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lunes, 16 de septiembre de 2024

Acabemos con Eros

 I

La naturaleza de Eros, dice Diotima, es ambigua, intermedia. Su espacio es el entrambos. Por un lado, la insatisfacción y por el otro, imágenes de la satisfacción. Comprender el discurso de Diotima es comprender el sentido dramático de El Banquete. La satisfacción que dibuja Diotima recoge solo un aspecto de Eros.

II

Para Sócrates parece claro que el Eros de los poetas (y de Diotima) es el más elevado políticamente, pero eso no significa que lo sea d manera absoluta. 

III

Como la discusión sobre Eros se ha alargado mucho más de lo previsto,  poco antes del alba solo quedan tres despiertos, Sócrates, Agatón (autor de tragedias) y Aristófanes (autor de comedias). Sócrates intenta convencer a los otros dos de que un mismo autor puede escribir tragedias y comedias. Pero a sus contertulios les cuesta seguir la conversación y se quedan dormidos.

IV

Solo Sócrates permanece despierto. Es el único que ha contemplado el final del Banquete. Se levanta y se va. En el Banquete no ha vencido su dialéctica. Solo el sueño ha derrotado a sus contertulios. 

V

El autor capaz de escribir tragedias y comedias es, obviamente, Platón. Y el Banquete es la prueba,

Hoy tampoco hablo de Eros

I

Tengo que hablar del nieto que lleva a misa a su abuelo en silla de ruedas los domingos por la tarde y lo pone en primera fila, para que el cura pueda darle fácilmente la comunión. Probablemente la prueba más clara de que te estás haciendo viejo es la del despertar de una cada vez más fina sensibilidad al trato que reciben los abuelos de sus nietos. Cada edad trae sus inquietudes específicas.

II

No voy a decir nombres, no hace falta. Digamos que había un escritor (que pasa por) moralmente bueno y mal novelista ante un escritor (que pasa por) moralmente perverso y gran novelista. El primero rinde una desvergonzada pleitesía al segundo, hasta que éste, visiblemente incómodo, se levanta y se va. Y entonces el (que pasa por) moralmente bueno cambia de actitud y pasa a considerar al (sin duda) buen escritor ausente como una pifia, una lamentable equivocación crítica, una prueba de la desorientación literaria general del país, alguien del que dejaremos de hablar pronto.

III

Organicé una buena en el tren que me trajo de Lleida a Barcelona. Con mi billete en la mano accedí al vagón que me tocaba y busqué el asiento que me correspondía, pero estaba ocupado. El ocupante -en este caso, la ocupante- me enseñó su billete y se correspondía con mi sitio. Supuse, dada que mi confianza en la RENFE no era precisamente descomunal, que era un error de RENFE y ocupé un asiento libre, pero que quizás estaba asignado a otro viajero. Así que, en cuanto lo vi, fui muy digno a protestar al revisor, que me demostró en medio segundo que me había equivocado de billete. El genuino lo tenía guardado en otro bolsillo y en él tenía adjudicad la plaza en otro vagón.

IV

Me invitan a hablar en un lugar y me proponen un tema que no me gusta mucho, pero pienso que puedo adaptarlo a mi manera de verlo. En la publicidad del acto alguien ha resumido en cuatro líneas lo que -no sé por qué- supone que sería mi parlamento. Esto me molesta mucho y quizás por ello a medida que voy escribiendo mi conferencia me voy radicalizando y cada vez me alejo más del tema propuesto. El resultado final está escrito deliberadamente contra el tema propuesto. Al día siguiente compruebo que los medios de comunicación recogen de mi conferencia el título original y el resumen imaginativo del redactor anónimo del programa. 

sábado, 14 de septiembre de 2024

Tudela

 I

Seguiremos con Eros, pero déjenme que les cuente lo de ayer.

