viernes, 6 de marzo de 2009

Liderazgo, política y mundo de la vida

En una ocasión Jacques Delors me explicó que el Presidente Mitterrand le dijo un día: "Écoutez, Delors; Jacques, écoutez. Usted no será nunca Presidente de Francia". (Yo creo que lo hubiera podido ser perfectamente, lo que pasa es que Delors tiene algún otro defecto, que no es este que voy a explicar ahora; de hecho, lo admiro mucho y le tengo afecto, entre otras cosas, por lo que les voy a explicar ahora.) "Monsieur le Président, ¿por qué no puedo ser Presidente de Francia?", le preguntó Delors. "Porque usted es cristiano", le respondió el Presidente. Por supuesto, su respuesta no hay que tomarla al pie de la letra, pues lo que le venía a decir era: "Usted no es un killer, y como usted no es un killer, usted no puede ser Presidente de Francia". Evidentemente, Mitterrand era un killer político. Por supuesto, no ha asesinado a nadie, al menos que sepamos, pero era un killer en el sentido político de la palabra.
(...)
... la política no será eficaz si no conserva un elevado grado de nobleza, que probablemente no será del cien por cien, porque todos, en algún momento de nuestra vida política, hemos sido un poco killers...

Estas palabras son de Jordi Pujol. Las pronunció en noviembre de 2007 en el Monasterio de Sant Benet de Bages, en el marco de unas jornadas de reflexión convocadas por la "Cátedra Liderazgos y Gobernanza Democrática" de ESADE. Entre los asistentes estaba Josu Jon Imaz, que ayer abrió las jornadas de este año.

Me gustó, me gustó mucho su intervención. Oficialmente trataba sobre las diferencias y similitudes entre el liderazgo empresarial y el político, pero en la mente de todos estaba su experiencia como líder del PNV y en esta clave -él era plenamente consciente- interpretábamos cada una de sus palabras. De hecho justo al comienzo de su intervención, tras recalcar que el ejercicio del liderazgo "implica riesgo, compromiso, aunque te vaya la vida en ello", pasó a tratar del fallido proceso de paz en Euskadi, insistiendo en que sus obsesiones como líder eran por una parte la coordinación institucional entre Madrid y Vitoria y, por otra, impedir que ETA marcara la agenda de la negociación. A continuación dejó caer estas joyas:
  • Es importante tener un círculo de amigos que no coincida con los amigos del partido.
  • Hay que tomar decisiones aun sabiendo que nos van a penalizar a corto plazo. A veces el líder no sobrevive al liderazgo.
  • Las afiliaciones a los partidos políticos son en general más radicales que el espacio social de esos partidos.
  • El líder debe ofrecer soluciones, pero la sociedad prefiere a veces el conflicto.
  • El problema político de hoy no es la distancia entre los representantes y los representados, sino su excesiva cercanía, que con frecuencia impide que el político se enfrente al pueblo.
Toda la intervención de Imaz estuvo trufada de citas del filósofo bilbaíno Daniel Innerarity, de quien parece haber tomado la idea -desde mi punto de vista fundamental- de que la supuesta degeneración política del presente no tiene nada que ver con que los políticos actuales no estén a la altura de las circunstancias, sino con el hecho de que la sociedad se ha ido fraccionando en grupos de intereses que defienden, de manera legítima, sus intereses parciales con absoluta incapacidad para interrogarse por el interés general. De ahí que la responsabilidad del liderazgo, esto es la capacidad para "asumir lanzar el penalti en el último minuto del partido", se haya vuelto cada vez más compleja. Ya he escrito por aquí varias veces que en la actualidad la política es, sobre todo, el arte de elegir perjudicados, porque sea la que sea la decisión que el político tome, algún segmento o grupo social se considerará inmediatamente perjudicado y, por lo tanto, legitimado para poner en tela de juicio el sistema. De ahí que la tentación de los políticos débiles sea negarse a tomar decisiones.

