"La sociedad -escribe Alain en sus Propos sur le bonheur- es una maravillosa máquina que permite a las buenas gentes ser crueles sin saberlo". Y dos páginas más adelante, como si quisiera dejar claro su pensamiento sobre esta cuestión, pasa a tratar de esas familias tan estrechamente unidas que cada miembro se se erige en vigilante fiel de la salud de los demás. En la familia, dice, nadie se enmascara, por eso el mal humor se transmite con tanta naturalidad e ingenuidad de uno a otro. "Los novelistas han señalado frecuentemente que la primera señal de la infidelidad de una mujer es el incremento de la amabilidad y la cortesía". Las familias pueden morir, concluye, por exceso de espontaneidad. Dos páginas más adelante remata su tesis de esta manera: "Hegel dice que el alma inmediata, o natural, está siempre envuelta en melancolía y como abrumada"
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