II

El despertador sonó a las 6:30 y me levanté sintiéndome bien. Había pasado una noche tranquila y me sentía perfectamente capaz de enfrentarme al reto que me esperaba. El tren salía a las 9:10, pero yo ya estaba en la estación de Sants a las 8:00. Me extrañó ver tanta gente arremolinada ante la sala de espera y el panel del aviso de  trenes enloquecido, pero nadie tenía noticias claras de lo que ocurría. Poco a poco nos fuimos enterando por los móviles de las noticias de la prensa. Había habido un descarrilamiento de un tren a la salida de cocheras que provocaba retrasos generales e indefinidos. A las 9:30 se nos anunció que para las 12:00 estaría todo arreglado. Pero se iban acumulando retrasos y seguían llegando viajeros perplejos a la estación. A las 12:00 se suprimió el tren que iba a Alicante. Yo inauguraba a las 19:00 en Tudela el Congreso del bienestar y comenzaba a dudar de mis posibilidades de llegar a punto. A las 13:00 la confusión continuaba. A las 14:00 la organización del congreso me sacó un billete para un tren que iba para Madrid. Me dejaría en Zaragoza y de allí me llevarían en coche a Tudela. Es molesto, muy molesto, que haya tantas incidencias en los ferrocarriles españoles, pero es muchísimo más molesto el ninguneo, que nadie te ofrezca informaciones claras, la oficina de información colapsada, la gente desorientada, el cansancio inútil, la sensación de ganado perdido en tránsito.

III

El día lo salvó, con creces, mi encuentro en Tudela con el grandísimo Enrique Vila-Matas. Este hombre es un monumento nacional. Nadie maneja la ironía como él, nadie vive más inmerso en la literatura que él, nadie persigue con más ahincó que él los intersticios de la realidad en busca de luz nueva, nadie explica mejor que él el milagro de la escritura. Me imagino que queda clara mi admiración hacia este escritor que ha hecho de su vida una figura de su obra. Cenar a su lado fue un lujo.

IV
En Tudela fui un pobre feliz. Aquí hice quinto y sexto de bachillerato, en el instituto Benjamín de Tudela, en los años 1971-1973. Ahorraba todo el dinero que podía, prescindiendo hasta de la comida, para comprarme una guitarra. Muchos días todo mi alimento era un donut que iba a comérmelo a la catedral, donde no era probable que me encontrara con nadie conocido. Pero, insisto, aquí fui feliz. Gocé de un enorme bienestar en medio de muchas privaciones. Conocí a gente admirable, devoraba cada semana el semanario Disco-Expres y discutía durante horas con mis amigos de los discos sobre los que había leído todo, pero no me podía comprar. Y era feliz así. Descubría por primera vez el mundo y me lancé a explorarlo con inocencia, pero con voracidad.

jueves, 12 de septiembre de 2024

Una pedanía del infierno

A veces, amigos, me encuentro exiliado de repente en una pedanía del infiero: vértigos, náuseas continuas, frío, incapacidad para soportar un vestigio de luz o cualquier sonido, etc. Solo me queda meterme en la cama, cerrar bien puertas y ventanas, arroparme bien, y esperar. Como pueden imaginar hay poco espacio para Eros en esta situación. Duermo intermitentemente y tengo sueños estrambóticos que me dejan perplejo cuando me despierto por lo poco que sé de mí mismo. Ya estoy mejor, del infierno solo me queda la sensación de un vacío en la cabeza y una cierta desgana general. Pero sé que mañana será otro día y estaré en forma para dar la conferencia inaugural en el el Congreso del Bienestar de Tudela.

martes, 10 de septiembre de 2024

Eros. La insaciable melancolía.

 I

Platón intenta poéticamente que nos dejemos convencer por Diotima. Pero este intento ocultaría la verdad de Eros tras la necesidad de la política. Diotima es el Eros sublimado y, por lo tanto, políticamente pacificado. Es el Eros políticamente emasculado. 

