Tras constatar que el ADN de los chimpancés difiere del nuestro en apenas un dos por ciento, Jane Goodall concluye que «estas criaturas nos han enseñado lo arrogante que ha sido el ser humano al pensar que era diferente de los chimpancés y del resto del reino animal».
¿Pero por qué es arrogante reconocer una diferencia?
Los escolásticos decían, con razón, que donde no hay diferencia no hay claridad. La diferencia es el ser del límite.
En ese dos por ciento de diferencia genética se encuentra la posibilidad de un Newton, un Bach, un Velázquez, un Cervantes, un Platón... una Jane Goodall.
- En busca del tiempo en que vivimos.
Y no sólo la posibilidad de esas singularidades destacadas, sino que casi 300 años después individuos más modestos sigamos disfrutando de Bach o 2.400 años más tarde continuaremos dialogando con Platón y sacando partido a sus aportaciones. La materia prima puede ser la misma pero no es igual una cantera que una catedral. Un abrazo
ResponderEliminarPues precisamente porque al principio fue la Diferència (y no el Verbo) son lo mismo (virtualmente) partiendo del principio de "Elan vital" de Bergson: una cantera de piedra aristotélica, una catedral barroca o incluso una catedral gótica.
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Es muy cierto. Un beso
ResponderEliminarTambién una catedral gótica puede coincidir, al 100% en su composición química con un montón de pedruscos, pero eso no quiere decir que sean lo mismo.
ResponderEliminarSu distinción "mísmica" (si identidad diferente) proviene previamente de su "identidad diferencial". Siendo en realidad los dos extremos o grados (mínimo y máximo) de lo mismo (Ser de la Diferencia).
EliminarERS
Tiene uno la impresión de que hablan de cosas muy distintas cuando se refieren a "diferencias"
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