Alberto Barrera Tyska (Caracas, 1960) concluye su novela La enfermedad con esta frase que le dirige un padre a su hijo: "No me dejes morir sin hablarme" (que es lo que vino a decirles también Sócrates a Simias y Cebes el día en que tenía que beberse la cicuta). Al leerla he recordado un cuento suyo cuyo primer párrafo es el siguiente:
"A mi amigo Lencho Mejía lo han asesinado treinta y siete veces en Los
Ángeles, cinco en Tijuana y una vez en una coproducción
rumano-argentina, filmada en Honduras, que estuvo muy cerca de
concursar para el Óscar a mejor película extranjera. Pero sólo en dos
ocasiones ha tenido la oportunidad de decir un breve parlamento antes
de caer definitivamente al suelo. “Chinga tu madre.” Ambas veces. Tuvo
que exclamarlo rápido y en voz baja, pero le puso mucho sentimiento.
Todo el Stanislavsky que ha estudiado cabe en esas tres palabras. Eso
es lo que Lencho siempre dice cuando, a la altura del cuarto tequila,
en su casa, va y busca los videos y nos obliga a ver, una tras otra,
todas sus muertes".
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Ramon, muchas gracias: Un vídeo magnífico.
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