II

La verdad filosófica sobre Eros la ofrecen, con toda crudeza el discurso de un comediante, Aristófanes, y la irrupción súbita de un político, Alcibíades. Ambos ponen los puntos sobre las íes. El primero porque nos explicará los límites de la ley para domesticar a Eros, y el segundo, nos demostrará que Eros no es la conclusión de un silogismo.

III

Según Aristófanes, los hombres somos seres incompletos. Somos fragmentos de algo que al fragmentarse se hace humano. Lo que nos ha fragmentado es la ley (impuesta por Zeus). Por lo tanto, el Eros que pervive en nosotros es la protesta latente de la naturaleza fragmentada contra su fragmentación.

IV

También podría decirse que el Eros humano es una protesta de nuestra naturaleza culturalmente fragmentada contra los arquetipos políticos de la excelencia humana en la medida en que la apropiación de esta excelencia solamente es posible por la renuncia a una parte de nuestra naturaleza original.

V

La sospecha, pues, es que no hay educación capaz de garantizar la victoria definitiva del Eros noble sobre el Eros vil (o popular).

VI

Ser hombre significa, a la vez, ser limitado por la ley y sentir una pulsión poderosa contra todo límite.

VI

El Eros que nos muestra Aristófanes es la fuerza indómita que desea lo inaccesible. La conclusión es que la nuestra es una naturaleza infeliz, enferma. Siempre existirá una desproporción dramática entre el absoluto que pretende el amor y lo fragmentario de todo abrazo amoroso.

VII

No deja de ser llamativo que sea el comediante Aristófanes, el poeta cómico más grande,  el que nos muestre esta insaciable melancolía que es Eros.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Eros, 3

 I

¿No es sorprendente que aquel que dice ser solo sabio en cuestiones amorosas, Sócrates, niegue la divinidad de Eros?

II

El Banquete puede ser visto como los intentos de Eros por presentarse a sí mismo como la parte irracional del alma que busca reconocerse en las imágenes y en los argumentos bellos.

III

Hay en el Banquete más un intento de educar el deseo que de teorizarlo. Su educación puede desplegarse en una doble vía: la política y la filosófica. 

La vía política sigue el modelo de los arquetipos de la excelencia dibujados por la poesía y que han logrado establecer una relación estrecha entre la vergüenza y la mala conducta, por una parte, y entre el honor y la buena conducta, por otra.

La vía filosófica es la de la búsqueda de la verdad desnuda, pero presenta un riesgo al que la sigue: la cicuta.

IV

La mayoría de los participantes en el Banquete afirman que hay más de un Eros. Habría al menos dos (el celeste y el popular, dirá Pausanias). Pero si hay dos, eso significa que ninguno de ellos gobierna por naturaleza al hombre. Para que haya una primacía del Eros celeste o noble sería imprescindible una intervención poética (artística).

domingo, 8 de septiembre de 2024

Eros, 2

 I

Todo lector atento ha comprobado más de una vez que un gran novelista le ofrece más información sobre las cosas humanas que cien tratados de las llamadas ciencias sociales.  ¿Escribió Platón sus diálogos por este motivo? ¿Consideraba que la filosofía era inseparable de la poesía entendida como «poiesis», es decir, como el arte de la creación? En cualquier caso, el lector del Banquete no tarda en hacerse la pregunta de si hay algo esencial del mensaje de Platón que se despliega en la acción de sus personajes.

II

Platón es filósofo y poeta y en sus diálogos muestra el encuentro de la filosofía con el arte de la representación. Sus personajes no solo dicen cosas. También hacen cosas.

III

Si una buena comedia o una buena tragedia congregan a muchos más ciudadanos que la lectura de un texto filosófico, ¿por qué no, entonces, dotar al texto filosófico de elementos poéticos?

IV

Un gobierno democrático ha de ser capaz de conseguir consensos amplios entre una población que, evidentemente, no está compuesta exclusivamente de sabios y para ello con la filosofía no es suficiente. ¿Sería capaz el filósofo de crear un texto que diga algo sustantivo tanto al sabio como al zote?

