Largo paseo por las viñas de Alellla, subiendo y bajando pendientes a muy buen ritmo entre las cepas sin podar. Era preceptivo visitar al primer almendro que florece en El Maresme (véanlo ustedes en la foto) para disfrutar unos segundos de su generosidad floral y llegar a casa antes de que anocheciera.
Y eso hemos hecho. Yo he llegado derrengado, pero mi mujer, tan fresca, me ha dicho que se iba a correr un rato porque mañana igual no tiene tiempo. Hará, como mínimo 8 kilómetros más. Tumbado en el sofá os cuento esto, pobre macho alfa honorario, mientras contemplo a mi mujer saliendo de casa con la impasibilidad física de una mujer biónica.
Yo no corro ni un kilómetro. Un beso
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