1. Las tradiciones (la historia común como conjunto de hábitos comunes, entendiendo por hábitos, a su vez, aquello que vale, puesto que viene valiendo) no se pueden justificar a sí mismas por su éxito, sino por nuestra incapacidad para arreglárnoslas sin ellas.
2. Lo primero que hay que presumir ante una tradición es su racionalidad. Es más racional vivir en un relato que en un principio (la cuestión del comienzo absoluto es un segmento de un relato que la engloba).
3. La fundamentación explícita de una tradición (que exige la deshabituación de la tradición) debe correr a cuenta de quien la cuestiona (el peso de la prueba ha de correr a cargo del promotor del cambio: ¿Con qué legitimación el promotor del cambio exige a la tradición una legitimación absoluta?).
4. Mientras la norma anterior no sea satisfecha, las tradiciones deben ser transmitidas (y, por consiguiente, relativamente desplazadas) como un patrimonio valioso.
5. Toda moral fáctica es una moral provisoria legitimada por la hipérbole de la pregunta por la fundamentación absoluta.
Codas (marquardianas):
Coda 1: La filosofía de la absoluta legitimación es cristianismo menos gracia.
Coda 2: La sociedad líquida será soportable mientras siga fluyendo el agua corriente.
Me he acordado de lo que decía Chesterton: antes de deribar una pared, hay que preguntarse para qué la levantaron.
ResponderEliminarY ahora me lo voy a releer, hasta que pille algo.
Pues lo ha resumido usted perfectamente con la cita de Chesterton.
ResponderEliminarOff topic
ResponderEliminarEstimado Gregorio, pongo en tu conocimiento un libro que quizás pueda ser de tu interés:
Pasa o paso: http://eutelequia.com/books/9.html
Saludos,
Enric!!! Qué alegría reencontrarte. Por supuesto que me interesa. Muchas gracias. Y feliz año.
ResponderEliminarSubimos, claro está, para estar subiendo.
También de Chesterton: la tradición es una democracia extendida en el tiempo, y consiste en confiar en el consenso de voces humanas comunes antes que en el registro aislado o arbitrario de quien está de paso.
ResponderEliminarJosé Ignacio: Los herederos de Burke saben que el presente merece ser salvado de los escapistas.
ResponderEliminarPues en ese caso, mejor atenerse a Belén Esteban, Zeitgeist de voces comunes en estado puro, que a voces increíblemente minoritarias, aisladas y siempre de paso y contra el sensus comunis, como por ej. Jesucristo, Buda, Heráclito, Lao tsé, Sócrates, ....claro que sí hombre, mejor seguir la voz de la tribu, es decir, la sólida , estólida, perfectamente automática y ciega visión del mundo del vecino del quinto izquierda.
ResponderEliminarLa cita no implica que no se puedan derribar muros, sino que - como decía la cita anterior del mismo autor - hay que preguntarse primero para qué existe ese muro; no implica que la tradición sea siempre racional, las hay que no tienen el menor atisbo de racionalidad, sino que hay que presumir su racionalidad antes de acabar con ella, sin que eso implique que no se pueda hacer, es una presunción "iuris tantum", sino que es quien la cuestiona el que debe dar razón del por qué.
ResponderEliminarCreo que eso fue lo que hicieron perfectamente Jesuscristo, Buda, o Sócrates, entre otros, y dudo mucho que lo hagan nunca ni Belén Esteban ni el vecino del quinto izquierda.
José:
ResponderEliminarSí, lo sé y tienes razón.Pero es tan fino el paso, y se da tantas veces, de iruis tantum a iuris et de iure, que remarcar que no se hizo el hombre para la Tradición sino la Tradición para el hombre me parece el verdadero punto focal del que partir en cada caso, por encima y antes de esa fórmula de "averiguar antes de tumbar", que supone "iuris et de iure" que el que derriba lo hace ciegamente y a lo loco, y cuyo efecto práctico mayor es prevenir cualquier forma de ataque al muro, ya que "razones" se van a dar siempre, y de todos los colores.
cristianismo menos gracia
ResponderEliminarme ha salido a teclear "creye"!!!!
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