V

Si tenemos en cuenta el juicio de Sócrates en la democrática Atenas, gozando de todas las garantías procesales de la democracia, ¿no podríamos deducir que en Atenas se produjo un sentimiento de alivio el día que Sócrates bebió la cicuta?

sábado, 7 de septiembre de 2024

Eros, 1

 I

Gran noche la de ayer en torno a El banquete de Platón en la sede de Rosamerón. Lleno absoluto, buen ambiente en un acto que demostró que la cordialidad no está reñida con el rigor. Voy a ver si soy capaz de resumir en unos días algunas de las cuestiones que surgieron al calor del debate. 

II

Comenzaré por el acertado resumen que hace Gómez Dávila del texto platónico: «La dialéctica del amor no es un proceso de ascenso irreversible, sino una serie infinita de retornos». 

III

Malebranche habla de la atención como «la piedad del alma». Creo que los textos platónicos son campos de ejercicio intensivo de esta piedad, que se ejerce en la voluntad de retorno. 

IV

Hay para Platón dos miradas clarividentes sobre la realidad política: la de la filosofía y la de la poesía (entendiendo este término en un sentido amplio, que incluye a la comedia y a la tragedia). Para él la principal alternativa a la filosofía no es la ciencia (que para los griegos formaba parte de la filosofía) sino la poesía. 

V

La religión no es alternativa a la filosofía porque para Platón la filosofía comprendida verdaderamente es la verdadera piedad.

VI

Entre la filosofía y la poesía hay «una vieja querella» (esta expresión se encuentra en La república) que es, en el fondo, una querella sobre su respectiva incidencia en la política. La tragedia, por ejemplo, posee un enorme poder educador de la ciudadanía porque domina el arte de la convicción con más destreza y educa de manera más clara, directa e inmediata que la filosofía. No necesita silogismos para convencer. Le sobra con la imagen, el símbolo, la metáfora... y el mito.

VII

Peitho, la Persuasión, poseía varias imágenes en Atenas y con frecuencia se la mostraba en el cortejo de Afrodita, mientras que Sócrates fue condenado a muerte.

jueves, 5 de septiembre de 2024

Leer

El hombre me ha retenido en el paseo. Ha sacado su móvil y me ha enseñado un vídeo en el que defiendo la importancia de la lectura. Me ha confesado que no sabía leer. No es que desconociera las letras, sino que las frases le presentaban problemas y se ponía nervioso. Y él quería leer La Biblia. ¿Podía ayudarlo yo?

II

Estoy releyendo el Banquete de Platón porque mañana organizamos un banquete filosófico en la sede de la Editorial Rosamerón. Intervendremos Miquel Seguró, Bernat Torras y un servidor. No sé cuántas veces me habré leído esta obra inmortal. Pero precisamente porque han sido muchas, he comenzado esta relectura sabiendo que en más de un aspecto será una lectura nueva. Y así está siendo. Leer o releer un diálogo de Platón es un ejercicio preparatorio para la siguiente relectura.

III

De repente descubro cerca de mi casa una fachada en blanco, recién pintada, que parece apuntar al azul intenso del cielo y me quedas parado en la acera de enfrente hasta que una mujer que empuja un carro de la compra me pide amablemente que la deje pasar. 

IV

En el supermercado esta mañana me ha saludado una mujer de mediana edad a la que he sido incapaz de reconocer. A la tarde, cuando estaba sentado en un banco frente al mar leyendo a Platón, una mujer de una edad similar a la anterior, se ha bajado de la bici, a dicho mi nombre y tampoco la he reconocido. Por lo que me ha dicho fue alumna mía y lee con interés mis artículos en el Ara. Haciendo cálculos, esa mujer que me hablaba con cariño tendría 16 o 17 años cuando fue alumna mía. 

Aproximadamente perfecto

 I

¡Qué rica sabe la amistad! Además, alimenta mucho y no engorda.