En la intervención de clausura tomó la palabra Jordi Pujol recuperando las ideas de Imaz, pero apoyándose en Aristóteles. La política -dijo- se mueve hoy por dos cosas básicamente: la extensión del bienestar y el fomento del hedonismo, y ninguna de estas cosas crea épica. Y sin épica hay pocas posibilidades de que se desarrolle la vocación política.

Entonces me di cuenta de que Imaz había estado hablando -creo que sin saberlo- de la "megalopsykhía" aristotélica, es decir, de esa virtud política fundamental que se nutre del deseo de querer asumir responsabilidades políticas en la comunidad con la dirección del bien común. La "megalopsykhía" es, en definitiva, la capacidad para llevar adelante un proyecto ambicioso del bien común sin temor a asumir riesgos. El proyecto político -insistieron Imaz y Pujol- es mucho más importante que el programa, entre otras cosas porque el programa no se lo leen los electores. "Ni tan siquiera los candidatos lo leen", remachó Pujol.

Salí de ESADE con la satisfacción de haber asistido a un gran acto, pero con un ligero sabor amargo en la boca, porque era consciente de que nada de lo que había oído tendría eco en la escuela. De hecho la escuela -el sistema educativo, en general- parece desconfiar del liderazgo y de todo aquel que sobresale, mientras fomenta un asamblearismo moral que, aunque se cree muy noble, está dando de manera escandalosa las espaldas al mundo real. Nunca había sido más consciente de hasta que punto tenía razón en el título de mi libro, "L'escola contra el món". En ningún otro lugar de la sociedad actual se sospecha más de la "megalopsykhía" que en nuestras escuelas.

Y entonces recibí una llamada telefónica. Una persona muy próxima, de mi edad, que solía participar por este café acababa de morir, fulminantemente. Decidí bajar caminando desde ESADE, en Pedralbes, hasta la Plaza de Cataluña, a pesar de que mi menisco roto se resentía a cada paso. Pero hay cosas importantes y cosas accesorias. Y lo importante y lo accesorio aparece allí, en el mundo de la vida, con una claridad tal que es imposible que quepa en ninguna fórmula científica. Lo importante para mí, lo único importante, era respirar mientras disfrutaba con voracidad el tibio sol de la mañana.

52 comentarios:

  1. Quantes lliçons en un sol post.

    Gràcies.

    ResponderEliminar
  2. Molt interessant, quin final, però. Vivim amb la mort frec a frec però sempre sobta, tot és molt fràgil.

    ResponderEliminar
  3. Sobre la escuela, qué le voy a contar que usted no sepa. Y me temo que todo sigue igual. O peor.

    ResponderEliminar
  4. Usted, don Gregorio, se inclina (¿quizá con amargura?) por creer que hay ciudades porque hay polítcos, ¿verdad?

    ResponderEliminar
  5. Jordi: Gracies... però no tantes com les que he trobat llegint avui el seu darrer apunt al seu blog.

    ResponderEliminar
  6. Júlia: Si, amb l'edat poc a poc es va imposar la consciència de la fragilitat de totes els coses i, per tant, de la grandesa de tot allò que de quotidià sovint se'ns escapa.
    Respecte a l'educació, a la tarda vaig tenir una llarga conversa amb algú que en sap molt i el que em va comptar simplement no goso transcriure-ho.

    ResponderEliminar
  7. Tumbaíto: Yo me tomo la "Política" de Aristóteles casi al pie de la letra como el texto con más sentido común que se ha escrito nunca sobre la ciudad.

    ResponderEliminar
  8. Si la la política actual es "el arte de elegir perjudicados", el buen liderazgo y la buena política consiste en hacer lo que se tiene que hacer perjudicando a todo el mundo, en el sentido de llevar adelante un "proyecto ambicioso del bien común sin temor a asumir riesgos", aunque a veces "el liderazgo no sobreviva al liderazgo".

    Es que una cosa es liderar, con la épica que ello conlleva, y otra cosa es meramente representar al grupo político o lobby de turno, no?

