La disciplina, como bien se sabe, es una cosa malísima, pero parece que algo tiene que ver con los resultados.
Año tras año y prueba tras prueba constatamos que si queremos aventurar el resultado escolar de un niño el criterio con más poder discriminador es el del número de libros que tiene en casa. Cuando digo esto en público siempre hay algún maestro que encuentra en mis palabras la confirmación de que la escuela no puede hacer nada que no haya hecho la familia. Yo suelo contestarle: "¿Y cómo nos deja eso a los docentes?" Normalmente no me entienden. Por otra parte, si las cosas son como indica el gráfico, ¿el nivel de competencia lectora de un centro o de una comunidad qué es lo que muestra exactamente?
En la mayoría de las CCAA las diferencias entre centros privados y públicos no son estadísticamente significativas. Es mucho más determinante para el resultado el clima del centro que su titularidad (excepto en Navarra y las comunidades con peores resultados).
Añado un post de alguien que sí que sabe de estas cosas: Inequidades varias.
Añado un post de alguien que sí que sabe de estas cosas: Inequidades varias.
Si siguiéramos la misma senda, deberíamos llegar a la comparación entre centros de una u otras zonas de la misma ciudad. Alk final, muy probablemente, llegaríamos a la conclusión que ya sabíamos desde el principio: la clase social determina el resultado escolar, sobre todo el nivel de estudios de los progenitores -aunque todos conozcamos casos en que, a modo de excepción, eso no ocurre-. La única solución para "equilibrar" la igualdad de oportunidades es mezclar el alumnado, que un IES público de la zona alta de Barcelona y otro del Raval, por ejemplo, intercambien el 50% de su alumnado. Enseguida se me dirá que eso es lo mas cercano al terrorismo ideológico, pero los estudios de Judith Harris demuestran que esa "descolocación" social da resultados. Aquí se le insinuó a Maragall y éste le dijo a su interlocutor si estaba loco. Es decir, que más allá de las estadísticas, saldrán adelante, entre los alumnos del proletariado, aquellos cuyas luces naturales no les sean fundidas irremediablemente por el sistema.
ResponderEliminarPor otro lado, el concepto de "clima", de un centro, necesitaría algún desarrollo, Gregorio. Nosotros tenemos un plan de lectura dentro del Plan estratégico de centro, y puedo garantizar que los resultados son más que mediocres. Y, sin ir más lejos, el clima de mi propia casa, donde los libros aún siguen comiéndosenos los pocos espacios libres que nos quedan, no ha convertido en lectores a nuestros dos hijos... Debe de ser por el famoso cuchillo de palo.
Gracias, don Gregorio, tanto por la referencia como por el halago.
ResponderEliminarYo también estoy convencida que la diferencia está en la disciplina, tanto de los profesores en el aula como la que desprende la escuela como institución.
ResponderEliminarJuan: no sé si sería tan bueno, atentaría contra el derecho a elegir escuela. Los mis padres eligen dentro de su distrito la escuela que prefieren y muchas veces escogen aquella en que hay más gente de su país, hay unos planes de Zona educativos específicos para integrarlos en el barrio donde viven etc..
Muy bueno el artículo que anexa.
Por cierto, hay una CCAA en el gráfico llamada España ???
Gregorio una pregunta, las pruebas de comprensión en Cataluña sabe si se hacen en catalán o castellano ?
ResponderEliminary una cosa: hoy se hacía una encuesta en La Vanguardia y se preguntaba si creían que la educación había mejorado. De 3.100 personas aproximadamente el 85% opinaba que no
Las pruebas se hacen en catalán.
ResponderEliminarYo tampoco estoy seguro de que haya mejorado. El sentido común no nos dice eso, ni los maestros cuando les preguntamos. Hay, además,una contradicción flagrante entre la mejora (relativa) que indica PISA y las pruebas de evaluación de competencias de la Generalitat, que hace pocos meses nos indicaban que nuestros alumnos de 12 años no entienden lo que leen. Si ambas pruebas, la de la Generalitat y la de PISA, están en lo cierto, entonces la ESO hace milagros, cosa que cuesta creer. A mi modo de ver en los últimos diez años nos movemos en lo que podríamos llamar el nivel medio de la OCDE, pero con una característica peculiar: en torno al 20% de nuestros alumnos están en los dos niveles inferiores de PISA y en torno al 13% en los dos superiores. Para estar orgullosos de nuestros resultados debemos bajar el porcentaje del fracaso y aumentar el de la excelencia.