I
Pobre pueblo, el que se cree superior a sus políticos.
II
El pueblo que se cree superior a sus políticos está condenado a vivir en una curiosa mezcla de entusiasmo narcisista y decepción consigo mismo.
III
La indignación es una muy singular categoría política. Para ser constructiva tiene que negarse a sí misma y convertirse en acción.
IV
La acción colectiva no es eficiente sin una forma u otra de delegación y jerarquización de la propia capacidad de actuar, lo cual somete a tensiones obvias al colectivo que se cree superior a sus gestores.
V
Estamos en vísperas del duelo en el OK Corral; Harris vs. Trump. Se insiste en que las fuerzas están muy equilibradas y que el resultado final depende del partido que tomen los indecisos. ¡Pobre pueblo el que está en manos de los indecisos!
VI
De una manera u otra todos nosotros estamos en manos de los indecisos norteamericanos. Su voto tendrá repercusiones en nuestras vidas.
VII
Siendo Trump tan evidentemente grosero, ¿por qué hay tanta gente que lo considera superior a Harris?
VIII
En unas elecciones no tiene garantizada la victoria el que es más sabio o más honesto, sino el que es capaz de generar consensos más amplios en torno a sí mismo. En este sentido el consenso es siempre la prueba de que la política es inevitablemente sofística.
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