    ResponderEliminar
  9. Ahí podemos leer:

    "El gobierno perfecto que buscamos es, precisamente, aquel que garantiza al cuerpo social el mayor grado de felicidad".

    Pero al Maestro se ve que el cuerpo le pedía más y no contento con lo dicho:

    "Ahora bien, la felicidad, según hemos dicho, es inseparable de la virtud".

    ResponderEliminar
  10. Pocas veces lees una entrada tan completa como ésta. Hace vibrar muchas cuerdas. Muchas gracias, señor Luri.

    ResponderEliminar
  11. Yo oriento: Yo no creo que la calidad del político se mida por la cantidad de los que salen perjudicados. No creo tampoco que todos los que en política no son amigos sean por ello mismo enemigos. Por otra parte el perjudicado a corto plazo puede salir muy beneficiado a medio o a largo plazo. El electorado es voluble...

    ResponderEliminar
  12. Y la virtud, Tumbaíto, es inseparable del cumplimiento de la función propia. No hay que dar por supuesto que la virtud aristotélica se corresponda con algún tipo de moralina. El virtuoso aristotélico es, básicamente, el capaz. Y el vicioso, sin duda, el incapaz. O mejor: el que se ha incapacitado a si mismo.

    ResponderEliminar
  13. Sueños: Muchas gracias. Y el día siguió y siguió, porque fue muy largo.

    ResponderEliminar
  14. Ante todo las condolencias, por el Blogero fallecido, para que haga referencia Don Gregorio, seguro que era una persona de calidad.

    En cuanto a los perjudicados en las decisiones politicas,creo que falta un matiz importante, ¿ quien es el perjdicado? a algunos solo les queda la vida, como la reciente normativa de sancionar a los que buscan comida en la basura para autoconsumo sin contraprestación a esta necesidad.

    Bien sabe Don Gregorio que uno de mis post era sobre la dignidad humana. No es lo mismo el perjuicio de una necesidad que el perjuicio de un recorte de beneficios.

    ResponderEliminar
  15. Sobre l'educació i l'escola, el més dramàtic és constatar el fet que molta gent lúcida, fins i tot amb poder polític, però també del sector en actiu, sap molt bé el que caldria fer però no ho pot fer, no li deixen fer o no és capaç de fer-ho, crec que el senyor Pujol ho tenia clar, això, també, i darrerament quan ja no mana tant, ho ha admès.

    ResponderEliminar
  16. ¡Qué cosas!

    Leyendo uno la vida que ha de llevar el virtuoso cualquiera diría que lo que es es un inútil.

    Será que a virtudes privadas, vicios públicos (y al revés).

    A mí quien me cae bien es Aquiles.

    ResponderEliminar
  17. Supongo, don Gregorio. que esa es la tensión que hay que negociar: por un lado, unas élites políticas muy conscientes de su superioridad (moral, intelectual, social o simplemente genética), y por el otro unas masas cuyo reto es evitar el paro.

    ResponderEliminar
  18. Em sembla molt estimulant la idea que el problema de la política és la proximitat i no la llunyania. Una idea per reflexionar-hi. Els polítics viuen massa de les relacions públiques i aleshores, qui pren les decisions impopulars ? Un post per conservar i rellegir.

    ResponderEliminar
  19. Que podria avui fonamentar un ideal comunitari ?
    Quina podria ser la nova narració per articular l'individu que vol ser qui és, i que avui no està disposat a cedir i la necessitat d'una convivencia pública que justament permeti aquesta vida particular ?

    ResponderEliminar
  20. Gracias por el post, sus comentarios y por traernos las lúcidas observaciones de Imaz.
    Y mi lamento por la defunción de esta persona.

