaz de razonar».

Es un fragmento de Hadewijch de Bramante, mística belga del siglo XIII.

martes, 17 de diciembre de 2024

Ya se pasará

 I

Comienzas el día bien y de repente notas que tu estómago se altera y que la verticalidad se te vuelve problemática. Ya sabes lo que viene después. La rutina: Vómitos, mareos, y paciencia. Nada de lecturas, nada de televisión. Cama, oscuridad y silencio. Ya se pasará.

II

Hoy hace buen día. Los socios de Rosamerón tenemos programada una comida. Dios proveerá.

lunes, 16 de diciembre de 2024

Rumiar entre el vértigo

 I

Mañana luminosa, generosa de luz y placidez. Avanzo por la biografía de Dennett como por un camino amplio, lleno de sugerencias a izquierda y derecha que el autor tiene la elegancia de no cargar de erudición. Este libro no va de filosofía de la mente, sino de algo más importante: del arte de saber vivir serenamente sin perderse en las mil vocaciones que nos salen al paso cada día.

II

Videoconferencia con una profesora de literatura infantil. Amena y creo que fructífera. Sigo pensando que nos falta una didáctica de la literatura y que, siendo tan necesaria, cada vez se echa menos en falta, porque la lectura lenta va recluyéndose en los nuevos monasterios, que son los de la soledad del que se detiene a rumiar en medio del vértigo.

IV

Después, llamada de Tel Aviv. Me invitan a dar una conferencia en la ciudad y a visitar el país. Digo inmediatamente que sí, aunque me temo que no contaré con el beneplácito de mi mujer. Pero hoy la historia de los próximos años se está esbozando ahí y Netanyahu es uno de sus principales constructores. Si consigue la victoria que busca, y todo parece indicar que así ocurrirá, todo le será perdonado por los que hoy lo acusan de genocida. Hablo de todo esto por teléfono y me quedo con dos notas: (1) la población no ha salido a la calle con banderas islamistas, sino con las del Irak previo a la familia Asad y (2) el nuevo gobierno encargó al obispo católico de Alepo el gobierno de esta región.

V

De la biografía de Dennett: Cuando le pregunté si su mujer, Elisabeth, tenía reparos acerca de que él hiciera cosas tan arriesgadas, contestó: «No, nuestros hijos ya son mayores; estoy completamente amortizado. Puedo hacer lo que quiera».

domingo, 15 de diciembre de 2024

La camiseta de nuestro equipo

 I

«Se ha de hablar como en un estamento, que a menos palabras, menos pleitos», nos advierte Gracián, y yo asiento. La verdad es que cada vez me gusta menos discutir, pero no es por prudencia, sino por pereza. ¿Será la pereza la prudencia del pusilánime?

II

Estoy disfrutando con la lectura de He estado pensando, la biografía de Daniel Dennett. Me gusta la agilidad serena de su prosa, que está salpicada, por aquí y por allá con gotas de humor. Pienso que alguien que escribe así ha de ser intelectualmente fiable y que alguien que ha vivido así ha sido muy inteligente.

III
Definición de «significación» de W.V.O. Quine: «es aquello en que se convierte la esencia cuando se separa de su objeto de referencia y se adscribe a la palabra». He subrayado cada palabra y he puesto estrellitas en los márgenes. Me será de gran utilidad para explicar la diferencia entre memoria episódica (o experiencial) y memoria conceptual (a la que desde ahora llamaré significativa).

IV

Repasando y redondeando algunos puntos de mi intervención de ayer en la Abat Oliba. Siempre me pasa lo mismo: pienso más rememorando y rumiando que preparando. Me digo que el diálogo, el acuerdo… son grandes palabras en política pero en vez de aclarar, ocultan el problema del consenso. Ningún político llega al poder en una sociedad democrática sin el apoyo de personas que o no lo conocen o lo hacen de manera muy sesgada. No gobiernan los más sabios, sino que gobierna el consenso entre los que saben de qué va su gobierno y los que lo suponen. Frecuentemente los más entusiastas suelen ser estos segundos. 

V

Cuando alguien me saca a relucir el espacio público, la razón común, el pacto, el pensamiento crítico... suelo responder, con Lippmann, que el ciudadano objetivo, analítico e imparcial, simplemente no existe. Que lo que existe es el hooligan exaltado y el mero aficionado, pero todos llevamos la camiseta de nuestro equipo cuando acudimos a un partido.

