Ha llegado el frío, fenómeno nada raro, ya que estamos en enero. "En enero", decía mi madre, "se hiela el agua en el puchero". Con el frío han llegado también los comentarios habituales sobre el tiempo, que tanto juego nos dan para decir algo cuando lo importante no es lo que se dice, sino manifestar nuestra afable co-presencia. En estos casos el tiempo es un bálsamo. No decimos más que obviedades y, sin embargo, lo hacemos con la cara de quien está descubriendo el último secreto del cosmos. Otra cosa son los informativos de la televisión, porque para ellos la información debiera ser lo relevante, pero tienden a tratarnos de manera excesivamente paternal al bombardearnos en verano, cuando los termómetros se disparan, con consejos obvios hasta para un preescolar (llevar poca ropa, buscar las sombras, beber agua, etc.) y en invierno, cuando se hunden, con comentarios que de tan elementales tienen algo de menosprecio del sentido común de los espectadores (abrigarse, tomar bebidas calientes...).
Como si en el mundo no pasaran más cosas de las que hablar. Un beso
ResponderEliminar