II

Escribo lo anterior y me detengo. ¿No engorda? La amistad hispana engorda, y mucho. Nos gusta tanto celebrarla alrededor de una mesa bien surtida, que cuando hay un encuentro sin mesa... sabe a poco.

III

La de veces que escuché ayer: «¿De verdad que no tienes tiempo para una cerveza y un pincho»

IV

Ayer en Zaragoza, todo fueron sorpresas agradables, comenzando por los encuentros esperados y terminando por los no esperados, que te proporcionan alegrías con sabores reconquistados al tiempo. No me cansaré de repetirlo: «Cuando vayas al mercado, no te olvides de volver con un amigo»

V

Esa cara de satisfacción que uno encuentra en la bienvenida del amigo... Nos cruzamos casualmente con ellos un día de nuestro pasado y en aquel cruce, como hemos descubierto más tarde, nos tocó la lotería. Una ciudad no es del todo una ciudad si no hay nadie que se alegre al verte.

VI

¿Quién decía que los amigos son trozos de nuestra alma que tenemos repartidos por el mundo? Sé cómo Benjamin Taylor explicaba su amistad con Philip Roth: «Me hizo sentir que mi mejor yo era mi verdadero yo» Aquí hay también un fenomenal lema pedagógico.

VII

Saul Bellow le escribe a su amigo Allan Bloom: «¿Qué quieres que te diga? Sin ti, fue solo aproximadamente perfecto».

miércoles, 4 de septiembre de 2024

En ocasiones, hasta Homero da una cabezada

 I

Agradabilísima cena en algún lugar de Madrid al que yo sería incapaz de volver. Uno se deja llevar y traer y la cordialidad conduce. Estas cenas de finales de verano cuando aún llevamos viva la memoria del sol de vacaciones en la piel y ya estamos adentrándonos en la cotidianeidad laboral, tienen algo de reivindicación del tiempo que huye, como si intentásemos echarle el freno y acomodar su paso al nuestro.

II

En los ratos que tengo libres estoy leyendo El perfecto pescador de caña, de Izaak Walton. Tengo la sensación de que este es un libro para leerlo en su idioma original. En español es fácil intuir el ritmo del texto original, la cadencia, el juego con el tiempo de la prosa para intentar cazar con su red el otro tiempo, el dela vida que huye... pero este ritmo original se intuye, no se disfruta. El libro lleva un prólogo de Unamuno un poco decepcionante, pero ya se sabe que «quandoque bonus dormitat Homerus», es decir, «en ocasiones duerme el gran Homero». Y si en ocasiones hasta Homero duerme, Unamuno está más que redimido. 

III

Con bastante frecuencia me despierto por las noches a horas intempestivas con la respuesta a un problema que no he sabido resolver durante la vigilia. Así que cuando me despierto sin ninguna respuesta, sin nada que me urja a levantarme y a recogerla en un papel, me encuentro desvelado sin motivo y es entonces cuando, con la mente en blanco, sintiendo el paso vacío del tiempo, más me cuesta volver a dormirme.

martes, 3 de septiembre de 2024

Elogio de la penumbra

 I

Ando por Madrid, con trabajo, sí, pero lo he planificado de tal manera que me deje tiempo para andar. Esta mañana he dado una larga charla en un colegio defendiendo que la lectoescritura es, sin duda, la principal competencia del futuro. Aunque mi hotel está lejos del colegio, he ido y he vuelto andando. Una ciudad solo se conoce pateándola. Esto es lo que te permite descubrir los infinitos detalles de las cosas y de la gente. Cada barrio es un mundo y hasta los mendigos son diferentes.

II

Al entrar en el barrio del Pilar me he cruzado con una madre y su hijo. Ella, unos 30 años; el niño, unos 5 o 6. Por el acento he pensado que podrían ser venezolanos. Iban de la mano y la madre le enseñaba al niño a contar del 30 al 40. He ralentizado el paso para poder empaparme de la escena. El niño ponía un vivísimo interés por aprenderse los números y yo no podía menos de preguntarme de dónde nacía ese interés. 