VI

Nueva comida familiar con un postre de pastel con velas y cumpleaños feliz. 

sábado, 14 de diciembre de 2024

Noche oscura

Participaba esta mañana en un acto de Converses a Catalunya en la que me correspondía responder a la pregunta «¿Qué necesitamos ahora de la política?»

El lugar, la Universidad Abat Oliba, en el carrer de Bellesguard, en el barrio de Sarrià. 

He llegado demasiado pronto y como la mañana invitaba al escaqueo, he decidido dar un paseo por las proximidades para hacer tiempo. Así he llegado a un portalón abierto de par en par que daba a un patio interior con dos coches aparcados. Al fondo, otra puerta abierta. Era una iglesia y acababan de comenzar la misa. 

Me he sentado en el último banco, pensando más en los detalles de mi intervención en la Abat Oliba que en el desarrollo de la misa.

He tardado en darme cuenta, torpe de mí, de que estaba en la iglesia del convento de las carmelitas descalzas, monjas de clausura. 

En el lado derecho del sagrario veía una imagen de San Juan de la Cruz y en el izquierdo, otra de Santa Teresa. Pero no he caído del todo en cuenta de mi situación hasta que el celebrante se ha puesto a recitar versos de San Juan. 

Toda la celebración ha adquirido entonces un tono muy distinto. Las voces femeninas que cantaban eran de las monjas de clausura. Estábamos once personas, dos de ellas dos mujeres chinas, o quizás japonesas. 

Hoy es San Juan de la Cruz y lo he celebrado, sin proponérmelo, de la mejor manera imaginable.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Mirabeau se me aparece en la noche

 I

Son las 22:16. Hace un rato, al llegar a casa, una mujer se ha echado sobre mí saliendo de repente de la oscuridad. Se parecía tanto a Mirabeau que la escena ha adquirido desde el principio una dimensión irreal. Pero la mujer no venía hacia mí. Simplemente seguía a su perro, que tiraba de ella, y yo me he interpuesto en su camino.

II

Después me he enterado de que Macron ha elegido a François Bayrou para cargar sobre él su propia responsabilidad, que la tiene, y grande, sobre la situación que atraviesa Francia. Bayrou no es Mirabeau, desde luego que no, pero hay entre ambos un cierto «air de famille».

III

Me gusta la Navidad, entre otras cosas porque en estos días es imposible pasar aparentando indiferencia frente a un pobre. Cuesta más ser hipócrita.

IV

El corazón «es el oráculo casero», dice Gracián. Viniendo en tren he comenzado a leer He estado pensando, la singular biografía de Daniel Dennett, que comienza tratando de sus gravísimos problemas coronarios y aprovecha sus males para defender la excelencia científica frente a las mitologías del corazón. Frente a Pascal, o sea, frente a Gracias, Dennett defiende la razón geométrica.

V

Me gusta Dennett a pesar de situarme filosóficamente muy lejos de él (lo cual a Dennett le importa un rábano). Veo en él a un magnífico ejemplar de ser humano. Alguien de quien hubiese querido ser amigo. El prólogo está encabezado por esta frase de Alex Bird: «Cuanto más trabajo, más suerte tengo»

VI

La alegría de la tarde: encontrarme en la librería La Central con el entrañable Jordi Feixas y su acompañante. 

VII

Jorge Freire me dice que un medio le ha pedido su lista de los mejores libros del año y ha incluido en ella mi Prohibido repetir. Le contesto que hace unos días me entrevistaron desde la República Dominicana y la entrevistadora y yo acabamos hablando de él. Le añado que próximamente saldrá en la revista Turia mi reseña de su libro.

El cielo trabaja por nosotros

 I

Estoy ya acostumbrado a tratar con jóvenes que reconocen, sin el más mínimo rubor, que no leen. Ni sienten atracción por la lectura ni le ven a los libros otro sentido que no sea el decorativo. Para ellos la lectura es una aburrida pérdida de tiempo. Pero no puede menos de sorprenderme que un profesor de una facultad de educación me reconozca que lleva varios años sin abrir un libro y que lo haga como si tal cosa, como si comentara algo completamente irrelevante.