    ResponderEliminar
  21. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  22. Lo de la proximidad es, desde luego, devastador, sobre todo en política. Incluso para lo aparentemente benefactor, como sería el control ciudadano sobre el político. Es aquéllo de de Hegel del señor y su mayordomo, demasiado próximo y cotidiano, el trato, para la admiración. Una de las mejores biografías que he leído es la de Churchill escrita por el también ex premier Roy Jenkins; éste lo dice sin rodeos: algunos de los trapicheos económico-financieros del siempre apurado Sir Winston no serían posibles hoy en día sin escándalo y defenestración. Yo,la verdad, prefiero a Churchill bebiendo generosas y saludables cantitades diarias de champán francés, y dirigiendo, como lo hizo, la guerra.

    ResponderEliminar
  23. Rubén: "La ciudad está hecha de diferencias", decía Aristóteles. El trato justo será, entonces, el trato diferente. ¿Pero cómo preservar entonces la unidad de la ciudad?

    ResponderEliminar
  24. Rubén: "La ciudad está hecha de diferencias", decía Aristóteles. El trato justo será, entonces, el trato diferente. ¿Pero cómo preservar entonces la unidad de la ciudad?

    ResponderEliminar
  25. Júlia: la hipocresía es, por desgracia, una moneda de uso común en el mundo -así llamado- de la educación.

    ResponderEliminar
  26. Tumbaíto: La virtud es -vados a decirlo así: generalmente- republicana.

    ResponderEliminar
  27. Croix: Pero para eso es imprescindible estimular las virtudes republicanas y, muy especialmente, fomentar la vocación política. Y esto parece hoy más difícil que nunca.

    ResponderEliminar
  28. Xavier: la proximitat és sovint el caldo de cultiu de la demagògia

    ResponderEliminar
  29. Xavier: La pegunta que fas sobre la possibilitat d'articular de npu e sentiment comunitari, crec que t'interpreto bé si afegeixo que de manera republicana, és la gran pregunta política del nostre temps. Jo continuo pensant que per tots nosaltres la gran resposta ha de ser Europa, però Europa sembla negar-se a ser un ideal, contentat-se amb se runa plaça comercial. En tot cas al meu parer sense sentiment de copertinença no hi ha lloc per a les virtuts republicanes.

    ResponderEliminar
  30. Teresa: Gracias a ti por pasarte por aquí.

    ResponderEliminar
  31. Hoy mi ordenador parece enloquecido, Anda desabrido y a su antojo.

    ResponderEliminar
  32. La clave de la degeneración política està efectivamente en que " se ha ido fraccionando en grupos de intereses ". Nadie habla ya de gobierno de concentración. Dicho de otra manera: No sería de lògica -matemàtica- que estuvieran en el gobierno todos los candidatos elegidos, así estarían representados TODOS los intereses?

    ResponderEliminar
  33. Como he llegado tarde, casi todo lo que se podría comentar, ya ha sido dicho. Repetiría, sin embargo, el primer comentario, el de Jordi y algo más de la reflexión final que me asaltó de nuevo (de hecho lo hace con frecuencia) ante la noticia de la muerte de Rubianes, lo fácil que resulta irse antes de lo previsto, lo fácil que resulta olvidar en el día a día la gratitud, que podamos respirar e incluso ir a pie a pesar del menisco.
    Gracias por todo, D. Gregorio y sí, también, un recuerdo para esa persona a la que apreciaba.

    ResponderEliminar
  34. Lo que no entiendo es la contraposición entre ser un cristiano y ser un killer: ¡anda que no ha habido killers cristianísimos!

    ResponderEliminar
  35. Es curioso, don Gregorio, que las virtudes republicanas tengan tan buena prensa habiendo sido los republicanos tan hijos de puta. Esclavitud, crucificción, y lalalá la la.

    A los republicanos les va como anillo al dedo lo de vagos y maleantes.

    ResponderEliminar
  36. Tumbaíto: Las virtudes republicanas son las virtudes cívicas. "Res publica, res populi", decía Cicerón, aquel gran republicano.

    ResponderEliminar
  37. Vriteri: Hay quien habla ya de la post-política.

    ResponderEliminar
  38. Jesús: No crea usted... los políticos cristianos son una rara avis.

