I
Todos intentamos encajar nuestra vida vivida en nuestra vida pensada, pero algunos lo hacen con tanto ahínco que reducen toda su vida vivida a casi nada. Fue el caso del filósofo Derek Parfit, que para no restarle tiempo a su dedicación a la filosofía, pedaleaba desnudo en su bicicleta estática leyendo filosofía; comenzaba a cepillarse los dientes leyendo filosofía y se olvidaba de sus dientes y su cepillo, por lo que se pasaba horas en esta operación; cada día desayunaba lo mismo (mueslis y yogur) y cenaba lo mismo (zanahorias, queso, lechuga y apio) porque hacer de su alimentación una rutina le facilitaba pensar en filosofía mientras se alimentaba; se hacía café directamente con el agua caliente del grifo para no perder tempo calentándola; tomaba una mezcla de vodka y pastillas cada noche para poder dormir... y así dejar de pensar en filosofía.
Conclusión: una vida demasiado examinada, deja de de ser una vida.
II
En los últimos días de su vida la reina Mariana de Austria alimentaba a su hijo, Carlos II, el Hechizado, con cucharaditas de leche y rocío.
Y aquí no se me ocurre ninguna conclusión.
III
Sábado. El sol entra a raudales por mi ventana y es tan agradable bañarse en su luz... La luz como medida del tiempo.