II

Suelo alardear de mi práctica del consejo de aquel filósofo griego: «cuando vayas al mercado, no te olvides de volver con un amigo». Pero la verdad verdadera es que con harta frecuencia me conformo con volver sin un enemigo. Me siento cada vez más raro debido a las cosas que despiertan mi capacidad de sorpresa. Y callo mientras intento muscular mi capacidad para encajar lo inaudito sin inmutarme.

III

Día invernal. Frío y ráfagas de fuerte lluvia. Uno de esos días en que la vida transcurre en el lado casero de los cristales y el calor del hogar se presenta como la única incontestable victoria cultural del hombre sobre la naturaleza que merece realmente la pena.

IV

Al final de La paz, una de las comedias de Aristófanes, un campesino que está viendo caer mansamente la lluvia desde su casa, siente que no hay nada mejor que este espectáculo. El dios –piensa- está trabajando por él. No puede ni podar, ni cavar la viña porque la tierra está empapada. Todo lo que tiene que hacer en un día así es llamar a los vecinos para que vengan a beber. Su mujer tostará habichuelas y granos de trigo y cubrirá la mesa de higos secos. Unos traerán tordos y pinzones y otros calostro y algún pedazo de liebre y todos disfrutarán mientras llueve, porque “estas horas son bellas” ya que “el cielo trabaja por nosotros y favorece nuestros campos”.

V

Leo en Gracián: «Vivimos de fe ajena». Dejo de leer. Gracián es posiblemente el nihilista más elegante de la historia de la filosofía, quizás porque probablemente es también el único que sabe lo que se trae entre manos.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

San Agatángelo, ora pro nobis

 I

Llegué ayer por la noche a Elche. Estaba cansado y me fui directamente a la habitación, a repasar la conferencia que tenía que dar hoy, titulada «La felicidad o la vida». Para las 22:00 ya estaba en la cama.

II

No he dormido muy bien y me he despertado temprano. Chispeaba y hacía frío, pero me he dado una ducha y he salido a dar una vuelta por el pueblo, que hasta hoy no conocía. Todo estaba cerrado, excepto la basílica. Nada más cruzar la entrada he visto a mi izquierda al patrón de la ciudad, san Agatángelo. 

III

Agatángelo, es decir agathós+ángelos (mensajero de lo bueno o mensajero bueno), mucho tiene que ver con Eudaimon (daimon de lo bueno o buen daimon, de donde procede eudaimonía, término que solemos traducir por «felicidad», porque es feliz aquel que está habitado por un eudaimon o un agatángelo. El daimon no es otra cosa que un ángelos, un ser intermediario entre los hombres y los dioses.

IV

He dado mi charla y he comido con Javier SanJosé y dos profesoras del CEU, que me han dicho que había un puente en la ciudad con una imagen de san Agatángelo. Como el avión salía tarde (escribo esto desde el aeropuerto de Alicante) he ido a visitar al santo. Y justo al pasar a su lado he recibido el anuncio de de un WhatsApp. Era Lourdes Sánchez directora de los coros del Sistema de Venezuela, que me invitaba formalmente a visitar su país. A lo largo de estos últimos años he recibido varias invitaciones similares que no se han podido concretar por una u otra razón. Le he contestado que si va Dudamel, voy yo. 

V

Dudamel está el 25 de enero en Madrid. A ver si puedo ir a escucharlo y hablar con él. 

martes, 10 de diciembre de 2024

Mensajes encerrados en botellas

La discreción necesaria me obliga a no decir nombres, pero sí puedo revelar que a lo largo de estos últimos años he recibido un buen número de mensajes de profesores universitarios de las facultades de educación que me vienen a decir «Estoy completamente de acuerdo con lo que usted dice, pero el ambiente que me rodea no me permite exteriorizarlo». 