    ResponderEliminar
  39. Para Tumbaito. Hijos de puta, como bondadosos estan en todas las partes, Tumbaito, me sorprende que con su altura intelectual, caiga en este caso con términos categoricos. No pongo en duda que algún HP que dice llamarse republicano, le haya maltratado, hasta el punto de tenerse que expresar en estos términos.

    Don Gregorio. Respecto al trato diferente, entramos, en el dilema si todos tenemos que pagar los mismos impuestos sin tener en cuenta la renta, y hasta donde llega a entenderse la diferencia con discriminación. Cierto la propia biologia nos hace tanto diferentes como únicos, pero bajo el epígrafe de la igualdad en los derechos. Y los Albertos siguen en la calle.

    ResponderEliminar
  40. Don Gregorio,

    Cicerón, aquel gran republicano... ¿Y el proceso a Catilina (o ausencia de)? ¿Sus villas eran resultado de la virtud?

    Los republicanos hodiernos no tienen en sus diminutos sesos el reflejo de la repúblicas reales sino aberraciones como las de Girolamo Savonarola (dizque laicas, of course).

    ResponderEliminar
  41. Pobrecito Tumbaíto dice lo que dicen porque los repulicanos lo maltratan, sorbito de te con miel en mi patio.

    ResponderEliminar
  42. Tumbaíto: Creo que usted malinterpreta el sentido de la "areté" griega o la "virtus" romana (que es así como Ciceró la tradujo). Aún está presente aquel sentido, sin embargo, en las expresiones "virtuoso del balón" o "virtuosismo artístico". Las palabras de Sócrates en su defensa ante el jurado deben ser tomadas al pie de la letra: "Las riquezas y todos los demás bienes (tà álla agathà) del hombre, tanto particulares como públicos, vienen de la virtud" (30b).
    Lo bueno no es para los griegos otra cosa diferente de "lo bueno para algo", es decir, de lo útil.
    Mis capacidad para ser útil a la comunidad es mi virtud republicana.

    ResponderEliminar
  43. ¡Exacto! ¡La virtud es la virtud en la acepción que hace comprensible "es un virtuoso del violín". Ya le dije que a mí me gusta Aquiles.

    Y se puede hablar tanto de virtudes republicanas como de grandes atletas obesos.

    Efectivamente, la república costea la existencia de grandes deportistas (admitamos futbolistas como grandes deportistas). Pero es un bien colateral. Un bien colateral de la morbidad de los asistentes a los estadios.

    Vicios privados, virtudes republicanas.

    ResponderEliminar
  44. Querido Tumbaíto: No se olvide usted de la tortuga, quiero decir, del sumo.
    Con su comentario desprecia una de las virtudes más apreciadas por los griegos, la "phrónesis".

    ResponderEliminar
  45. Y de los catalanes, el seny.

    Me desternillo.

    ResponderEliminar
  46. Estupendo Imaz. Qué bien. Y qué pena que, supongo que por todo eso, haya durado tan poco.

    Un abrazo.
    (Usted también ha estado muy bien...)

    ResponderEliminar
  47. Portorosa: Me da la impresión de que Imaz no se ha ido, sino que ha pasado a la retaguardia, esperando el momento. Alguien me contó que su reciente nombramiento como presidente de Petronor (y el responsable ha sido Brufau, mandamás de La Caixa) tiene, entre otros, el propósito de proporcionarle una atalaya importantísima desde la que dejarse oir permanentemente en el País Vasco.

    ResponderEliminar
  48. Queda clar, aquest tema interessa molt !!
    És radicalment actual ?

    ResponderEliminar
  49. No puedo evitar pensar en la paradoja de que un político dimitido esté tan presente como Imaz. Ha dejado rastro y pienso que es a causa de que representa algunas virtudes republicanas.

    ResponderEliminar

La Isla de Siltolá

 I Finalmente, después de varios intentos fallidos, el mensajero nos ha encontrado en casa y me ha entregado los ejemplares de Una triste bú...