III

El interés es un fenómeno enormemente complejo que la pedagogía del interés ha simplificado para intentar sustituir con el interés una venerable potencia del alma, la voluntad.

IV

Esa madre no creo que supiera nada de pedagogía, pero ella y el niño parecían envueltos en una burbuja afectiva que los aislaba del mundo. No parecía haber para ellos nada más importante que los números. El niño confiaba en la mujer, la mujer en el niño y ambos en la importancia de saber contar. Por eso el aprendizaje era difícil y alegre.  Aquí no había matemáticas psicoafectivas, sino un afecto mutuo al servicio del saber relevante.

V

Ayer vine en el AVE a Madrid. A mi lado, al otro lado del pasillo, una pareja de recién casados hacían todo lo posible por demostrarnos a todo el vagón cuánto se querían. ¿Y yo que creo que así como el vino, para disfrutarlo, ha de servirse a su adecuada temperatura, el amor sabe más sabroso en la penumbra?

VI

Hoy sale publicada una magnífica entrevista que me hizo Fran Echeve para El Español. ¡Gracias, Señor, por los buenos periodistas!  Mañana toca, por la tarde, presentación de Prohibido repetir en Zaragoza y, por la mañana, entrevista con Radio Aragón y con  Noticias 4. Y esta noche, cena pedagógica.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Sant Feliu de Pallerols

 I

Encuentro cierto simbolismo en el hecho de que una princesa noruega se haya casado con un chamán. Ella afirma que posee una singular clarividencia que le permite relacionarse con los ángeles. Él se considera un chamán «de sexta generación, muy espiritual» que en una de sus vidas anteriores fue faraón. Debe tener un historial de mucho cuidado en sus metempsícosis, ya que su boda con la aristócrata noruega es la segunda. Ya estuvo casado con ella en otra existencia.  Ya ven, en esto han quedado las princesas de los cuentos en Europa.

II

Me pidió Jorge Soley un artículo para El Debate y apareció ayer con el título de El triunfo de la mojigatocracia (expresión que tomo de don Ramón de Campoamor. La mojigatocracia es la beatería que considera que los conflictos entre los negros y los policías norteamericanos son fáciles de resolver, bastaría con que los segundos simplemente se imaginaran qué significa ser negro; los problemas de la emigración en Europa se desvanecerían inmediatamente si los europeos nos pudiéramos en la piel de un emigrante. El conflicto enquistado entre judíos y palestinos se podría acabar hoy mismo si ambos contendientes se comportasen como buenos cristianos.

III

Ayer apareció también en el ARA mi segundo artículo en defensa del talento. The Economist viene insistiendo en algo obvio: que si el talento es valioso es porque es escaso y esta es la razón de una creciente competencia internacional por los mejores y más brillantes emigrantes. Incluso habla abiertamente de «global battle for talent». Es una de las características del actual capitalismo cognitivo.

IV

Pero lo mejor del fin de semana fue una excursión, con mi mujer y mi hija, a Sant Feliu de Pallerols, a cambiar de aires y, de paso, visitar el magnífico Museo episcopal de Vic. Nos hemos comprometido a hacer excursiones así al menos cada dos meses.



Este pueblo se encuentra en la que probablemente sea la comarca más hermosa de Cataluña, la Garrocha, en la provincia de Gerona. El tiempo nos acompañó, a pesar de que amenazaba lluvia. No pretendíamos hacer nada excepcional, ni subir a los volcanes, ni hacer montañismo. Nuestra pretensión era caminar por el pueblo y comer al aire libre en un restaurante de la plaza. No hay nada más placentero que estas cosas tan sencillas... cuando salen redondas.

Acabemos con Eros

 I La naturaleza de Eros, dice Diotima, es ambigua, intermedia. Su espacio es el entrambos. Por un lado, la insatisfacción y por el otro, im...