En estos mensajes me suelen resaltar estas tres cuestiones:

1. La facultad ha renunciado a la transmisión.

2. Los alumnos tienen un bagaje cultural pobrísimo.

3. No tengo en el departamento nadie con quien compartir mis ideas.

lunes, 9 de diciembre de 2024

La hoguera del bosque

I

Nueva comida familiar. Los dioses han sido generosos conmigo este fin de semana. Mi nieto B., que acaba de cumplir 15 años, es ya tan alto como yo (1,83 metros), tiene opiniones propias y con frecuencia bien fundamentadas sobre muchas cosas, lo cual me satisface y enorgullece, si bien aun tiene que domar un poco su vehemencia retórica. Ayer le recordé un maravilloso comentario de texto que hizo hace tres años del famoso poema de Neruda «Me gusta cuando callas porque estás como ausente». El comentario de B. fue corto y conciso: «Menuda empanada tiene esta mujer». Por cierto, ¿no va ya siendo evidente que Neruda ha sido uno de los poetas más sobrevalorados del pasado siglo?

II

B. me comenta la polémica que se ha desatado en Francia en torno a la mondrianesca casulla litúrgica del arzobispo de París, Laurent Ulrich, en la ceremonia de reapertura de Notre Dâme. Le he contestado recordándole la historia transmitida (pocos verbos menos inocentes que el verbo transmitir) por Gershom Scholem en Las grandes corrientes de la mística judía:

Cuando Baal Chem Tov tenía que resolver un asunto de la máxima dificultad, se recluía en un lugar determinado del bosque, encendía una hoguera y se concentraba en una plegaria silenciosa. Y lo que pedía, se realizaba.

Cuando, una generación más tarde, el Maggid de Meseritz se encontraba en una situación semejante, acudía al mismo lugar del bosque y decía: “Nosotros ya no sabemos encender el fuego, pero aún sabemos la oración”. Y lo que pedía se realizaba.

Pasó una generación más y el Rabino Moshe Leib de Sassov tuvo que enfrentarse a un reto similar. Fue igualmente al bosque y dijo: “Nosotros no sabemos encender el fuego, tampoco conocemos los misterios de la plegaria, pero conocemos aún el lugar preciso del bosque donde sucedía todo, y con eso es suficiente”. Y fue suficiente.

Una generación más adelante, el Rabino Israel de Rishin, se vio también acuciado por problemas urgentes. Pero permaneció en su casa sentado en su silla y dijo: “Ya no sabemos encender el fuego, tampoco sabemos decir las plegarias, ni tan siquiera conocemos el lugar exacto del bosque, pero todavía podemos contar la historia”. Y la historia que contó tuvo el mismo efecto que las practicas de sus predecesores.

III

Decía el filósofo Bruno Latour que Dios no existe fuera de las procesiones y los rituales que lo hacen presente, es decir, que Dios se manifiesta en la liturgia que muestra su presencia en los gestos y rituales con que rememoramos la historia de la hoguera del bosque.

sábado, 7 de diciembre de 2024

En el entrambos

I

Una de las cosas buenas de este pueblo en el que he decidido vivir, El Masnou, es su cine, que resiste con buena salud al imperio de las modas. Somos uno de los pocos pueblos que siguen manteniendo su cine en pie; uno de los pocos en los que se sigue «yendo» a ese importante acto social que es el cine.

II

Hoy mi mujer y yo hemos ido a ver la última de Clint Eastwood. Una película redonda. Cuando salí de la decepcionante Cry Macho temí que el grandísimo Clint estuviese ya senil, pero esta última película, Jurado Nº 2, demuestra que tiene nervio, energía, oficio y ganas para rato. Este hombre es indestructible. Te clava en el asiento en los primeros minutos y ya no hay manera de apartar los ojos de la pantalla hasta que se encienden las luces y descubrimos que todos sentimos lo mismo: ¡Vaya entrada más bien pagada! Por supuesto, de nuevo trata del factor humano, de nuestra ambigüedad constitutiva, de ese entrambos por el que nos movemos a tientas y que nos hace, para bien y para mal, imprevisibles. En nuestras historias -que son las de Eastwood, no hay causas, sino razones e impulsos que demuestran que nunca sabrás lo que puedes esperar de tu vecino...


III
Por lo demás, gran día familiar, con una inmensa cazuela de arroz que me ha salido sublime. La felicidad fragmentaria también es esto: pasarte un buen rato cocinando para disfrutar viendo cómo devoran tu obra de arte culinaria las personas a las que más quieres. Después me he encerrado en mi cuarto porque tenía un zoom, con la República Dominicana. Me entrevistaba Jarousca Cocco, ni más ni menos.

viernes, 6 de diciembre de 2024

Francia en el corazón

B., desde Paris:

«La France donne d’elle -même une image épouvantable. Une grande partie de la classe politique est immature, égocentrique, cynique, dépourvue du sens du bien commun.

On en mesure les conséquences.  Tout cela est très triste et angoissant.

Seul événement de joie et d’émotion : le succès de la restauration de Notre-Dame.  Pour la cérémonie de demain, la partie musicale est confiée à …. Gustavo Dudamel».

jueves, 5 de diciembre de 2024

Es una pasada

I

Otro de esos días largos, pero gozosos. A las 8:45 había quedado en la estación de Sants con mi amigo costarricense José Chaverri. Nada más saludarnos con un muy cálido abrazo ha comenzado la Maratón. Primero en la Universidad Internacional de Cataluña; después en la sede de Enciclopedia Catalana; a continuación, en la Fundación Bertelsmann. Comida y rápidamente al Braval. Nos hemos despedido en un piso de la parte alta de Balmes. En cada lugar me he encontrado con personas que aprecio y admiro.

II

Escribe John Müller hoy un artículo en el ABC que termina así: «Consulté con el profesor Gregorio Luri si estaba siguiendo el debate promovido por Rego. "De lejos", me contestó. "Carecemos de estudios longitudinales lo suficientemente serios como para permitirnos ser talibanes", añadió». El debate al que se refiere Müller es al de las pantallas, que ahora se han convertido en la causa de todos nuestros males educativos, cuando hace dos días, en la LOMLOE la competencia digital era absolutamente fundamental.


III

Interesante conversación con Berta G. de Vega

- Me sorprende -me dice-, con lo de TIMSS, lo de que los chicos lo hagan mejor y luego el fracaso escolar sea tan masculino.

- Porque las chicas -le respondo- padecen más ansiedad matemática. Fíjate que en ciencias, las preguntas más teóricas las resuelven mejor las chicas; pero los problemas los hacen mejor los chicos. Los chicos los resuelven y si está bien, bien; y si está mal, mal. Las chicas los mastican, planifican, degluten y rumian… y, al final, se quedan sin tiempo.

- Un profe de la universidad de Zaragoza se ha atrevido a decir que eso no se arregla con hablarles de Hipatia. El otro día comprobamos, en dos trayectorias de Smartick, que las niñas tardaban 1 segundo más de media que los niños. Es una diferencia significativa e importante. Un segundo más de media en 400.000 ejercicios es una pasada.

De ayer a hoy

 I

Ayer por la tarde mantuve una interesantísima entrevista con la consejera de educación de Cataluña. Creo que el hablamos con sinceridad de lo que nos pasa y quiero creer que hay esperanza. Bastaría, para convertir la esperanza en realidad, con reducir la carga ideológica de nuestra pedagogía y aproximarnos con valentía a la realidad.

II

Después defendí, en una larga entrevista en una radio, que lo que les pasa a nuestros niños no es que tengan muchas pantallas, sino que les falta algo esencial: espacios libres en los que vivir sus aventuras sin estar bajo la directa e inmediata supervisión de un adulto. O sea, continué mi campaña personal a favor de las rodillas descarnadas de los niños. Quizás alguna vez alguien me haga caso.

III

Hoy hago de cicerone de un querido amigo de Costa Rica que quiere conocer experiencias educativas interesantes en Barcelona.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Savonarola siempre fue pedagogo

I


La publicación de los desastrosos datos de nuestros alumnos en la evaluación de matemáticas de TIMMS ha coincidido con la de un informe de no sé cuántos expertos que le piden al gobierno que reduzca drásticamente el acceso de los niños a Internet. 

II

Lo de TIMMS era previsible. Vamos sin frenos y cuesta abajo y por lo que veo, a nadie le interesa dar el golpe de timón que nuestro sistema educativo está clamando a gritos. Entre nosotros, las buenas intenciones tienen mucho más peso que los malos (desastrosos) resultados. Nos olvidamos tan pronto de ellos...

III

Casi me atrevería a decir que, en la práctica, la pedagogía tiene en España por misión hacernos olvidar los malos resultados de nuestros alumnos.

IV

Lo de los expertos es más inesperado porque en pocos años hemos pasado de ver en las nuevas tecnologías la solución a todos los problemas de la educación a ver en ellas la clave de todos nuestros males.

V

Por cierto, ¿qué es lo que concede el título de experto a alguien? En la inmensa mayoría de los campos profesionales el título de expertos te lo dan tus resultados. En educación, no. En educación eres experto... no se sabe muy bien por qué.

VI

Vengo defendiendo con insistencia, y desde hace años, que la relación pedagógica fundamental es la relación cara a cara. Pero igualmente soy consciente de que esta relación siempre ha necesitado complementos: en Mesopotamia, la tableta de arcilla; en Grecia y Roma, la de cera... incluso las piedrecitas (calculus) y la arena han servido muchas veces para representar problemas geométricos. Lo que a mí me importa de la obvia dependencia de nuestros niños (y adultos) a las pantallas es responder a esta pregunta: ¿A qué necesidad han venido a dar respuesta las pantallas si han sido acogidas con tanto entusiasmo?

VII

Me ha chocado que los expertos metan en el saco de lo repudiable tecnológico a los videojuegos. Es cierto que siempre han tenido enemigos viscerales entre los que no los suelen utilizar, pero ahora se convierten para algunos en un asunto de salud mental. 

VIII

Un experto que ignore que en las cosas humanas todo es cuestión de grados, no es un experto.

IX

Creen las buenas gentes que todo se resolverá con una educación afectivo-sexual. Yo no.

X

En el fondo de todos estos arranques savonarolistas veo yo la voluntad de excluir lo trágico de nuestras vidas (entendiendo lo trágico como la oposición radical entre dos bienes), lo cual equivale a reducirnos a nosotros mismos a una maquinaria compleja de causas y efectos que necesita de vez en cuando determinados engrases en sus engranajes. Esta visión tecnológica de lo humano es el verdadero triunfo de las nuevas tecnologías. Pero a ella permanecemos ciegos.

XI
¿Y ahora qué pasa con la competencia digital aprobada en la LOMLOE? Esto es lo que leemos en el preámbulo de esta ley: «El desarrollo de la competencia digital no supone solamente el dominio de los diferentes dispositivos y aplicaciones. El mundo digital es un nuevo hábitat en el que la infancia y la juventud viven cada vez más: en él aprenden, se relacionan, consumen, disfrutan de su tiempo libre. Con el objetivo de que el sistema educativo adopte el lugar que le corresponde en el cambio digital, se incluye la atención al desarrollo de la competencia digital de los y las estudiantes de todas las etapas educativas, tanto a través de contenidos específicos como en una perspectiva transversal, y haciendo hincapié en la brecha digital de género»

martes, 3 de diciembre de 2024

Maniac

 I

Me manda mi cada vez más querida y admirada B. la entrevista que Finkielkraut ha concedido a Le Point. Por lo que se intuye entre líneas, Finkie tiene un mal envejecer. Se ha recluido en su hermoso apartamento parisino, rodeado de sus libros y sus recuerdos, y ve pasar ante él la alborotada procesión de un mundo que no le gusta. Su melancolía, según él, «proviene del estado de las cosas». Yo he pensado inmediatamente en aquel dicho, supuestamente de Hugo, que proclama que la melancolía es la alegría del triste.

II

«No pienso por mí mismo, necesito a los otros». Dice Frankie. Lo entiendo muy bien, a mí -que soy muy inferior a él- me pasa lo mismo. Por eso intento no blindarme en mi habitación. Hay que salir a la intemperie, perderse entre las procesiones para que te hagan pensar.

III

Recoge de Ulrich Beck esta definición del presente europeo: «Vacuidad sustancial y apertura radical». Hay que tener mucho cuidado con las frases redondas, porque la realidad tiene más de línea caprichosamente quebrada que de curva rigurosa y, como el mismo Beck reconoce, somos como crisálidas encerradas en su capullo, incapaces de interpretar nuestros malestares: ¿Anunciarán nuestro fin o simplemente anunciarán la trivialidad del fin de nuestra imagen del mundo?

IV

Los modernos, asegura Frinkie, reducen la inteligencia al cálculo y después han confiado el cálculo a las máquinas. Se le olvida añadir que este es el gran proyecto cartesiano, que no puede ser más francés. Pero no tiene reparo en hacer suya la tesis de la obsolescencia del hombre, de otro alemán, Günther Anders. "La ciencia ya no es contemplación, sino operatividad". Efectivamente es así. Pero el hombre y, en general, las cosas humanas, no son efectivamente así. Esto es lo que no suelen ver los alemanes, un país con más tragedia que comedia.

V

Siguiendo por este camino desesperanzado añade que no somos capaces de dominar nuestro dominio científico y tecnológico de la naturaleza. La IA hará quizás avanzar a las máquinas, pero hará retroceder nuestra humanidad. Pero es que la humanidad no se deja reducir a algoritmos. El humano es el ser que distorsiona la geometría. Por eso la imagen acumulativa del saber científico y tecnológico (caminamos a hombros de gigantes) ha de ser completada con la imagen del saber horizontal que caracteriza al saber del hombre sobre sí mismo (dialogamos en torno al fuego) que, por una parte, es caprichoso, antojadizo y, con frecuencia, metafórico, y, por otra, es un saber que en su reincidente fracaso por definir lo humano nos muestra algo esencial al ser humano.

VI

Finkielkraut finaliza la entrevista ensalzando Maniac, el libro de Benjamin Labatut editado en español por Anagrama. Esto algo tiene que ver con el azar amigo, porque en la entrada del 1 de diciembre de este Café yo hablaba de Boltzmann y de Ehrenfest y Maniac habla también de estos dos científicos. No he leído aún el libro pero tengo que leerlo porque el mismo día 1 mi amiga B. me escribía tras leer el post del café: «La lecture du blog aujourd’hui [...] me donnent l’idée de vous donner les références d’un livre que je viens de lire (Maniac, de Benjamin Labatut). Il y est justement question, dans une première partie, de Paul Ehrenfest et incidemment de Bolzmann».

lunes, 2 de diciembre de 2024

Almohadones de piedras

 I

Voy leyendo en mis ratos libres (es decir, en los ratos que libero de la marabunta de mis compromisos) los Recuerdos de un anciano, de Antonio Alcalá Galiano, que son la memoria viva de un hombre que quiere ser juicioso consigo mismo sin por ello mermar el cuadro vivísimo de su/nuestra historia que nos va desgranando en buena literatura. Yo sospecho que el primer deber de un buen historiador es escribir bien.


II

Me gustan mucho los pequeños rodeos que da para describirnos con pinceladas certeras los rasgos caracteriales de los sujetos que se asoman a sus páginas.

De don José Frías, que llegó a ser ministro de marina, dice: «Hombre de mediano talento y un tanto de instrucción superficial, solemne en sus modos, campanudo en su lenguaje, que había sido encausado como constitucional en 1814 y condenado a una pena leve, y que después, como escamado, andaba cauto por demás, en punto a contraer compromisos, aunque, con inconsecuencia no extraordinaria en los hombres, no dejaba de persistir en algunos que bien podían serle fatales».

Del marqués de Villafranés: «Caballero jerezano de singular extravagancia [...] se jactaba de dormir en una dura tarima, creyendo esto conducente a la salud intelectual más todavía que a la corporal, pues contaba que a sus hijos, como les hallase dificultad en la comprensión al seguir sus estudios, había remediado el mal de él reputado gravísimo, con rellenarles sus almohadas en vez de plumas o lana con piedras».

II

Subrayo también las pequeñas confesiones personales que hace como de pasada, porque las siento muy mías: «Puede ser que como todo viejo estime yo las cosas de mis mocedades en grado superior al de su merecimiento, y tase las de ahora en valor inferior al suyo real y verdadero». ¿Y no es esta duda uno de los rasgos característicos de un conservador desacomplejado? ¿Y no es el hecho de encontrarse a uno mismo en las palabras de un hombre supuestamente de otro tiempo lo que nos hace pensar que los tiempos nunca fueron totalmente otros?

III

Así describe la proclamación de la Constitución de 1812 en Cádiz: "Era el caso [...] uno de aquellos en que un pueblo entero, sin dar lugar a la reflexión, obedece a un impulso único que le domina y arrastra, porque, aun a los más opuestos a la ley que se estaba promulgando y ensalzando, y aun a los más persuadidos de que la causa de la Independencia estaba perdida, aquel acto, para los primeros odioso y para los segundos ridículo, si meditada y friamente le consideraban, embargaba, suspendía e inspiraba un júbilo irresistible».

IV

Me suelen pedir con frecuencia que recomiende libros. Me suelo negar porque me parece obvio que no estamos todos hechos para los mismos libros, pero, sobre todo, porque cada uno ha de construirse su trayectoria como lector. Pocas cosas nos informan con más rigor de lo que hemos venido siendo que la lista de los libros que hemos venido leyendo.

Nota añadida el 3 de diciembre:

Me escribe Enrique García Máiquez: "Supongo que será el marqués de Villapanés, dueño del palacio del mismo nombre que hoy pertenece al ayuntamiento. Fue un gran intelectual y tenía una valiosisima biblioteca. Creo haber leído en algún sitio que esa biblioteca se perdió en el mar Mediterráneo, pues el marqués o uno de sus hijos se la llevó a Génova, pero el barco naufragó."

domingo, 1 de diciembre de 2024

El árbol de la ciencia y el árbol de la vida

I
Byron, Manfred: «El árbol de la ciencia no es el árbol de la vida». 

II

Me molesta mucho, cuando un periodista me entrevista, que dé por supuestas cuáles serán mis respuestas. Me volvió a sentir molesto el viernes cuando un periodista me preguntaba por la oposición entre letras y ciencias y daba por supuesto que mi postura sería a favor de las letras y, por lo tanto, del humanismo, y en contra de las STEM. Le contesté que las matemáticas son un lenguaje, que un gran número de grandes humanistas fueron matemáticos e ingenieros, que no veo incompatibilidad ninguna entre ser ingeniero y poeta.

- ¿Y el pensamiento crítico? -me preguntó.

- El mejor ejemplo de pensamiento riguroso -prefiero hablar de pensamiento riguroso antes que de pensamiento crítico- se encuentra en la ciencia -le contesté.

Creo que lo decepcioné.

III

Cuando Newton le confiesa a un amigo que si ha sido capaz de ver más lejos que los antiguos es porque se ha subido a sus hombros, no está diciendo que si nos encontramos a Sócrates por la calle nos subamos a sus hombros para ver más lejos. Es probable que la conducta adecuada con Sócrates sea la de sentarse a sus pies, si queremos aprender algo, claro está.

IV

La ciencia y, sobre todo, la tecnología, viven de la superación de lo que hasta ayer era nuevo. La ciencia y la tecnología son atraídas por lo novísimo. Para ellas todo lo último es lo penúltimo. Los progresistas suelen creer que lo mismo pasa con las cosas humanas y tienden a dar por supuesto que progresar es correr, cuando progresar es subir. 

V

Nadie escribe mejor que Cervantes por escribir después de él.

VI

El desarrollo del congreso del PSOE me ha reafirmado en una vieja convicción: ser cabalmente progresista significa tener más fe en la historia que en la moral.

VII
Para entender la relación entre ciencia y cosas humanas hay que recurrir a las cosas humanas. Pondré un ejemplo. Se han hecho justamente famosas las palabras con las que David L. Goodstein inicia su libro States of Matter (1975): «Ludwig Boltzmann, que pasó gran parte de su vida estudiando mecánica estadística, se suicidó en 1906. Paul Ehrenfest, que continuó su trabajo, murió de manera similar en 1933. Ahora nos toca a nosotros estudiar mecánica estadística». 

VIII

Boltzmann era uno de esos sabios excéntricos cuya conducta frecuentemente parecía ridícula a quienes le rodeaban. Por ejemplo, cuando creyó que la leche con que se alimentaban sus hijas no era suficientemente buena, compró una vaca en Gratz y la llevó él mismo hasta su casa. Como era un científico, sabía que las vacas producen leche en abundancia, pero no conocía el procedimiento experimental necesario para ordeñarlas. Así que acudió a la persona que le pareció más competente, que no fue un lechero, sino un profesor de zoología.

IX

Hablaba ayer de Derek Parfit. Vuelvo a él. Cuando un amigo le enviaba un manuscrito para que lo revisara, se lo devolvía con un número tan grande de notas que ocupaban más espacio que las páginas del manuscrito. Y no entendía la perplejidad de sus amigos, que interpretaba como una negativa a escribir el mejor libro sobre el tema que trataban.

La prosa de los días laborables

 I Llega un momento en que, por mucho que te guste la Navidad, pesa. Se añoran entonces las comidas frugales y las rutinas habituales. Por e...